Obsesionarse por una persona es lo que se conoce como “adicción al amor”. El fenómeno comienza con una inocente atracción por alguien, que rápidamente se convierte en una idealización hacia un ser que ni siquiera conocemos bien. Aprendiendo caminos para salir de la oscuridad y descubrir la verdadera intimidad”.
Silvia vino a terapia. Transcurrido un mes de relación con Carlos, éste decidió que todo había terminado. Ella quedó devastada pero sentía y estaba convencida de que lo necesitaba. Durante todo el siguiente año lo siguió a su casa, a su trabajo y a donde fuera para encontrárselo “casualmente”; incluso hasta llegó a robarle su agenda para verificar si estaba saliendo con otras mujeres. Una noche que Carlos salía de un antro, cansado del acoso de Silvia, la maltrató diciéndole que lo tenía harto... Pero Silvia continuó su actitud obsesiva hacia él, hasta que finalmente el hombre cambió de trabajo y se fue a vivir lejos. Entonces ella se sintió perdida y se deprimió aún más.
La persona adicta, dice el doctor Haglund, “pone su relación enfermiza en el centro de su vida y repite continuamente ese patrón de conducta, sin importarle lo mal que le haga sentirse pues todo es ‘mejor’ que estar ‘sola’”. En su experiencia ha confirmado que existen dos clases de personas adictas al amor. Las primeras buscan en toda relación alcanzar un ideal, sin tomar en cuenta quién es realmente su compañera (o). Las segundas se entregan a una relación o a una persona en particular. Funcionan bien en las primeras fases, mientras no se involucren románticamente; entonces se enganchan con la pareja y se vuelven totalmente disfuncionales.
Los adictos al amor creen que necesitan estar atados a algo o a alguien para sobrevivir y sentirse completos. El simple hecho de imaginarse estando solos les aterra; incluso pueden llegar al suicidio cuando una relación acaba. Si tú crees necesitar de un compañero para sobrevivir, y éste se ha convertido en el centro absoluto de tu vida... puede ser más adicción que amor lo que te impulse a estar con él.
Charlotte Kasi, autora del libro “Mujeres, sexo y adicción”, da cinco criterios para identificar si estás en una relación adictiva:
1.No se puede parar la adicción, aunque conscientemente la persona lo desee; (Silvia quería estar libre de Carlos y no podía lograrlo sólo con desearlo).
2.Se dan peligrosas y negativas consecuencias que afectan todos los órdenes de la vida: empleo, familia, hijos, etcétera.
3.Como la persona enfoca su atención a una relación adictiva, deja de atender sus otros roles, viola sus propios valores e ignora sus responsabilidades personales.
4.Desea ver más y más a su pareja sin importar lo mal que la traten. Es una conducta que simplemente no sabe cómo detener.
5.Una vez que pierde todo contacto con la pareja a la que era adicta, se deprime y viene una sintomatología parecida a la del drogadicto o el alcohólico, que se ve forzado a dejar las sustancias tóxicas.
Del amor a la adicción
Silvia vino a terapia. Transcurrido un mes de relación con Carlos, éste decidió que todo había terminado. Ella quedó devastada pero sentía y estaba convencida de que lo necesitaba. Durante todo el siguiente año lo siguió a su casa, a su trabajo y a donde fuera para encontrárselo “casualmente”; incluso hasta llegó a robarle su agenda para verificar si estaba saliendo con otras mujeres. Una noche que Carlos salía de un antro, cansado del acoso de Silvia, la maltrató diciéndole que lo tenía harto... Pero Silvia continuó su actitud obsesiva hacia él, hasta que finalmente el hombre cambió de trabajo y se fue a vivir lejos. Entonces ella se sintió perdida y se deprimió aún más.
La persona adicta, dice el doctor Haglund, “pone su relación enfermiza en el centro de su vida y repite continuamente ese patrón de conducta, sin importarle lo mal que le haga sentirse pues todo es ‘mejor’ que estar ‘sola’”. En su experiencia ha confirmado que existen dos clases de personas adictas al amor. Las primeras buscan en toda relación alcanzar un ideal, sin tomar en cuenta quién es realmente su compañera (o). Las segundas se entregan a una relación o a una persona en particular. Funcionan bien en las primeras fases, mientras no se involucren románticamente; entonces se enganchan con la pareja y se vuelven totalmente disfuncionales.
Los adictos al amor creen que necesitan estar atados a algo o a alguien para sobrevivir y sentirse completos. El simple hecho de imaginarse estando solos les aterra; incluso pueden llegar al suicidio cuando una relación acaba. Si tú crees necesitar de un compañero para sobrevivir, y éste se ha convertido en el centro absoluto de tu vida... puede ser más adicción que amor lo que te impulse a estar con él.
Charlotte Kasi, autora del libro “Mujeres, sexo y adicción”, da cinco criterios para identificar si estás en una relación adictiva:
1.No se puede parar la adicción, aunque conscientemente la persona lo desee; (Silvia quería estar libre de Carlos y no podía lograrlo sólo con desearlo).
2.Se dan peligrosas y negativas consecuencias que afectan todos los órdenes de la vida: empleo, familia, hijos, etcétera.
3.Como la persona enfoca su atención a una relación adictiva, deja de atender sus otros roles, viola sus propios valores e ignora sus responsabilidades personales.
4.Desea ver más y más a su pareja sin importar lo mal que la traten. Es una conducta que simplemente no sabe cómo detener.
5.Una vez que pierde todo contacto con la pareja a la que era adicta, se deprime y viene una sintomatología parecida a la del drogadicto o el alcohólico, que se ve forzado a dejar las sustancias tóxicas.