15. “Mi amor y comprensión lo curarán”
Cuando no convertimos en redentores, consejeros o psicólogos de la persona
amada, distorsionamos la esencia del amor. He conocido gente (sobretodo
mujeres) cuyo objetivo afectivo es redimir al pecador o curar al enfermo. Por
desgracia, y sin pecar de pesimista, la experiencia ha demostrado que el
supuesto poder de curación del amor de pareja deja bastante que desear. Por
el contrario, el amor mal dosificado (a veces llamado incondicional) puede
producir ganancias secundarias y reforzar el comportamiento que,
precisamente, se pretende cambiar. Por ejemplo, querer curar a una persona
infiel crónica dándole amor a granel y siendo tolerante con sus engaños, es una
inocentada con rasgos de complicidad. De manera similar, pretender que un
alcohólico controle su adicción exclusivamente mediante afecto indiscriminado,
es casi imposible. Los que están en Alcohólicos Anónimos saben mejor que
nadie que el amor por sí solo no es suficiente para modificar una conducta
adictiva.
Algunas personas con vocación de mártires deciden “adoptar” a la pareja y
echarse al hombro la reparación de todos sus males. Sin más armas que un
amor brioso y desbordante de optimismo, emprenden la rehabilitación del ser
amado: “Mi amor lo hará cambiar”, “Cuando se sienta amado, se dará cuenta
de sus errores” o “El amor todo lo puede” (algo así como el Club de “Sanadores
Afectivos”).
Aunque los románticos entren en crisis y el idealismo amoroso se vuelva
añicos, el realismo afectivo es imprescindible para poder desapegarse. Nadie
niega que el amor sea el principal motor de la relación de pareja; lo que estoy
afirmando es que de ninguna manera es suficiente per se para que una
relación prospere. El sentimiento afectivo en estado puro no alcanza a colmar
las expectativas de una buena convivencia y tampoco basta para que la
persona amada se cure o recapacite. El amor no es tan poderoso.
No resignarse a la pérdida (3):
Alejarse, pero no del todo
En los dilemas afectivos, las personas apegadas no quieren perder ningún
beneficio. No importa qué tan enfermiza sea la relación, lo fundamental es
conservar a la persona amada, así sea de a pedazos. El miedo a quedarse sin
afecto los lleva a establecer metas incompletas, postergaciones amañadas y
remedios insuficientes.