persona puede experimentar cuantas veces quiera cuando se lo proponga.
Podríamos pasar nuestra vida esperando a que los astros nos manden al “amor verdadero”, o a que al destino se le ocurra ponernos en el lugar y
momento precisos en los cuales nos topemos con esa “media naranja” que
nos haga felices por siempre, como de película.
Pero ese tipo de amor, no existe, aunque sí aquel caracterizado por
la confianza, el compromiso, la seguridad, la madurez, la comunicación, las desinhibiciones y la lealtad: el amor verdadero, el de nuestras vidas.
“Sí existe el amor de tu vida, pero tú decides quién es y lo
consigues cuando hay un compromiso de ambas partes, cuando te quieres y valoras a ti mismo y el otro lo percibe”.
¿Cómo conseguirlo y cómo conservarlo?
Cuando la persona se quita las caretas y deja de
fingir, cuando adquiere seguridad en sí misma y sabe ceder y conceder,
así como dar y recibir, entonces puede conseguir un amor verdadero.
Para ello también necesita madurez, amor propio y deseos de compartir
la vida con alguien más. Así es como te puedes dar cuenta de que estás
ante al amor de tu vida.
Cuando estás frente al amor verdadero, “puedes compartir
tus seguridades e inseguridades y puedes ser tú sin estar fingiendo”.
Pues un error muy común, es volverte un camaleón por miedo a no
ser aceptado, “comienzas a actuar y a mostrar alguien que no eres”.
“Con el amor de tu vida te sientes en tu piel y en su piel, conoces
tus defectos y sus defectos y ambos se ríen de ellos, conoces las
cualidades de los dos y las entienden”.
Por eso, cuando vives una relación de este tipo y deseas conservarla,
debes comprometerte y no pensar que la pareja va a solucionarte la
vida; la comunicación, es una herramienta vital para que la
relación crezca y se fortalezca.
Enamoramiento vs. amor verdadero
Es muy común que el enamoramiento se confunda con el amor verdadero por la intensidad y fugacidad de las relaciones, que generalmente ocurren en la adolescencia.
Las experiencias vividas en esa etapa, son tan fuertes, tan
apasionantes, tan intensas, que se confunden con el amor de nuestra
vida; incluso, hoy en día muchas personas creen que el amor verdadero lo
vivieron cuando eran jóvenes y cuando el tiempo al lado de la persona
amada “pasaba volando”.
Sin embargo, el amor real llega cuando puedes compartir todo, cuando
aceptas quién eres y quién es tu pareja, cuando el otro te motiva y tú
lo motivas y nada los detiene a ser mejores.
¿Más de un verdadero amor?
Una relación de amor verdadero puede acabar y no significa que no lo
haya sido. “Fue el amor de tu vida en esa época, se acabó, pero puede
haber muchos más”.
Las personas pueden experimentar ese amor a los 20, 30 ó 40 años o a
la edad que sea, siempre y cuando así lo deseen. Y es que muchas veces,
“el enamoramiento pasa, comienzas a comparar con otras
relaciones, pones trabas y te da miedo no tener algo igual”.
Para vivir una relación plena a cualquier edad debes querer vivirla,
debes abrirte y querer a la otra persona, con sus cualidades y defectos.
¿No ha llegado? No culpes al destino
Por miedo a ser vulnerables, a ser humildes y a abrir el corazón, y
por no tener amor propio, las personas pueden quedarse estancadas y
pueden no experimentar el amor verdadero.
Por lo cual, a quienes siguen “esperando” al amor de su vida es necesario analizar en qué se han equivocado y cambiarlo antes de culpar al
destino.
Conocerse bien, confiar en ellas mismas, tener seguridad, valorarse, entender quiénes son, madurar, ser leales y fieles
consigo mismas, crecer, aceptarse, quererse y luego querer al otro, así
como comprometerse para que vivan un intenso, apasionado y verdadero
amor.