El resentimiento es un sentimiento difícil de superar que produce un profundo daño en la persona que lo alberga en su interior. Es importante esforzarse para evitar o limitar este sentimiento en nosotros. Veamos a continuación cuáles son los sentimientos más comunes de la persona resentida y qué podemos hacer para superarlo.
La persona no logra olvidar la ofensa que sufrió. El resentimiento es un dolor moral que se produce como consecuencia de una ofensa. La persona que lo sufre no logra olvidar esa ofensa, de manera que lo vuelve a sentir una y otra vez (re-siente). Este sentimiento va acompañado de rencor y hostilidad hacia quienes causaron el daño.
La ofensa puede producirse de diversas formas: bien como un hecho que alguien realiza contra uno (un descrédito personal, un desprestigio profesional, una agresión o una calumnia), o bien en forma de omisión, que es una ofensa más sutil pero también muy dañina (como no recibir la invitación que esperaba, la falta de reconocimiento por un trabajo bien hecho o cuando alguien no recibe muestras de amistad por un determinado grupo de personas o un amigo).
Cuando ese sentimiento se ha instalado en alguien firmemente, le amarga la vida y hace que se la amargue a los demás. Se convierte en una persona rencorosa y desagradable, incapaz de ver lo bueno de las cosas y con una gran fijación hacia las personas contra quienes guarda resentimiento.
¿Cómo podemos superarlo?
Lo primero que tenemos que hacer para liberarnos de este sentimiento es entender la naturaleza de la ofensa: de quién procede, qué consecuencias puede tener en nosotros, por qué lo hizo y si había intención de ofender.
Así podremos analizar con objetividad lo ocurrido. Muchas veces exageramos lo sucedido o imaginamos actitudes y hechos que no corresponden con lo que en un principio pudimos pensar.
Debemos aprender a superar el sufrimiento y las ofensas mirando hacia el futuro. No podemos quedarnos atrapados en el pasado, recordando continuamente a aquellos que tanto sufrimiento nos causaron o aquellas circunstancias o hechos que nos produjeron tanto dolor.
Hay que pasar página y mirar de forma positiva hacia el futuro. El perdón nos libera de la pesada carga en la que se puede convertir el resentimiento. Aceptar lo que pasó, aunque no estemos de acuerdo con lo que sucedió, y dejar de lado los pensamientos negativos que nos causaron dolor es la mejor solución para superarlo.
Este sentimiento se puede superar por la voluntad y la inteligencia de la persona que lo sufre. Para ello, es necesario un carácter firme y un dominio de las emociones, de tal forma que no permitamos que arraigue en nuestro interior.
Debemos realizar un esfuerzo para conducir este sentimiento hacia pensamientos más positivos. También hay que buscar razones para evitarlo, tales como que la persona resentida es una persona amargada y obsesionada, que puede estar padeciendo por un acontecimiento u ofensa que el otro ya ni recuerda; que el resentimiento es un veneno que destruye por dentro y que rara vez sacia la sed de venganza o que al final se convierten en personas encerradas en sí mismas, cuyo única meta es la venganza.
Para superarlo, es muy importante admitir que existe en nosotros y, una vez reconocido, debemos tener el firme propósito de liberarnos de él.
Con cariño,
Mel.