1. En cierta ocasión, un maestro de la escuela dominical me dio un consejo que jamás olvidaré. Este maestro me dijo: "No te cases con la persona con la que tú piensas que puedes vivir. Cásate con la persona con la cual no podrías dejar de vivir."
Hay una gran verdad en este consejo. El matrimonio puede ser difícil aun cuando dos personas están apasionadamente enamoradas, pero es como un asesinato cuando ellos no tienen ni siquiera el amor como fundamento.
2. No te cases con alguien cuyas características sientes que son intolerables. Tal vez tú planees cambiar a tal persona en el futuro pero es probable que eso no ocurra. La conducta de la persona fue formada muy temprano durante la niñez y es muy difícil alterarla. Para poder cambiar un patrón de conducta profundamente cincelado, tienes que construir un dique muy fuerte, cavar otro canal y redirigir el río hacia una nueva dirección. Ese esfuerzo por lo general no es exitoso. Así que, si tú no puedes vivir con la característica que ves en la otra persona durante el tiempo del noviazgo, tal característica te puede plagar por el resto de tu vida.
Por ejemplo, una persona que bebe cada noche, es muy probable que renuncie a tal hábito después de la luna de miel. Si mal gasta el dinero, o si es básicamente desarreglado, o tiende a ponerse violento cuando se irrita, o es extremadamente egoísta, éstas son banderas rojas que tú no deberías ignorar. ¡Lo que ves es lo que obtienes! Por supuesto, todos tenemos faltas, y no estoy sugiriendo que esa persona tiene que ser perfecta para ser un candidato al matrimonio. En realidad mi punto es que tú tienes que decidir si puedes tolerar una conducta inestable por el resto de tu vida, porque esa será la duración de tiempo que tendrás para soportar el asunto.
3. ¡No te cases impulsivamente! No puedo pensar en otra forma mejor de que arruines tu vida, que saltar a esta decisión tan critica sin antes pensarlo seriamente y en oración. Recuerda, la relación de noviazgo ha sido designada para esconder la información, no para revelarla. Los dos ponen la mejor cara para aquél a quien desean atraer. Guardan secretos que puedan hacer peligrar la relación. Por eso mismo, muchos recién casados se llevan una gran sorpresa durante el primer año de su vida matrimonial. Yo sugiero que tomes por lo menos un año para lograr pasar detrás de la fachada y conocer el carácter interior de la persona.
4. Si tú eres un cristiano profundamente consagrado, no te permitas entrar en una relación de “yugos desiguales” con un incrédulo. Es posible que tengas la esperanza de ganar a tu cónyuge para el Señor en el futuro, y en ocasiones eso sí ocurre. Pero contar con ello es un gran riesgo, y en realidad también es una tontería.
Lo mismo sucede si la persona no es creyente y se enamora de uno que si lo es. Este detalle puede arruinar la relacion cuando cada cual comienza a tirar para su lado.
5. Evita convivir con la persona antes de casarte. Hacer algo así es una mala idea ya que tira por debajo la relación y muchas veces conduce al divorcio.
Muchos estudios demuestran que las parejas que viven juntos antes del matrimonio, tienen un 50 por ciento más de posibilidades de divorciarse que aquellos que se casan primero; y esto basado en una información que ya tiene 50 años. Aquellos que cohabitan también tienen matrimonios menos satisfactorios e inestables.
6. No te cases muy joven. Aquellos que se casan entre los 14 y los 17 años de edad son dos veces más proclives al divorcio que las parejas que esperan hasta los veinte. El formar una familia requiere algunas características que vienen con la madurez, como por ejemplo la generosidad, la estabilidad y el autocontrol. Es mejor esperar para que estas características se afirmen en nosotros.
7. Finalmente, el mayor secreto de un amor para toda la vida es este: puesto de una manera sencilla, la estabilidad en el matrimonio es un subproducto de una determinación de hierro por hacer que el matrimonio funcione.
Hay una gran verdad en este consejo. El matrimonio puede ser difícil aun cuando dos personas están apasionadamente enamoradas, pero es como un asesinato cuando ellos no tienen ni siquiera el amor como fundamento.
2. No te cases con alguien cuyas características sientes que son intolerables. Tal vez tú planees cambiar a tal persona en el futuro pero es probable que eso no ocurra. La conducta de la persona fue formada muy temprano durante la niñez y es muy difícil alterarla. Para poder cambiar un patrón de conducta profundamente cincelado, tienes que construir un dique muy fuerte, cavar otro canal y redirigir el río hacia una nueva dirección. Ese esfuerzo por lo general no es exitoso. Así que, si tú no puedes vivir con la característica que ves en la otra persona durante el tiempo del noviazgo, tal característica te puede plagar por el resto de tu vida.
Por ejemplo, una persona que bebe cada noche, es muy probable que renuncie a tal hábito después de la luna de miel. Si mal gasta el dinero, o si es básicamente desarreglado, o tiende a ponerse violento cuando se irrita, o es extremadamente egoísta, éstas son banderas rojas que tú no deberías ignorar. ¡Lo que ves es lo que obtienes! Por supuesto, todos tenemos faltas, y no estoy sugiriendo que esa persona tiene que ser perfecta para ser un candidato al matrimonio. En realidad mi punto es que tú tienes que decidir si puedes tolerar una conducta inestable por el resto de tu vida, porque esa será la duración de tiempo que tendrás para soportar el asunto.
3. ¡No te cases impulsivamente! No puedo pensar en otra forma mejor de que arruines tu vida, que saltar a esta decisión tan critica sin antes pensarlo seriamente y en oración. Recuerda, la relación de noviazgo ha sido designada para esconder la información, no para revelarla. Los dos ponen la mejor cara para aquél a quien desean atraer. Guardan secretos que puedan hacer peligrar la relación. Por eso mismo, muchos recién casados se llevan una gran sorpresa durante el primer año de su vida matrimonial. Yo sugiero que tomes por lo menos un año para lograr pasar detrás de la fachada y conocer el carácter interior de la persona.
4. Si tú eres un cristiano profundamente consagrado, no te permitas entrar en una relación de “yugos desiguales” con un incrédulo. Es posible que tengas la esperanza de ganar a tu cónyuge para el Señor en el futuro, y en ocasiones eso sí ocurre. Pero contar con ello es un gran riesgo, y en realidad también es una tontería.
Lo mismo sucede si la persona no es creyente y se enamora de uno que si lo es. Este detalle puede arruinar la relacion cuando cada cual comienza a tirar para su lado.
5. Evita convivir con la persona antes de casarte. Hacer algo así es una mala idea ya que tira por debajo la relación y muchas veces conduce al divorcio.
Muchos estudios demuestran que las parejas que viven juntos antes del matrimonio, tienen un 50 por ciento más de posibilidades de divorciarse que aquellos que se casan primero; y esto basado en una información que ya tiene 50 años. Aquellos que cohabitan también tienen matrimonios menos satisfactorios e inestables.
6. No te cases muy joven. Aquellos que se casan entre los 14 y los 17 años de edad son dos veces más proclives al divorcio que las parejas que esperan hasta los veinte. El formar una familia requiere algunas características que vienen con la madurez, como por ejemplo la generosidad, la estabilidad y el autocontrol. Es mejor esperar para que estas características se afirmen en nosotros.
7. Finalmente, el mayor secreto de un amor para toda la vida es este: puesto de una manera sencilla, la estabilidad en el matrimonio es un subproducto de una determinación de hierro por hacer que el matrimonio funcione.