Una mujer inglesa logró tener a su primera hija gracias a un tratamiento experimental con esteroides, después de sufrir 18 abortos espontáneos.
“Ella es mi pequeño milagro. No puedo creer que esté acá y que sea mía”,
declaró emocionada Angie Baker, de 33 años, mientras sostenía a su hija
Raiya, que nació el 9 de diciembre del año pasado.
Desde los 20 años, Baker supo que quería ser madre, pero perdió un embarazo tras otro durante las primeras cuatro o cinco semanas de gestación. “En el fondo, siempre sentí que debía ser un problema que podía arreglarse, por eso perseveré”, declaró la mujer al sitio inglés The Sun.
Por sugerencia de una amiga, en 2006 Baker se puso en las manos del doctor Hassan Shehata, quien estaba haciendo trabajos experimentales en
fertilidad para los hospitales universitarios de Epsom y St Helier, en Londres y Surrey. Para ese entonces, ella había perdido 17 bebés.
El médico investigó su caso y encontró el motivo de las pérdidas de Baker:
tenía un exceso de un subtipo de glóbulos blancos en la sangre que se encarga de aniquilar cuerpos extraños, por ejemplo, embriones. Esta condición le impide convertirse en madre al 15 por ciento de las mujeres.
Shehata reconoció más tarde que “17 abortos es un número enorme”, y consideró que esa cantidad de pérdidas no podía ser “por mala suerte”. Su método experimental consistió en tratar con esteroides a Baker, para lograr
que se desarrollara la gestación de manera normal.
Sin embargo,bajo la supervisión de Shehata, Baker volvió a perder un embarazo (el número 18) debido a que desarrolló diabetes por el uso de los esteroides.
Finalmente logró quedar embarazada una vez más y recibió a su primera
hija junto a su pareja, un instructor de artes marciales llamado Lee Gibson.
“Ella es mi pequeño milagro. No puedo creer que esté acá y que sea mía”,
declaró emocionada Angie Baker, de 33 años, mientras sostenía a su hija
Raiya, que nació el 9 de diciembre del año pasado.
Desde los 20 años, Baker supo que quería ser madre, pero perdió un embarazo tras otro durante las primeras cuatro o cinco semanas de gestación. “En el fondo, siempre sentí que debía ser un problema que podía arreglarse, por eso perseveré”, declaró la mujer al sitio inglés The Sun.
Por sugerencia de una amiga, en 2006 Baker se puso en las manos del doctor Hassan Shehata, quien estaba haciendo trabajos experimentales en
fertilidad para los hospitales universitarios de Epsom y St Helier, en Londres y Surrey. Para ese entonces, ella había perdido 17 bebés.
El médico investigó su caso y encontró el motivo de las pérdidas de Baker:
tenía un exceso de un subtipo de glóbulos blancos en la sangre que se encarga de aniquilar cuerpos extraños, por ejemplo, embriones. Esta condición le impide convertirse en madre al 15 por ciento de las mujeres.
Shehata reconoció más tarde que “17 abortos es un número enorme”, y consideró que esa cantidad de pérdidas no podía ser “por mala suerte”. Su método experimental consistió en tratar con esteroides a Baker, para lograr
que se desarrollara la gestación de manera normal.
Sin embargo,bajo la supervisión de Shehata, Baker volvió a perder un embarazo (el número 18) debido a que desarrolló diabetes por el uso de los esteroides.
Finalmente logró quedar embarazada una vez más y recibió a su primera
hija junto a su pareja, un instructor de artes marciales llamado Lee Gibson.