Una persona no engorda de un día para el otro.
El proceso para subir de peso lleva muchos años de malos hábitos durante los que el obeso no pudo, no intentó o no quiso revertir su situación.
Cuanto más peso se gana, más difícil es tomar la decisión y volver al punto inicial, ya que nuestro organismo se va adaptando a esta angustiosa situación y se suman problemas físicos y psicológicos que nos llevan a seguir padeciendo.
Cuando la persona siente que ya no puede continuar en esa situación porque su cuerpo no responde como quiere, porque siente vergüenza o por otros motivos es que decide buscar una solución pero lo que él no sabe es que su mente le puede jugar algunas trampas para hacerlo desistir.
Luego del entusiasmo inicial, es común que aparezcan las primeras excusas y los miedos ante lo que vendrá.
El paciente no sabe cómo podrá vivir siendo flaco, la obesidad le ha servido de excusa para esconderse y sentirse fuera de la sociedad, por lo que adelgazar implica exponerse tal cual es arriesgándose a ser criticado por su verdadero yo y no sólo por su apariencia física.
Ante estos temores es normal que el paciente recurra a excusas para “hacer trampa” en el plan para bajar de peso en un intento de sabotear sus propios logros.
El deseo de abandonar el tratamiento suele estar anticipado por ideas y actitudes que lo delatan: el paciente obeso puede mentir acerca de lo que come, buscar excusas para justificar las fallas en el tratamiento, mentir a los familiares y amigos acerca de lo que puede o no comer, etc.
Si estas actitudes no se controlan a tiempo el paciente puede dejar el tratamiento. Si se encontraba próximo a realizarse una cirugía bariátrica incluso puede postergar la operación o cancelarla por completo.
Enfrentarse a estas situaciones es normal en cualquier tratamiento para adelgazar y no debe culparse si en algún momento se arrepiente, pero debe recordar por qué Ud. tomó la decisión de bajar de peso.
Cuando se sienta inseguro pida ayuda a sus familiares y convérselo con su médico. Una mala decisión pondrá en riesgo su salud y es mejor no perder tiempo.
Por Dr. Héctor Berna
El proceso para subir de peso lleva muchos años de malos hábitos durante los que el obeso no pudo, no intentó o no quiso revertir su situación.
Cuanto más peso se gana, más difícil es tomar la decisión y volver al punto inicial, ya que nuestro organismo se va adaptando a esta angustiosa situación y se suman problemas físicos y psicológicos que nos llevan a seguir padeciendo.
Cuando la persona siente que ya no puede continuar en esa situación porque su cuerpo no responde como quiere, porque siente vergüenza o por otros motivos es que decide buscar una solución pero lo que él no sabe es que su mente le puede jugar algunas trampas para hacerlo desistir.
Luego del entusiasmo inicial, es común que aparezcan las primeras excusas y los miedos ante lo que vendrá.
El paciente no sabe cómo podrá vivir siendo flaco, la obesidad le ha servido de excusa para esconderse y sentirse fuera de la sociedad, por lo que adelgazar implica exponerse tal cual es arriesgándose a ser criticado por su verdadero yo y no sólo por su apariencia física.
Ante estos temores es normal que el paciente recurra a excusas para “hacer trampa” en el plan para bajar de peso en un intento de sabotear sus propios logros.
El deseo de abandonar el tratamiento suele estar anticipado por ideas y actitudes que lo delatan: el paciente obeso puede mentir acerca de lo que come, buscar excusas para justificar las fallas en el tratamiento, mentir a los familiares y amigos acerca de lo que puede o no comer, etc.
Si estas actitudes no se controlan a tiempo el paciente puede dejar el tratamiento. Si se encontraba próximo a realizarse una cirugía bariátrica incluso puede postergar la operación o cancelarla por completo.
Enfrentarse a estas situaciones es normal en cualquier tratamiento para adelgazar y no debe culparse si en algún momento se arrepiente, pero debe recordar por qué Ud. tomó la decisión de bajar de peso.
Cuando se sienta inseguro pida ayuda a sus familiares y convérselo con su médico. Una mala decisión pondrá en riesgo su salud y es mejor no perder tiempo.
Por Dr. Héctor Berna