Me llego por mail este texto y se los comparto me parecio interesante.
¿Qué opinan ustedes?
¿Qué tiene que aprender una esposa de una amante?
Más allá de juzgarlas, es innegable que las mujeres que son amantes guardan valiosos secretos con los que logran enloquecer a los hombres y mantenerlos a su lado.
Descubre cuáles son estas grandes enseñanzas que toda mujer debe conocer y poner en práctica
Hace unos años la escritora Gaby Vargas publicó en el periódico Reforma un artículo titulado “Lecciones de una amante”, basado en el libro “Consejos de una vieja amante a una joven esposa”, de Michael Drury, de Editorial Océano, que en lo personal me pareció excelente.
Una periodista entrevista a una mujer de 74 años, quien fue esposa y madre en los primeros años de su vida, para convertirse en amante por muchos otros.
Enamorada y siendo parte de una relación prohibida, la entrevistada nos habla desde la sinceridad y honestidad de los muchos errores que cometen como esposas y de lo mucho que podríamos aprender de las amantes.
La propuesta que planteao en este artículo no es juzgar sus decisiones, ni sus vidas, sino aprender de sus actitudes, seducciones y sus éxitos amorosos.
¿Qué es lo que las hace interesantes?
¿Qué les ofrecen que ellos están dispuestos a renunciar a un reinado, a su familia, al poder?
Lecciones de una amante
Por: Gaby Vargas
(Primera parte)
Es posible que esposa y amante coincidan en una sola persona -ése debería ser el objetivo de una compañera de vida-; sin embargo, la sociedad supone que una amante está del lado malo y, en consecuencia, no tiene nada qué decirle a una mujer que está del lado bueno.
Pero claro que tiene. Te invito a que lo juzgues a través de su voz:
1.- Las mujeres legalmente unidas, a veces están más preocupadas por la administración y el deber ser, que por el gozo, la aventura y el compañerismo. Con frecuencia, deshumanizan el amor y lo reducen a técnicas que no difieren nada de la manera de manejar un automóvil. Cuanto más conscientes se vuelven de cómo deberían ser las cosas, más se alejan de la espontaneidad, la sorpresa y la delicia que desean.
2.- Me siento horrorizada ante esas mujeres jóvenes de ojos fríos y científicamente seguras de que no hay posibilidad de que el corazón se rompa. Cargadas de ansiedad, competitivas y carentes de sexualidad. Como si el amor fuera una clase de cocina que debiera estar sometido a instrucciones y manuales.
3.- Las mujeres casadas pueden quedar asombradas al enterarse de cuánto tiempo pasa una amante escuchando, cocinando platos favoritos y seleccionando sus ropas para complacer, buscando nuevos lugares a dónde ir y, sobre todo, desarrollando el conocimiento de muchas cosas. En resumen, ocupándose.
4.- Las mujeres casadas identifican con demasiada facilidad a sus maridos, e inclusive a ellas mismas, con sus funciones, pero la mecánica de la vida no es la vida. Está fuera de duda que el matrimonio es más conveniente que una aventura amorosa, y eso por sí mismo debería advertirle a una mujer sabia que la vida de pareja no debe convertirse en una mera conveniencia, como el autobús del colegio.
5.- Una amante con éxito sabe cómo ser amada; pocas veces se le ocurre a la mujer casada que es preciso aprender. Mucha gente cree que ser amada surge sólo del hecho de amar. El amor del propio corazón no es una garantía de respuesta. Si existe un secreto para ser amada, éste reside en no tener que serlo. Los hombres y las mujeres que se tienen a sí mismos son la gente más atractiva de la Tierra. Una mujer que se dice a sí misma: si me amara, pasaría más tiempo conmigo, o me compraría regalos, o satisfaría mis necesidades, está practicando para no ser amada.
6.- Una amante no intenta revelar totalmente su espíritu al hombre en cuestión. El secreto para aburrir es contarlo todo, decía Voltaire. Ese impulso es un signo de inexperiencia y de incertidumbre. Uno va lentamente. Cuando hablar es la sustancia, más que el vehículo, pronto se vuelve algo vacío. Un poco de misterio siempre es importante.
7.- Una mujer casada se equivoca de plano cuando husmea en la mente de su marido como si fuera una ostra que va a comerse a la hora de la cena. Una amante, como tiene pocos derechos establecidos, aprende a moderarse; una mujer casada, al tener casi demasiados, se ve tentada a usurpar. Desconfiar, padecer, sacar conclusiones sin fundamento, son todas actitudes que matan el amor y los sueños.
8.- Ellos buscan la compañía de una mujer interesante.
Mencionaremos la historia de Sherezada, la protagonista de Las Mil y Una Noches, quien está condenada a morir tras la noche de bodas con el Rey Shariar. Para evadir el mandato, ella le narra un cuento al Rey y al llegar al momento culminante, lo interrumpe, para continuar con la historia la siguiente noche.
Así, el interés del sultán por conocer la conclusión de las historias le va perdonando su vida.
Las mujeres casadas deberíamos ser un poco como Sherezada, que nuestro hombre esté tan interesado en nosotras, en lo que le decimos, en la forma en que lo tratamos, que quiera regresar siempre a nuestro lado.
9.-Una mujer culta es una mujer atractiva; aquella con la que se puede hablar de cualquier cosa incluso política, religión o temas del momento.
Se dice que para amar realmente al otro debemos de admirarlo.
¿Qué te admira tu pareja? Estudia, lee, aprende, preocúpate por algo.
Algo nuevo, algo interesante.
10.- Escuchar. ¿Sabes cuántas horas escuchó Mata Hari a sus amantes?
Los hombres se quejan de que en casa no hay tiempo para hablar, siempre están las inquietudes de su esposa primero y luego las de él, temas de dinero y de los hijos principalmente.
Sus sueños son fantásticos pero no tiene con quien compartirlos.
Escucharlo con interés es un acto de amor.
11.- Seducción. Generalmente la amante es una mujer sexy o al menos seductora, que lo que ofrece muy sutilmente con esa actitud es placer.
Muchas mujeres reciben a sus esposos en camisón, despintadas y se ocupan poco de su persona, ”al fin que ya estamos casados”.
12.- Dar libertad. Una amante tiene pocos derechos de cuestionar a su pareja, así que aprende a moderarte.
Una esposa sospecha, controla, cuestiona, indaga, juzga y saca conclusiones sin fundamento, actitudes que matan la relación.
Nunca olvides:
Escucharlo.
Dale el espacio y recuerda que escuchar es un acto de amor.
No juzgues y no des consejos, sólo escúchalo.
Reírte. Busca momentos o lugares que lo haga reír.
Ser interesante en tu plática, estar al día en noticia o lecturas puede ayudar.
Procura no recibirlo cansada y sobre todo desaliñada.
Estar alerta para aprender día a día algo nuevo sobre él.
Disfrutar del sexo.
¿Qué opinan ustedes?
¿Qué tiene que aprender una esposa de una amante?
Más allá de juzgarlas, es innegable que las mujeres que son amantes guardan valiosos secretos con los que logran enloquecer a los hombres y mantenerlos a su lado.
Descubre cuáles son estas grandes enseñanzas que toda mujer debe conocer y poner en práctica
Hace unos años la escritora Gaby Vargas publicó en el periódico Reforma un artículo titulado “Lecciones de una amante”, basado en el libro “Consejos de una vieja amante a una joven esposa”, de Michael Drury, de Editorial Océano, que en lo personal me pareció excelente.
Una periodista entrevista a una mujer de 74 años, quien fue esposa y madre en los primeros años de su vida, para convertirse en amante por muchos otros.
Enamorada y siendo parte de una relación prohibida, la entrevistada nos habla desde la sinceridad y honestidad de los muchos errores que cometen como esposas y de lo mucho que podríamos aprender de las amantes.
La propuesta que planteao en este artículo no es juzgar sus decisiones, ni sus vidas, sino aprender de sus actitudes, seducciones y sus éxitos amorosos.
¿Qué es lo que las hace interesantes?
¿Qué les ofrecen que ellos están dispuestos a renunciar a un reinado, a su familia, al poder?
Lecciones de una amante
Por: Gaby Vargas
(Primera parte)
Es posible que esposa y amante coincidan en una sola persona -ése debería ser el objetivo de una compañera de vida-; sin embargo, la sociedad supone que una amante está del lado malo y, en consecuencia, no tiene nada qué decirle a una mujer que está del lado bueno.
Pero claro que tiene. Te invito a que lo juzgues a través de su voz:
1.- Las mujeres legalmente unidas, a veces están más preocupadas por la administración y el deber ser, que por el gozo, la aventura y el compañerismo. Con frecuencia, deshumanizan el amor y lo reducen a técnicas que no difieren nada de la manera de manejar un automóvil. Cuanto más conscientes se vuelven de cómo deberían ser las cosas, más se alejan de la espontaneidad, la sorpresa y la delicia que desean.
2.- Me siento horrorizada ante esas mujeres jóvenes de ojos fríos y científicamente seguras de que no hay posibilidad de que el corazón se rompa. Cargadas de ansiedad, competitivas y carentes de sexualidad. Como si el amor fuera una clase de cocina que debiera estar sometido a instrucciones y manuales.
3.- Las mujeres casadas pueden quedar asombradas al enterarse de cuánto tiempo pasa una amante escuchando, cocinando platos favoritos y seleccionando sus ropas para complacer, buscando nuevos lugares a dónde ir y, sobre todo, desarrollando el conocimiento de muchas cosas. En resumen, ocupándose.
4.- Las mujeres casadas identifican con demasiada facilidad a sus maridos, e inclusive a ellas mismas, con sus funciones, pero la mecánica de la vida no es la vida. Está fuera de duda que el matrimonio es más conveniente que una aventura amorosa, y eso por sí mismo debería advertirle a una mujer sabia que la vida de pareja no debe convertirse en una mera conveniencia, como el autobús del colegio.
5.- Una amante con éxito sabe cómo ser amada; pocas veces se le ocurre a la mujer casada que es preciso aprender. Mucha gente cree que ser amada surge sólo del hecho de amar. El amor del propio corazón no es una garantía de respuesta. Si existe un secreto para ser amada, éste reside en no tener que serlo. Los hombres y las mujeres que se tienen a sí mismos son la gente más atractiva de la Tierra. Una mujer que se dice a sí misma: si me amara, pasaría más tiempo conmigo, o me compraría regalos, o satisfaría mis necesidades, está practicando para no ser amada.
6.- Una amante no intenta revelar totalmente su espíritu al hombre en cuestión. El secreto para aburrir es contarlo todo, decía Voltaire. Ese impulso es un signo de inexperiencia y de incertidumbre. Uno va lentamente. Cuando hablar es la sustancia, más que el vehículo, pronto se vuelve algo vacío. Un poco de misterio siempre es importante.
7.- Una mujer casada se equivoca de plano cuando husmea en la mente de su marido como si fuera una ostra que va a comerse a la hora de la cena. Una amante, como tiene pocos derechos establecidos, aprende a moderarse; una mujer casada, al tener casi demasiados, se ve tentada a usurpar. Desconfiar, padecer, sacar conclusiones sin fundamento, son todas actitudes que matan el amor y los sueños.
8.- Ellos buscan la compañía de una mujer interesante.
Mencionaremos la historia de Sherezada, la protagonista de Las Mil y Una Noches, quien está condenada a morir tras la noche de bodas con el Rey Shariar. Para evadir el mandato, ella le narra un cuento al Rey y al llegar al momento culminante, lo interrumpe, para continuar con la historia la siguiente noche.
Así, el interés del sultán por conocer la conclusión de las historias le va perdonando su vida.
Las mujeres casadas deberíamos ser un poco como Sherezada, que nuestro hombre esté tan interesado en nosotras, en lo que le decimos, en la forma en que lo tratamos, que quiera regresar siempre a nuestro lado.
9.-Una mujer culta es una mujer atractiva; aquella con la que se puede hablar de cualquier cosa incluso política, religión o temas del momento.
Se dice que para amar realmente al otro debemos de admirarlo.
¿Qué te admira tu pareja? Estudia, lee, aprende, preocúpate por algo.
Algo nuevo, algo interesante.
10.- Escuchar. ¿Sabes cuántas horas escuchó Mata Hari a sus amantes?
Los hombres se quejan de que en casa no hay tiempo para hablar, siempre están las inquietudes de su esposa primero y luego las de él, temas de dinero y de los hijos principalmente.
Sus sueños son fantásticos pero no tiene con quien compartirlos.
Escucharlo con interés es un acto de amor.
11.- Seducción. Generalmente la amante es una mujer sexy o al menos seductora, que lo que ofrece muy sutilmente con esa actitud es placer.
Muchas mujeres reciben a sus esposos en camisón, despintadas y se ocupan poco de su persona, ”al fin que ya estamos casados”.
12.- Dar libertad. Una amante tiene pocos derechos de cuestionar a su pareja, así que aprende a moderarte.
Una esposa sospecha, controla, cuestiona, indaga, juzga y saca conclusiones sin fundamento, actitudes que matan la relación.
Nunca olvides:
Escucharlo.
Dale el espacio y recuerda que escuchar es un acto de amor.
No juzgues y no des consejos, sólo escúchalo.
Reírte. Busca momentos o lugares que lo haga reír.
Ser interesante en tu plática, estar al día en noticia o lecturas puede ayudar.
Procura no recibirlo cansada y sobre todo desaliñada.
Estar alerta para aprender día a día algo nuevo sobre él.
Disfrutar del sexo.