1 No te justifiques. Lo primero que hacemos cuando alguien nos hace una observación es defendernos, justificar nuestra actitud y nuestro comportamiento sin permitirle a la otra persona terminar su comentario. Escucha con atención y toma el tiempo necesario para reflexionar sobre ello.
2 Colócate en el lugar de la otra persona. Piensa en lo que se siente cuando somos juzgados tan duramente y sin tener el tiempo y la posibilidad de mostrar quiénes somos o qué quisimos hacer o decir realmente.
3 Aquieta tus emociones. Es preferible esperar a estar bien calmados para comunicarle a la otra persona nuestro punto de vista o desacuerdo. De lo contrario,
la ira, el estrés o la preocupación harán que hagamos comentarios agresivos y hasta juicios de valor equivocados que nos impidan tener una buena comunicación.
Generalmente no somos testigos de nuestro comportamiento porque no nos escuchamos al momento de hablar, no nos vemos al actuar. Por esta razón siempre asumimos que lo hacemos muy bien y que los demás son los que tienen el problema de malinterpretarnos y, por lo tanto, deben mejorar su forma de reaccionar. Pero detengámonos por un momento, dejemos de juzgar a las otras personas y concentrémonos en nuestra situación personal.
¿Estás dispuesta a seguir repitiendo aquellas actitudes negativas que tanto daño te causan a ti y a las personas que se relacionan contigo?, ¿a mantener como ciertas las creencias que te mantienen en una situación de conflicto, porque no te dejan reconocer tus errores para que, luego, puedas aceptarlos y hacer cuanto sea necesario para superarlos y ser cada día más libre de esa carga emocional que amenaza constantemente tu paz y felicidad?
Todos cometemos errores, pero siempre tenemos la oportunidad y el derecho de enmendarlos, lo importante es no volver a repetirlos. Asume tu responsabilidad y el compromiso de hacer cuanto sea necesario para cambiar tu forma de responder y de comunicarte con los demás. Perdónate y date otra oportunidad.
Es tiempo de cambiar, de renovarte mentalmente y emocionalmente, para vivir con más libertad, permiso, tolerancia y flexibilidad, y así mejorar nuestra relación con los demás. En lugar de reaccionar, detente siempre unos segundos para pensar en lo que vas a decir. Eres responsable de la forma y el momento en el que dices las cosas.
Bien vale la pena detenernos para reflexionar un poco acerca de la vida que queremos vivir, y hacer los cambios necesarios en nuestra forma de actuar, para merecerla.
SALUDOS
MEL
2 Colócate en el lugar de la otra persona. Piensa en lo que se siente cuando somos juzgados tan duramente y sin tener el tiempo y la posibilidad de mostrar quiénes somos o qué quisimos hacer o decir realmente.
3 Aquieta tus emociones. Es preferible esperar a estar bien calmados para comunicarle a la otra persona nuestro punto de vista o desacuerdo. De lo contrario,
la ira, el estrés o la preocupación harán que hagamos comentarios agresivos y hasta juicios de valor equivocados que nos impidan tener una buena comunicación.
Generalmente no somos testigos de nuestro comportamiento porque no nos escuchamos al momento de hablar, no nos vemos al actuar. Por esta razón siempre asumimos que lo hacemos muy bien y que los demás son los que tienen el problema de malinterpretarnos y, por lo tanto, deben mejorar su forma de reaccionar. Pero detengámonos por un momento, dejemos de juzgar a las otras personas y concentrémonos en nuestra situación personal.
¿Estás dispuesta a seguir repitiendo aquellas actitudes negativas que tanto daño te causan a ti y a las personas que se relacionan contigo?, ¿a mantener como ciertas las creencias que te mantienen en una situación de conflicto, porque no te dejan reconocer tus errores para que, luego, puedas aceptarlos y hacer cuanto sea necesario para superarlos y ser cada día más libre de esa carga emocional que amenaza constantemente tu paz y felicidad?
Todos cometemos errores, pero siempre tenemos la oportunidad y el derecho de enmendarlos, lo importante es no volver a repetirlos. Asume tu responsabilidad y el compromiso de hacer cuanto sea necesario para cambiar tu forma de responder y de comunicarte con los demás. Perdónate y date otra oportunidad.
Es tiempo de cambiar, de renovarte mentalmente y emocionalmente, para vivir con más libertad, permiso, tolerancia y flexibilidad, y así mejorar nuestra relación con los demás. En lugar de reaccionar, detente siempre unos segundos para pensar en lo que vas a decir. Eres responsable de la forma y el momento en el que dices las cosas.
Bien vale la pena detenernos para reflexionar un poco acerca de la vida que queremos vivir, y hacer los cambios necesarios en nuestra forma de actuar, para merecerla.
SALUDOS
MEL