Algunas parejas que han roto sienten la necesidad de volver. ¿Serán felices o su reencuentro se transformará en la antesala de otra despedida?
Marta y Roberto se han separado hace ya varios años. Las sombras de antiguos conflictos y discusiones se han ido y el desamor también. Siguen en contacto y ambos tienen sentimientos encontrados, ahora que ya no están juntos, a veces tienen ganas de volver a estarlo.
Ahora creen, en contra de lo que afirma la sabiduría popular, que las segundas partes si pueden ser buenas. Confían, más con el corazón que con las ideas, en que la relación que no funcionó en el primer intento podría tener éxito en el segundo.
Enfrentando la realidad
¿Les espera una luna de miel como imaginan? ¿O por el contrario seLuna amarga, en la que el director de cine Roman Polanski narra la historia de un matrimonio que intenta rescatar su relación en crisis?
Según los psicólogos de pareja, para que una reconciliación resulte positiva y pueda evolucionar hacia una relación sólida, lo cual no es frecuente pero tampoco improbable, hay que tener en cuenta estos factores:
Reflexionen sobre la primera etapa
Antes de dar un paso tan importante como es la reconciliación es fundamental hacer una reflexión en pareja en la que se analice cuáles fueron los errores que los llevaron a la ruptura y si aún están vigentes, si existen nuevas condiciones o realidades que permitan sentir el éxito de una segunda oportunidad y si el deseo de reiniciar una vida juntos es mutuo. Este paso en sí mismo servirá de prueba para la futura relación.
Eliminen los espejismos
Algunas parejas vuelven a intentar reconciliarse por miedo a la soledad, a los problemas económicos, a no ser capaces de tener otra relación o a las presiones de la familia. No lo hacen por verdadero amor o porque compartan un proyecto de vida en común. En esos casos, incluso si siguen sintiéndose atraídos sexualmente el uno por el otro, hay pocas posibilidades de que la relación prospere.
No escondan la cabeza como avestruz
Si no se han descubierto, asumido y solucionado los problemas que los llevaron a la primera ruptura, es inevitable que la crisis vuelva a surgir, pero esta vez será más destructiva y la separación será definitiva. Pensar que los problemas se resolverán más adelante o que el otro cambiará nunca funciona. Todas estas ideas son un autoengaño.
Sin cambios no hay futuro
Para retomar una relación con posibilidades reales, ambos deben estar dispuestos a cambiar de conducta y de actitud, a intentar que la relación vuelva a desarrollarse con naturalidad, a hacer todos los esfuerzos necesarios para que funcione y a dialogar para identificar las piedras que hay en el camino y quitarlas.
Hablen claro
En lugar de querer leer la mente del otro y esperar que se dé cuenta por sí solo de algo, es preferible hacerle peticiones directas, sencillas y concretas. Di con toda confianza si te sientes mal cuando él no toma en cuenta tus esfuerzos o pídele lo que te haga falta, como darse abrazos con más frecuencia.
Fijen plazos reales y tengan paciencia
Para no perder la esperanza rápidamente ante los inevitables malentendidos e inconvenientes que surjan, propios de toda relación humana, hay que tener presente que la reconciliación es un proceso de cambio prolongado, que requiere esfuerzo y paciencia. Es conveniente fijar un plazo de seis a nueve meses para ver si la relación se salva o es mejor decirse adiós.
Marta y Roberto se han separado hace ya varios años. Las sombras de antiguos conflictos y discusiones se han ido y el desamor también. Siguen en contacto y ambos tienen sentimientos encontrados, ahora que ya no están juntos, a veces tienen ganas de volver a estarlo.
Ahora creen, en contra de lo que afirma la sabiduría popular, que las segundas partes si pueden ser buenas. Confían, más con el corazón que con las ideas, en que la relación que no funcionó en el primer intento podría tener éxito en el segundo.
Enfrentando la realidad
¿Les espera una luna de miel como imaginan? ¿O por el contrario seLuna amarga, en la que el director de cine Roman Polanski narra la historia de un matrimonio que intenta rescatar su relación en crisis?
Según los psicólogos de pareja, para que una reconciliación resulte positiva y pueda evolucionar hacia una relación sólida, lo cual no es frecuente pero tampoco improbable, hay que tener en cuenta estos factores:
Reflexionen sobre la primera etapa
Antes de dar un paso tan importante como es la reconciliación es fundamental hacer una reflexión en pareja en la que se analice cuáles fueron los errores que los llevaron a la ruptura y si aún están vigentes, si existen nuevas condiciones o realidades que permitan sentir el éxito de una segunda oportunidad y si el deseo de reiniciar una vida juntos es mutuo. Este paso en sí mismo servirá de prueba para la futura relación.
Eliminen los espejismos
Algunas parejas vuelven a intentar reconciliarse por miedo a la soledad, a los problemas económicos, a no ser capaces de tener otra relación o a las presiones de la familia. No lo hacen por verdadero amor o porque compartan un proyecto de vida en común. En esos casos, incluso si siguen sintiéndose atraídos sexualmente el uno por el otro, hay pocas posibilidades de que la relación prospere.
No escondan la cabeza como avestruz
Si no se han descubierto, asumido y solucionado los problemas que los llevaron a la primera ruptura, es inevitable que la crisis vuelva a surgir, pero esta vez será más destructiva y la separación será definitiva. Pensar que los problemas se resolverán más adelante o que el otro cambiará nunca funciona. Todas estas ideas son un autoengaño.
Sin cambios no hay futuro
Para retomar una relación con posibilidades reales, ambos deben estar dispuestos a cambiar de conducta y de actitud, a intentar que la relación vuelva a desarrollarse con naturalidad, a hacer todos los esfuerzos necesarios para que funcione y a dialogar para identificar las piedras que hay en el camino y quitarlas.
Hablen claro
En lugar de querer leer la mente del otro y esperar que se dé cuenta por sí solo de algo, es preferible hacerle peticiones directas, sencillas y concretas. Di con toda confianza si te sientes mal cuando él no toma en cuenta tus esfuerzos o pídele lo que te haga falta, como darse abrazos con más frecuencia.
Fijen plazos reales y tengan paciencia
Para no perder la esperanza rápidamente ante los inevitables malentendidos e inconvenientes que surjan, propios de toda relación humana, hay que tener presente que la reconciliación es un proceso de cambio prolongado, que requiere esfuerzo y paciencia. Es conveniente fijar un plazo de seis a nueve meses para ver si la relación se salva o es mejor decirse adiós.