Tanto en la consulta privada, como en comentarios de este foro, y pláticas de amigas,uno de los grandes motivos de desacuerdos y de rupturas en las parejas es la falta de tolerancia.
Parecería que tenemos cada vez menos paciencia para aceptar perspectivas distintas a las nuestras y permitir, de buen grado, que quien está al lado de nosotros se exprese de la manera que desea.
Según el diccionario de la real academia Española, la tolerancia es: “Respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias”. Básicamente, entonces, se trata de respetar lo que piensa el otro, no intentar imponer nuestras ideas siempre y a toda costa, dejar que la otra persona se salga con la suya muchas veces.
La tolerancia también implica no intentar cambiar radicalmente a nuestra pareja, solo porque supongamos que nuestro concepto o nuestra propuesta son mejores o de más valor.
Todo esto, agregaría yo, con cariño y la convicción de estar haciendo lo correcto para que la convivencia sea fructífera y feliz para los dos.
Tolerancia es decir: admito que somos diferentes, pensamos de distinta manera, pero te amo igual y, entienda o no del todo tu punto de vista, lo acepto. Te escucho con atención cuando me hablas y valoro el mensaje que deseas transmitirme.
Como es lógico, esperamos recibir el mismo trato a cambio, y en caso de no estar satisfechos, hablar sobre este tema suele ser la mejor opción, ya que saber escuchar es clave para cultivar la tolerancia.
Hay que tener bien presente que tolerancia no significa aguantar lo inaguantable, ni ceder hasta el punto de no reconocernos (esto nunca es bueno). Internamente, sabemos cuando alguien avasalla nuestros derechos, nuestra forma de pensar, nuestros principios o nuestra tranquilidad… sólo hay que prestarle la debida atención a esta voz de alerta interior. Todo, incluyendo esto, tiene un límite.
Si ejerciéramos más esta capacidad con nuestras parejas (y nuestros semejantes), en pos del bien común, habría mayores acercamientos y bienestar entre las personas.
y tu, ¿Crees que eres lo suficientemente tolerante?
Con cariño,
Mel.
Parecería que tenemos cada vez menos paciencia para aceptar perspectivas distintas a las nuestras y permitir, de buen grado, que quien está al lado de nosotros se exprese de la manera que desea.
Según el diccionario de la real academia Española, la tolerancia es: “Respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias”. Básicamente, entonces, se trata de respetar lo que piensa el otro, no intentar imponer nuestras ideas siempre y a toda costa, dejar que la otra persona se salga con la suya muchas veces.
La tolerancia también implica no intentar cambiar radicalmente a nuestra pareja, solo porque supongamos que nuestro concepto o nuestra propuesta son mejores o de más valor.
Todo esto, agregaría yo, con cariño y la convicción de estar haciendo lo correcto para que la convivencia sea fructífera y feliz para los dos.
Tolerancia es decir: admito que somos diferentes, pensamos de distinta manera, pero te amo igual y, entienda o no del todo tu punto de vista, lo acepto. Te escucho con atención cuando me hablas y valoro el mensaje que deseas transmitirme.
Como es lógico, esperamos recibir el mismo trato a cambio, y en caso de no estar satisfechos, hablar sobre este tema suele ser la mejor opción, ya que saber escuchar es clave para cultivar la tolerancia.
Hay que tener bien presente que tolerancia no significa aguantar lo inaguantable, ni ceder hasta el punto de no reconocernos (esto nunca es bueno). Internamente, sabemos cuando alguien avasalla nuestros derechos, nuestra forma de pensar, nuestros principios o nuestra tranquilidad… sólo hay que prestarle la debida atención a esta voz de alerta interior. Todo, incluyendo esto, tiene un límite.
Si ejerciéramos más esta capacidad con nuestras parejas (y nuestros semejantes), en pos del bien común, habría mayores acercamientos y bienestar entre las personas.
y tu, ¿Crees que eres lo suficientemente tolerante?
Con cariño,
Mel.