De todas las actividades diarias del gato, su favorita es dormir. En realidad, los gatos pasan más de mitad de su vida dormitando, aunque estén siempre relativamente alerta. Hasta aquí todo bien, ya que le da al amo mucha tranquilidad, por si no fuera el hecho de que los gatos son animales crepusculares. Eso significa que el gato caza, juega y vocaliza al amanecer y al anochecer. Es también durante estos periodos que sus presas, especialmente el ratón, están más activas.
Durante el periodo de más calor del día, o sea cuando el sol está alto, el gato se descansa. El mismo pasa durante la noche, porque aunque no necesiten de mucha luz para ver bien, igual no ven todo así tan bien en la oscuridad total.
Moverán su lugar de siesta con los rayos solares, compensando así su ligero descenso de temperatura corporal durante el sueño, aunque también le atraen mucho los sitios blandos y calientes como la cama, pero pueden dormir en el sitio que les provoque, siempre y cuando se sientan seguros y estén fuera del alcance de cualquier perturbador de su tranquilidad.
Aunque probablemente nos pensemos el contrario, dormir es una ventaja para los gatos en su hábitat salvaje. Los gatitos cachorros se duermen incluso por más horas que los bebes humanos. Mientras duermen la siesta, están sosegados y, de ese modo, no atraen a los predadores ni se huyen del nido mientras su madre sale para cazar. Además, la hormona responsable por el crecimiento de los cachorros sólo se liberta mientras duermen.
Al contrario de los humanos, los gatos prefieren hacer siestas que dormir por largos periodos de tiempo: unos 60 a 70% del sueño del gato es ligero, mientras los humanos se quedan en un estado ligero de sueño por no más que 20 a 30% del tiempo que duermen. Esto es especialmente importante en la vida salvaje, ya que mientras se sacan una siestita, los gatos se mantienen relativamente atentos y se despierta fácilmente a cualquier señal de peligro.
El lugar perfecto
Los gatos suelen tener un local favorito adonde dormir. En el invierno, eligen locales más calientes, ya sea junto a la ventana donde el llega el sol o acercado a una fuente de calor. En el verano, eligen por supuesto locales más frescos, normalmente debajo de la sombra, y cuando puedan dormirán afuera de casa.
Sin embargo, su local favorito para dormir suele ser la cama de su amo o el sofá donde él normalmente se sienta. Esto acontece porque los gatos suelen elegir un local donde se sientan seguros para dormir. La cama y el sofá de su amo irradian su olor, transmitiendo, por tanto, una sensación de protección que hace que el gato lo considere un local seguro.
Los felinos, como muchos sabemos, tienen también una inmensa atracción por alturas. Esto resulta de sus antepasados salvajes que buscaban protegerse en cima de los árboles. Pero si, por un lado, se puede decir que los gatos son bastante exigentes con la comida, el mismo no se puede decir de sus locales de elección para dormir.
Sus amos frecuentemente se los encuentran durmiendo en los más impensables locales, como los estantes de libros, escaleras, entre otros.
Necesitan dormir
Dormir es una actividad con muchos beneficios para el gato, así que es muy importante que se lo dejen descansar por el tiempo que necesite. Esto no es sinónimo de dormir tanto cuanto pueda, ya que el dormir por demasiado puede estar relacionado con aburrimiento o depresión, como ya mencionado. Nuestros niños suelen ser un poco pesados con los gatos y molestarlos, motivo por el cual deberán ser advertidas para la necesidad que los gatos tienen de dormir.
Los gatos duermen mucho, de 16 a 18 horas diarias, es decir de un 66 a un 75% de cada 24 horas, esto también dependerá de su ambiente y la compañía, por lo tanto, los gatos solitarios dormirán más que los que tienen compañía. Los gatitos pequeños duermen el 90% del día, pero ya a las tres o cuatro semanas este tiempo se reduce al del adulto, es decir más o menos un 60%.
De acuerdo a encefalogramas realizados cuando el gato duerme, se distinguen, según su actividad cerebral, fases de sueño ligero y fases de sueño profundo. Cuando el sueño es ligero, los músculos no quedan totalmente relajados, y el gato se despierta periódicamente tras pocos minutos de sueño y puede disfrutar de estas siestas también sentados o medio tumbados. Este sueño que ocupa aproximadamente un 70% del descanso del gato es lo que se ha llamado en inglés "cat nap", que equivaldría en castellano a "echar una cabezada".
Tras un sueño ligero de unos treinta minutos, el gato suele entrar en una fase de sueño profundo, que puede alcanzar el 30% de su descanso. Los ojos se mueven rápidamente, aunque los párpados permanecen cerrados. Los períodos de sueño profundo, son alternados con sueño ligero.
Durante el sueño profundo, existe evidencia externa, aparte del movimiento de los ojos, de que el gato sueña, o al menos tiene experiencias semiconscientes, similares a los sueños humanos: hay cambios de postura corporal, movimientos con patas y uñas, movimiento de los bigotes, de las orejas y a veces vocalización.
En el sueño profundo del gato, su cerebro está tan activo como cuando está despierto, y sus sentidos están iguales de alertas para la recepción de estímulos. No intente tirarle de su cola cuando esté durmiendo, pues su respuesta será inmediata. Esto también es aplicable a estímulos positivos: olfativos ante un buen bocado o disfrutando de caricias.
Los gatos que pueden salir al exterior, disfrutarán de noches muy activas, vagabundeando por jardines, y si pierden parte de su sueño profundo, dada la importancia biológica de estos períodos, lo recuperan tan pronto pueden.
Cuando el gato se despierta, hace un ritual al estilo yoga, con el fin de soltar articulaciones y musculatura y estimular la circulación. Bosteza, se estira al frente, y después las patas posteriores, arqueando el dorso; y según los entendidos, esta es la mejor forma de despertar, que debería ser imitada por los humanos que suelen saltar de la cama sin poner en orden todo su sistema muscular.
Durante el periodo de más calor del día, o sea cuando el sol está alto, el gato se descansa. El mismo pasa durante la noche, porque aunque no necesiten de mucha luz para ver bien, igual no ven todo así tan bien en la oscuridad total.
Moverán su lugar de siesta con los rayos solares, compensando así su ligero descenso de temperatura corporal durante el sueño, aunque también le atraen mucho los sitios blandos y calientes como la cama, pero pueden dormir en el sitio que les provoque, siempre y cuando se sientan seguros y estén fuera del alcance de cualquier perturbador de su tranquilidad.
Aunque probablemente nos pensemos el contrario, dormir es una ventaja para los gatos en su hábitat salvaje. Los gatitos cachorros se duermen incluso por más horas que los bebes humanos. Mientras duermen la siesta, están sosegados y, de ese modo, no atraen a los predadores ni se huyen del nido mientras su madre sale para cazar. Además, la hormona responsable por el crecimiento de los cachorros sólo se liberta mientras duermen.
Al contrario de los humanos, los gatos prefieren hacer siestas que dormir por largos periodos de tiempo: unos 60 a 70% del sueño del gato es ligero, mientras los humanos se quedan en un estado ligero de sueño por no más que 20 a 30% del tiempo que duermen. Esto es especialmente importante en la vida salvaje, ya que mientras se sacan una siestita, los gatos se mantienen relativamente atentos y se despierta fácilmente a cualquier señal de peligro.
El lugar perfecto
Los gatos suelen tener un local favorito adonde dormir. En el invierno, eligen locales más calientes, ya sea junto a la ventana donde el llega el sol o acercado a una fuente de calor. En el verano, eligen por supuesto locales más frescos, normalmente debajo de la sombra, y cuando puedan dormirán afuera de casa.
Sin embargo, su local favorito para dormir suele ser la cama de su amo o el sofá donde él normalmente se sienta. Esto acontece porque los gatos suelen elegir un local donde se sientan seguros para dormir. La cama y el sofá de su amo irradian su olor, transmitiendo, por tanto, una sensación de protección que hace que el gato lo considere un local seguro.
Los felinos, como muchos sabemos, tienen también una inmensa atracción por alturas. Esto resulta de sus antepasados salvajes que buscaban protegerse en cima de los árboles. Pero si, por un lado, se puede decir que los gatos son bastante exigentes con la comida, el mismo no se puede decir de sus locales de elección para dormir.
Sus amos frecuentemente se los encuentran durmiendo en los más impensables locales, como los estantes de libros, escaleras, entre otros.
Necesitan dormir
Dormir es una actividad con muchos beneficios para el gato, así que es muy importante que se lo dejen descansar por el tiempo que necesite. Esto no es sinónimo de dormir tanto cuanto pueda, ya que el dormir por demasiado puede estar relacionado con aburrimiento o depresión, como ya mencionado. Nuestros niños suelen ser un poco pesados con los gatos y molestarlos, motivo por el cual deberán ser advertidas para la necesidad que los gatos tienen de dormir.
Los gatos duermen mucho, de 16 a 18 horas diarias, es decir de un 66 a un 75% de cada 24 horas, esto también dependerá de su ambiente y la compañía, por lo tanto, los gatos solitarios dormirán más que los que tienen compañía. Los gatitos pequeños duermen el 90% del día, pero ya a las tres o cuatro semanas este tiempo se reduce al del adulto, es decir más o menos un 60%.
De acuerdo a encefalogramas realizados cuando el gato duerme, se distinguen, según su actividad cerebral, fases de sueño ligero y fases de sueño profundo. Cuando el sueño es ligero, los músculos no quedan totalmente relajados, y el gato se despierta periódicamente tras pocos minutos de sueño y puede disfrutar de estas siestas también sentados o medio tumbados. Este sueño que ocupa aproximadamente un 70% del descanso del gato es lo que se ha llamado en inglés "cat nap", que equivaldría en castellano a "echar una cabezada".
Tras un sueño ligero de unos treinta minutos, el gato suele entrar en una fase de sueño profundo, que puede alcanzar el 30% de su descanso. Los ojos se mueven rápidamente, aunque los párpados permanecen cerrados. Los períodos de sueño profundo, son alternados con sueño ligero.
Durante el sueño profundo, existe evidencia externa, aparte del movimiento de los ojos, de que el gato sueña, o al menos tiene experiencias semiconscientes, similares a los sueños humanos: hay cambios de postura corporal, movimientos con patas y uñas, movimiento de los bigotes, de las orejas y a veces vocalización.
En el sueño profundo del gato, su cerebro está tan activo como cuando está despierto, y sus sentidos están iguales de alertas para la recepción de estímulos. No intente tirarle de su cola cuando esté durmiendo, pues su respuesta será inmediata. Esto también es aplicable a estímulos positivos: olfativos ante un buen bocado o disfrutando de caricias.
Los gatos que pueden salir al exterior, disfrutarán de noches muy activas, vagabundeando por jardines, y si pierden parte de su sueño profundo, dada la importancia biológica de estos períodos, lo recuperan tan pronto pueden.
Cuando el gato se despierta, hace un ritual al estilo yoga, con el fin de soltar articulaciones y musculatura y estimular la circulación. Bosteza, se estira al frente, y después las patas posteriores, arqueando el dorso; y según los entendidos, esta es la mejor forma de despertar, que debería ser imitada por los humanos que suelen saltar de la cama sin poner en orden todo su sistema muscular.