Maratha escribió:Poliamor: cuando el amor no es cosa de dos
El psicólogo y consultor Yves-Alexandre Thalmann describe en su nuevo libro las virtudes de relacionarse con varias personas a la vez, algo “natural” en el ser humano. Para el especialista, la monogamia está en decadencia y ha llegado el momento del poliamor, conducta basada en el respeto mutuo, en la libertad de sus miembros y en la comunicación franca.
La pareja no tiene un lazo natural sino cultural con el amor; es producto de los sistemas de valores y reglas de la sociedad”, afirma el licenciado en Psicología Yves-Alexandre Thalmann en su libro Las virtudes del poliamor, una de las novedades de la editorial Plataforma Actual.
El consultor de relaciones humanas, autor de 10 libros, asegura que la monogamia está en “decadencia” y que es el momento del poliamor, “la posibilidad de amar a varias personas a la vez, sin celos ni posesión (o cuando menos trabajar para reducirlos)”. Una vía puesta a la práctica por el propio autor, que le permitió experimentar una “desconcertante sensación de libertad”. Concepto nacido en California en los años 60, hoy día existen poliamorosos en todo el mundo, incluso en España, donde la página web reúne a más de 430 personas y ofrece, además, artículos, películas y amplia bibliografía referente al tema.
Thalmann plasma en su libro datos de divorcios, estudios sobre infidelidad y familias recompuestas para apoyar su hipótesis del deterioro de la unión monógama. “En cualquier otra área, un modelo semejante habría sido abandonado hace mucho tiempo por otro más eficaz”, subraya.
Contra la exclusividad
El experto resalta que no cuestiona el matrimonio sino “su anclaje en el amor exclusivo”, pues “amar a una sola persona y serle fiel toda la vida es más una utopía que una realidad”. Y se pregunta: “¿Cuáles son los factores que alimentan el sueño del amor eterno con la misma persona?”.
Según el autor hay causas biológicas. La ciencia ha demostrado que un “cerebro enamorado” libera endorfinas, las hormonas del placer, ante la presencia del ser amado; además, las teorías de la evolución sostienen que “la supervivencia está ligada a la reproducción de la especie”, “encontrar un compañero, practicar el coito y reproducirse”.
En ese sentido, “la exclusividad del sentimiento amoroso es un ardid de la evolución para aumentar las posibilidades de supervivencia de los humanos”, ya que, según Thalmann, tal conducta “no está programada para durar más allá de los tres años”, el “tiempo que necesita la mujer para recuperar la autonomía y para que el pequeño se haya desarrollado lo suficiente”.
También la monogamia se apoya en la cultura; “somos fieles porque hemos aprendido a serlo”, la “mayor parte de los modelos nos reproducen esa idea”, como en el cine o en la literatura. Así, “estamos condicionados para pensar que es la única forma de vivir nuestros amores”. Ese ideal mantenido a ultranza flaquea, remarca el especialista, como evidencia la violencia conyugal, el que la mayoría de los clientes de prostitutas sean “hombres casados” o con noviazgos largos, o la aparición del adulterio, que “sólo se da en una sociedad que proscribe los amores plurales” y “esconde las atracciones paralelas”, “obligando a vivirlas con preocupación”. “El adulterio es el reverso de la moneda de la exclusividad amorosa”.
Distinto a la poligamia
El especialista en desarrollo personal aclara que “no se trata de abolir el matrimonio monógamo, pues ciertas personas se encuentran bien en él” sino que “aquellos que lo deseen sean autorizados a vivir públicamente sus amores plurales”.
El poliamor se diferencia de la poligamia en que esta última “está establecida como sistema social en el que no todos tienen los mismos derechos pues se favorece a un género, mayoritariamente al hombre”. Se distingue a su vez del libertinaje, que busca “ampliar la vida sexual al incorporar otras personas, sin que exista ningún tipo de relación sentimental con ellas”.
Entre los valores del poliamor se encuentran el “respeto”, la “humildad” (“tener conciencia de que no se es todo para otra persona”), “comunicación franca” y “no posesividad”. Y, sobre todo, libertad, ya sea sexual o respecto a uno mismo (“de mostrarse tal como uno es, sin disfraz, sin tener que interpretar un papel”, sin “renunciar a los sueños personales”). Thalmann lo tiene claro: “Si el amor es una enfermedad, el poliamor es su remedio”.
Infidelidad, para monógamos
El licenciado en Psicología y autor del libro, Yves-Alexandre Thalmann describe las objeciones más comunes que recaen sobre el poliamor. Según el psicólogo, los que afirman que favorece la superficialidad y la inestabilidad, piensan que “el amor verdadero debe ser total y no se puede fraccionar”, máxima que no se sigue, según el autor, con el amor hacia los hijos o hacia los amigos. “El amor no pierde nada si se irradia a varias parejas”, dice; es más, “gana en madurez”. En tanto, defiende que “estar abierto al amor no significa ser un inconsciente”, afirma, y pregunta: “El marido violento o ausente, ¿respeta sus compromisos, aunque esté ligado a una sola mujer?”. Añade que “la infidelidad es un concepto reservado al amor monógamo”, ya que un poliamoroso prima la “sinceridad”. El poliamor reivindica la “igualdad de sexos y derechos”, y lo ejemplifica con que el movimiento feminista lo apoya y comenta que “el poliamoroso se esfuerza a combatir su tendencia a la posesividad, considera que un ser humano no puede pertenecer a otro”; “el amor que aporta y los favores que recibe no lo consideran un deber sino más bien un regalo”. “El amor, la buena calidad de las relaciones y el sentimiento de seguridad constituyen el terreno ideal para el desarrollo de los niños”. “Si se garantiza la seguridad afectiva del pequeño y se cubren sus necesidades”, agrega, “el modo de vida de los padres tiene poca importancia”.
Hay tema muy interesante, encontre esto se los dejo para complementar lo escrito por Mel y que nos aclare situaciones que pasan en esto del poliamor