El darse cuenta de una infidelidad es uno de los eventos más devastadores que puede vivir una persona. A pesar de que, en nuestro país, el 77% de los hombres confiesan haber sido infieles en alguna ocasión, en general es un golpe que no esperamos, no a nosotras. Pero cuando ocurre, la esperanza de vida de la relación se ve seriamente reducida. En Nicaragua, tanto como el 52% de las parejas terminan su relación por ésta razón. Pero, ¿qué pasa con el resto? ¿Cómo sobreviven una infidelidad?
Antes de iniciar cualquier proceso, de reconstrucción o de separación, lo más importante es cuestionarte si vale la pena y es posible trabajar en pro de reconstruir la relación. Al hacer un balance completo y justo de la relación, es necesario preguntarte si estas preparada para terminar una relación que, en general fue buena, basada en un evento puntual o si, por el contrario, estas dispuesta a luchar por una relación que tiene mucho de estar mal.
La siguiente interrogante es si sos capaz o no, de perdonar, de seguir adelante sin reproches ni venganzas. Cada persona tiene sus límites personales y es elemental conocerlos, aceptarlos y ser fiel a vos misma.
En caso de querer continuar con la relación, el proceso de enmendar la relación requerirá el compromiso y la decisión de ambos. La infidelidad debe superarse como pareja y será un camino que tomará tiempo y esfuerzo por parte de los dos.
La infidelidad suele ser el indicador de problemas más graves en la relación. A veces éstos problemas son obvios, otras veces no tanto. Es importante descubrir el porqué de la infidelidad, para poder evitar que se repita. ¿Qué nos pasó? ¿Una huida? ¿Una sustitución? ¿Un castigo o venganza? ¿Una muestra de soledad o desamor? ¿Un síntoma de aburrimiento? Este nivel de introspección es, muchas veces difícil de alcanzar. Si queremos encontrar las verdaderas causas del problema, podría ser necesario buscar ayuda profesional.
También es primordial plantearse un “acuerdo post matrimonial”, es decir, un acuerdo donde se detallen los requisitos necesarios para restablecer la confianza de la persona afectada. Éste puede plantearse siguiendo las siguientes recomendaciones:
En positivo, es decir, no enfocarse en lo que no se quiere, sino en lo que sí quiere. Estamos demasiado acostumbradas a encontrar las frases con un no, “NO salgas” en vez de plantear “quiero que estés antes de las 7pm en casa para pasar tiempo de calidad conmigo”.
En concreto, o sea, que sean cosas que Ud. pueda ver, para poder medir objetivamente los avances que se hagan en el largo camino de sanar la relación. En vez de decir, “quiero que seas cariñoso”, podés plantearlo como “quiero que me llames una vez al día para preguntar cómo estoy”
En posible, me refiero a pedir cambios que estén dentro de las posibilidades de su pareja, no peticiones que sean tan extrañas a lo que es él como persona, que va a terminar fallando. Es común la tendencia por parte de la persona infiel el sobrevaluar lo que en realidad puede o está dispuesto a hacer a mediano plazo por la relación y no se siente con el valor ni con el derecho de negociar. Depende entonces de la parte afectada, tomar la precaución de no sabotear el proceso antes de empezar. Si nunca ha sido afectivo, no esperés que mágicamente se convierta en un esposo empalagoso, en vez de eso, podés pedir “dos muestras de afecto al día, un beso o un abrazo amoroso”
Por otra parte, sino estás dispuesta o no podés perdonarlo por cualquier razón, aceptalo e inicia el camino hacia la separación. Lo peor que podés hacer es quedarse para vengarte y castigarlo.
No es un proceso fácil. Muchas veces es tanto el resentimiento que cuesta comunicarse tranquilamente sin caer en discusiones que hacen más grande el problema. Muchas veces se necesita ayuda profesional, una perspectiva neutral de la situación.
Psicologa Ana Salgado Tello