“Si no eres capaz de amarme como merezco, mejor vete, ya habrá quien sea capaz de disfrutar lo que soy”
Walter Riso
Cuando conocí a Walter Riso tenía 17 años. Recuerdo que estaba pasando por una etapa amorosa complicada y cayó en mis manos el libro “los límites del amor”, el cual me ayudó abrir los ojos en muchos aspectos de mi vida personal y darme cuenta de la infinidad de errores que estaba cometiendo, tanto con mi pareja del momento como conmigo misma.
Había absorbido totalmente las ideas hiperrománticas que nos venden y aprendí que en la mayoría de los casos esto provocaba más sufrimiento que otra cosa.
Walter Riso además de escritor, es psicólogo cínico. Especialista en psicología cognitiva, divulgador y formador de terapeutas.
Tras la lectura de “los límites del amor”, me aficioné a seguir sus obras – unos veinte libros publicados- y a día de hoy es uno de los autores que más me ha influido. En este artículo intentaré condensar algunas de las enseñanzas que, a título personal y profesional, más me han aportado, aunque os animo a seguir indagando en sus reflexiones.
Liberarse del apego
Riso nos enseña que el apego es una vinculación obsesiva hacia alguien o algo. Cuando nos apegamos, tenemos la tendencia a creer que esa persona u objeto nos hará totalmente felices, nos dará seguridad y además es lo que aportará sentido a nuestra vida.
En realidad esta es una idea falsa, producto del hiperromanticismo, que puede llevar a la persona a sufrir de celos patológicos, dependencia emocional, falta de identidad…
Hay varias maneras de saber si estamos apegados a alguien o algo:
-Saber ver si tu deseo es o no insaciable: si no te sacias nunca y necesitas más, estás sufriendo de apego.
–Si has perdido el autocontrol: si ya no eres dueño de tu propia conducta, sino que eres un esclavo de ese apego.
-Si el estar sin ese objeto de deseo te provoca un malestar intenso.
–Si persistes apegado a ese algo, a sabiendas de que es dañino para ti.
Diferenciar el ser del tener
Una de las claves del crecimiento personal es saber valorarnos por lo que somos, por nuestros valores, nuestros principios, nuestra esencia, y no por lo que tenemos.
Cuando nos valoramos según lo que poseemos ponemos la felicidad en el exterior, por lo que siempre seremos dependientes. Hay que ser conscientes de que somos más de lo que tenemos y tenemos valor por quienes somos.
Diferenciar el Yo ideal del Yo real
Nuestra inseguridad nace siempre de la distancia entre el yo real y el yo ideal. El yo real es lo que soy, mientras que el yo ideal es quien queremos llegar a ser.
El problema es que muchas veces ese yo real está distorsionado y tendemos a latigarnos, fijándonos solo en nuestros defectos sin ser capaces de percibir nuestras virtudes. Por otro lado, también tendemos a crearnos metas irrealistas y demasiado exigentes, por lo que la distancia entre el yo real y el ideal se hace demasiado larga.
Pareja
No confundir amor con obsesión
El “solo pienso en ti”, “todo me huele a ti” o “no puedo vivir sin ti” denotan obsesión y no amor, y cuando hay obsesión el amor deja de funcionar.
Se hace necesario que los amantes comprendan que han de disfrutar con el otro, entusiasmarse con él, pero sin depender de él y desde luego, sin llegar a perder nuestra propia identidad. Somos individuos que hemos decidido anudarnos con otra persona y que mañana nos podemos desanudar.
Ser semejantes para triunfar en el amor
El dicho de “los polos opuestos se atraen” tiene más de mito que de verdad. Lo cierto es que la semejanza entre los miembros de la pareja es esencial para que la relación funcione. Se trata, claro está, de una semejanza en lo básico, la forma de pensar, los valores, las convicciones y la esencia y no en cosas superficiales como pueden ser los gustos personales o las aficiones.
Enamorarnos primero de nosotros mismos
La sociedad nos enseña que hay que sacrificarse y cuidar de los demás antes que de nosotros mismos y Riso nos inculca que realmente somos nosotros el punto de referencia.
Debemos aprender a tener amor propio y para ello hacen falta las cuatro patas de la mesa: un buen autoconcepto, sin autolatigarnos, castigarnos en exceso o imponernos metas inalcanzables; una autoimagen positiva, conforme a tus propios criterios y no conforme a lo que la sociedad impone; proporcionarse refuerzos por los logros y éxitos y una buena dosis de autoconfianza.
Pareja
Hacerse amigo de la soledad afectiva
Nos han querido vender que estar solo es como estar incompleto y hemos llegado incluso a sentir lástima cuando hemos visto a personas ir sola al cine o tomando un café. Pero la soledad no es mala, la soledad nos permite estar con nosotros mismos, tener nuevas ideas, tener libertad absoluta…
La soledad, en realidad, solo te puede doler cuando tú piensas que tu realización personal depende de tener a una pareja a tu lado y esto no es más que una falsa idea, perpetuada por la sociedad. Por lo tanto, es bueno pasar por momentos en los que nosotros seamos nuestra única compañía, aunque tengamos pareja, practicarla y hacerse amigo de ella, sin miedos.
Walter Riso
Cuando conocí a Walter Riso tenía 17 años. Recuerdo que estaba pasando por una etapa amorosa complicada y cayó en mis manos el libro “los límites del amor”, el cual me ayudó abrir los ojos en muchos aspectos de mi vida personal y darme cuenta de la infinidad de errores que estaba cometiendo, tanto con mi pareja del momento como conmigo misma.
Había absorbido totalmente las ideas hiperrománticas que nos venden y aprendí que en la mayoría de los casos esto provocaba más sufrimiento que otra cosa.
Walter Riso además de escritor, es psicólogo cínico. Especialista en psicología cognitiva, divulgador y formador de terapeutas.
Tras la lectura de “los límites del amor”, me aficioné a seguir sus obras – unos veinte libros publicados- y a día de hoy es uno de los autores que más me ha influido. En este artículo intentaré condensar algunas de las enseñanzas que, a título personal y profesional, más me han aportado, aunque os animo a seguir indagando en sus reflexiones.
Liberarse del apego
Riso nos enseña que el apego es una vinculación obsesiva hacia alguien o algo. Cuando nos apegamos, tenemos la tendencia a creer que esa persona u objeto nos hará totalmente felices, nos dará seguridad y además es lo que aportará sentido a nuestra vida.
En realidad esta es una idea falsa, producto del hiperromanticismo, que puede llevar a la persona a sufrir de celos patológicos, dependencia emocional, falta de identidad…
Hay varias maneras de saber si estamos apegados a alguien o algo:
-Saber ver si tu deseo es o no insaciable: si no te sacias nunca y necesitas más, estás sufriendo de apego.
–Si has perdido el autocontrol: si ya no eres dueño de tu propia conducta, sino que eres un esclavo de ese apego.
-Si el estar sin ese objeto de deseo te provoca un malestar intenso.
–Si persistes apegado a ese algo, a sabiendas de que es dañino para ti.
Diferenciar el ser del tener
Una de las claves del crecimiento personal es saber valorarnos por lo que somos, por nuestros valores, nuestros principios, nuestra esencia, y no por lo que tenemos.
Cuando nos valoramos según lo que poseemos ponemos la felicidad en el exterior, por lo que siempre seremos dependientes. Hay que ser conscientes de que somos más de lo que tenemos y tenemos valor por quienes somos.
Diferenciar el Yo ideal del Yo real
Nuestra inseguridad nace siempre de la distancia entre el yo real y el yo ideal. El yo real es lo que soy, mientras que el yo ideal es quien queremos llegar a ser.
El problema es que muchas veces ese yo real está distorsionado y tendemos a latigarnos, fijándonos solo en nuestros defectos sin ser capaces de percibir nuestras virtudes. Por otro lado, también tendemos a crearnos metas irrealistas y demasiado exigentes, por lo que la distancia entre el yo real y el ideal se hace demasiado larga.
Pareja
No confundir amor con obsesión
El “solo pienso en ti”, “todo me huele a ti” o “no puedo vivir sin ti” denotan obsesión y no amor, y cuando hay obsesión el amor deja de funcionar.
Se hace necesario que los amantes comprendan que han de disfrutar con el otro, entusiasmarse con él, pero sin depender de él y desde luego, sin llegar a perder nuestra propia identidad. Somos individuos que hemos decidido anudarnos con otra persona y que mañana nos podemos desanudar.
Ser semejantes para triunfar en el amor
El dicho de “los polos opuestos se atraen” tiene más de mito que de verdad. Lo cierto es que la semejanza entre los miembros de la pareja es esencial para que la relación funcione. Se trata, claro está, de una semejanza en lo básico, la forma de pensar, los valores, las convicciones y la esencia y no en cosas superficiales como pueden ser los gustos personales o las aficiones.
Enamorarnos primero de nosotros mismos
La sociedad nos enseña que hay que sacrificarse y cuidar de los demás antes que de nosotros mismos y Riso nos inculca que realmente somos nosotros el punto de referencia.
Debemos aprender a tener amor propio y para ello hacen falta las cuatro patas de la mesa: un buen autoconcepto, sin autolatigarnos, castigarnos en exceso o imponernos metas inalcanzables; una autoimagen positiva, conforme a tus propios criterios y no conforme a lo que la sociedad impone; proporcionarse refuerzos por los logros y éxitos y una buena dosis de autoconfianza.
Pareja
Hacerse amigo de la soledad afectiva
Nos han querido vender que estar solo es como estar incompleto y hemos llegado incluso a sentir lástima cuando hemos visto a personas ir sola al cine o tomando un café. Pero la soledad no es mala, la soledad nos permite estar con nosotros mismos, tener nuevas ideas, tener libertad absoluta…
La soledad, en realidad, solo te puede doler cuando tú piensas que tu realización personal depende de tener a una pareja a tu lado y esto no es más que una falsa idea, perpetuada por la sociedad. Por lo tanto, es bueno pasar por momentos en los que nosotros seamos nuestra única compañía, aunque tengamos pareja, practicarla y hacerse amigo de ella, sin miedos.