Chicas...estas son algunas de las reglas de juego que tienen las parejas para tapar la infidelidad...abran bien los ojos.
Usar un chip de celular para la nena/e y otro para los demás. Ahora es más sencillo comprar un chip con un número de teléfono que sólo conozca tu querida/o y que fácilmente puedes retirar de tu celular para que no te lleguen sus llamadas cuando estás con tu esposa/o. Cuando estés en tu trabajo o fuera de casa lo vuelves a poner y ahora sí puedes recibir llamadas sin temor a ser descubierto.
Domicilio de la tarjeta de crédito. La tarjeta que uses para el motelito, los regalos y los restaurantes debe tener una dirección de envío de estado de cuenta a la que no tenga acceso tu cónyuge, por ejemplo, en el trabajo o un apartado postal privado. Es muy difícil explicar un cargo de una florería a tu esposa/o si ella/el no ha recibido flores o canastas de vino y la excusa de “le presté a tarjeta a un amigo/a” ya no funciona.
Usar nombres cariñosos nada más. Tanto para la querida/o como para la esposa/o, usa apodos como “nena/e”, “amorcito”, y en el acto no mencionar nunca nombres, ¿cómo crees que terminarías si le llamas con el nombre de otra/o?
No frecuentar lugares ni conocidos comunes. No te dejes ver por amistades, meseros, bartenders y otros que podrían verte con la otra persona. Uno nunca sabe de un arranque de locura que ellos tengan o si se quieran vengar de una mala propina platicándole a tu pareja sobre la otra persona con la que llegas.
Importante, no dejar ningún tipo de evidencia nunca. Las fotos íntimas son gran diversión pero evítalas a toda costa. Ese tipo de evidencia te causará incluso problemas legales, ¡no te tomes fotos!
Cuidado con sobreprotegerte. Eso de llegar a casa con el cabello recién bañadito después de “una junta que se alargó” puede despertar sospechas. Así que mantén al mínimo esos arreglos “para que no se de cuenta”, actúa naturalmente.
Alega respeto a la privacidad. Cuando tu querida/o (si no sabe que ya tienes pareja) quiera conocer más de tí o que se le ocurra querer ir a verte a tu casa, siempre dile que mejor tú vas por ella. Si te exige conocer a tu mamá alega que eres una persona muy reservada y que tienes mucho respeto a la privacidad.
Es una relación. Por más que tú y tu querida/o hayan llegado a los acuerdos que hayan llegado y que conozca tu situación de casado/a, siempre debes respetarla y tomar en cuenta que es una relación amorosa como cualquier otra que has tenido. Nunca querrás hacerle enojar, y los celos de una querida/o son peores.
Usar un chip de celular para la nena/e y otro para los demás. Ahora es más sencillo comprar un chip con un número de teléfono que sólo conozca tu querida/o y que fácilmente puedes retirar de tu celular para que no te lleguen sus llamadas cuando estás con tu esposa/o. Cuando estés en tu trabajo o fuera de casa lo vuelves a poner y ahora sí puedes recibir llamadas sin temor a ser descubierto.
Domicilio de la tarjeta de crédito. La tarjeta que uses para el motelito, los regalos y los restaurantes debe tener una dirección de envío de estado de cuenta a la que no tenga acceso tu cónyuge, por ejemplo, en el trabajo o un apartado postal privado. Es muy difícil explicar un cargo de una florería a tu esposa/o si ella/el no ha recibido flores o canastas de vino y la excusa de “le presté a tarjeta a un amigo/a” ya no funciona.
Usar nombres cariñosos nada más. Tanto para la querida/o como para la esposa/o, usa apodos como “nena/e”, “amorcito”, y en el acto no mencionar nunca nombres, ¿cómo crees que terminarías si le llamas con el nombre de otra/o?
No frecuentar lugares ni conocidos comunes. No te dejes ver por amistades, meseros, bartenders y otros que podrían verte con la otra persona. Uno nunca sabe de un arranque de locura que ellos tengan o si se quieran vengar de una mala propina platicándole a tu pareja sobre la otra persona con la que llegas.
Importante, no dejar ningún tipo de evidencia nunca. Las fotos íntimas son gran diversión pero evítalas a toda costa. Ese tipo de evidencia te causará incluso problemas legales, ¡no te tomes fotos!
Cuidado con sobreprotegerte. Eso de llegar a casa con el cabello recién bañadito después de “una junta que se alargó” puede despertar sospechas. Así que mantén al mínimo esos arreglos “para que no se de cuenta”, actúa naturalmente.
Alega respeto a la privacidad. Cuando tu querida/o (si no sabe que ya tienes pareja) quiera conocer más de tí o que se le ocurra querer ir a verte a tu casa, siempre dile que mejor tú vas por ella. Si te exige conocer a tu mamá alega que eres una persona muy reservada y que tienes mucho respeto a la privacidad.
Es una relación. Por más que tú y tu querida/o hayan llegado a los acuerdos que hayan llegado y que conozca tu situación de casado/a, siempre debes respetarla y tomar en cuenta que es una relación amorosa como cualquier otra que has tenido. Nunca querrás hacerle enojar, y los celos de una querida/o son peores.