Conflictos perpetuos, ¿señal de divorcio?
Por: Aracelis Perez-Mayan,el 03 de febrero de 2010, 04:36 AMEn la mejor de las relaciones hay algún tipo de desavenencia entre marido y mujer. A veces se trata de un problema pasajero o sin mayor relevancia, pero la mayoría de los conflictos matrimoniales suelen ser perpetuos; o sea, la pareja convivirá con ellos sin llegar nunca a solucionarlos.
Algunos conflictos perpetuos típicos son:
-Uno de los miembros de la pareja no quiere tener hijos, y posterga indefinidamente el momento de tomar esa decisión alegando que aún no está preparado(a) para la paternidad (o maternidad).
-Uno exige al otro hacer el amor con más frecuencia.
-Pelean porque tienen diferentes conceptos de orden: uno es extremadamente meticuloso y ordenado, mientras el otro peca de regado y distraído.
-Uno es fiestero, el otro es hogareño y prefiere quedarse en casa por las noches.
-Profesan diferente credo y no se ponen de acuerdo sobre en cuál fe educar a sus hijos, si en la de ella o en la de él.
Siempre que la pareja entienda, ya sea de forma racional o intuitiva, cuáles son los problemas inevitables de su matrimonio, aprenderá a elaborar estrategias para enfrentarlos y se esforzará en evitar situaciones o respuestas que los empeoren.
En su libro “Couples Therapy: A Nontraditional Approach”, el psicólogo y terapeuta Daniel B. Wile sugiere a los matrimonios en crisis que traten de incorporar sus conflictos a la relación en lugar de enredarse continuamente en peleas que no los conducirán sino al distanciamiento.
Wile parte de la filosofía de que cuando escogemos a nuestra pareja elegimos junto con ella una seria de problemas con los que tendremos que convivir mientras dure esa relación. Pretender solucionarlos es como embarcarse en la hercúlea tarea de querer cambiar al otro.
La relación prosperará si la pareja aprende a lidiar con esos problemas que ha elegido usando dos armas fundamentales: tolerancia y buen humor. Dado que el conflicto es insoluble, una guerra abierta los llevará a sentirse abrumados por la sensación de estancamiento.
¿Cómo reconocer que estás estancado con tu pareja en un conflicto perpetuo? John M. Gottman y Nan Silver ofrecen una lista de características para responder a esta interrogante en su libro “Siete reglas de oro para vivir en pareja”:
-El conflicto te hace sentir rechazado(a) por tu pareja.
-Conversan una y otra vez sobre el problema, pero no logran avanzar en la búsqueda de una solución.
-Cuando discuten el tema terminan frustrados y dolidos.
-Las conversaciones sobre el asunto adolecen de buen humor y/o afecto.
-Con el tiempo, las posiciones de ambos son inamovibles, lo cual los lleva a insultarse el uno al otro durante las discusiones.
-Los insultos los atrincheran más en su punto de vista, con lo que será imposible llegar a un acuerdo.
-La pareja se distancia.
Si estás atravesando por una situación como esta, piensa que tu relación no tiene por qué terminar en separación o divorcio. Aún existe un camino para salir airosos.
El primer paso es estar dispuesto(a) a identificar “las causas ocultas que provocan el estancamiento” como si se tratara de diagnosticar una enfermedad crónica.
En la mayoría de los casos el estancamiento surge porque un miembro de la pareja no conoce, respeta o valora los sueños del otro. Hablar sobre los sueños de cada uno, desde los sublimes hasta los más terrenales, les ayudará a comprender la naturaleza de vuestras diferencias.
Como no se puede curar lo incurable, el objetivo de esta estrategia no será solucionar el conflicto, sino salir del estancamiento aprendiendo a dialogar.
Cuando logren conversar sobre el conflicto sin insultarse o herirse, y sin pretender cambiar las posturas o costumbres del otro, habrán aprendido a convivir con el problema, como se aprende a vivir con daltonismo o alergia.
¿Te sientes en disposición de lidiar con un conflicto perpetuo?
Por: Aracelis Perez-Mayan,el 03 de febrero de 2010, 04:36 AMEn la mejor de las relaciones hay algún tipo de desavenencia entre marido y mujer. A veces se trata de un problema pasajero o sin mayor relevancia, pero la mayoría de los conflictos matrimoniales suelen ser perpetuos; o sea, la pareja convivirá con ellos sin llegar nunca a solucionarlos.
Algunos conflictos perpetuos típicos son:
-Uno de los miembros de la pareja no quiere tener hijos, y posterga indefinidamente el momento de tomar esa decisión alegando que aún no está preparado(a) para la paternidad (o maternidad).
-Uno exige al otro hacer el amor con más frecuencia.
-Pelean porque tienen diferentes conceptos de orden: uno es extremadamente meticuloso y ordenado, mientras el otro peca de regado y distraído.
-Uno es fiestero, el otro es hogareño y prefiere quedarse en casa por las noches.
-Profesan diferente credo y no se ponen de acuerdo sobre en cuál fe educar a sus hijos, si en la de ella o en la de él.
Siempre que la pareja entienda, ya sea de forma racional o intuitiva, cuáles son los problemas inevitables de su matrimonio, aprenderá a elaborar estrategias para enfrentarlos y se esforzará en evitar situaciones o respuestas que los empeoren.
En su libro “Couples Therapy: A Nontraditional Approach”, el psicólogo y terapeuta Daniel B. Wile sugiere a los matrimonios en crisis que traten de incorporar sus conflictos a la relación en lugar de enredarse continuamente en peleas que no los conducirán sino al distanciamiento.
Wile parte de la filosofía de que cuando escogemos a nuestra pareja elegimos junto con ella una seria de problemas con los que tendremos que convivir mientras dure esa relación. Pretender solucionarlos es como embarcarse en la hercúlea tarea de querer cambiar al otro.
La relación prosperará si la pareja aprende a lidiar con esos problemas que ha elegido usando dos armas fundamentales: tolerancia y buen humor. Dado que el conflicto es insoluble, una guerra abierta los llevará a sentirse abrumados por la sensación de estancamiento.
¿Cómo reconocer que estás estancado con tu pareja en un conflicto perpetuo? John M. Gottman y Nan Silver ofrecen una lista de características para responder a esta interrogante en su libro “Siete reglas de oro para vivir en pareja”:
-El conflicto te hace sentir rechazado(a) por tu pareja.
-Conversan una y otra vez sobre el problema, pero no logran avanzar en la búsqueda de una solución.
-Cuando discuten el tema terminan frustrados y dolidos.
-Las conversaciones sobre el asunto adolecen de buen humor y/o afecto.
-Con el tiempo, las posiciones de ambos son inamovibles, lo cual los lleva a insultarse el uno al otro durante las discusiones.
-Los insultos los atrincheran más en su punto de vista, con lo que será imposible llegar a un acuerdo.
-La pareja se distancia.
Si estás atravesando por una situación como esta, piensa que tu relación no tiene por qué terminar en separación o divorcio. Aún existe un camino para salir airosos.
El primer paso es estar dispuesto(a) a identificar “las causas ocultas que provocan el estancamiento” como si se tratara de diagnosticar una enfermedad crónica.
En la mayoría de los casos el estancamiento surge porque un miembro de la pareja no conoce, respeta o valora los sueños del otro. Hablar sobre los sueños de cada uno, desde los sublimes hasta los más terrenales, les ayudará a comprender la naturaleza de vuestras diferencias.
Como no se puede curar lo incurable, el objetivo de esta estrategia no será solucionar el conflicto, sino salir del estancamiento aprendiendo a dialogar.
Cuando logren conversar sobre el conflicto sin insultarse o herirse, y sin pretender cambiar las posturas o costumbres del otro, habrán aprendido a convivir con el problema, como se aprende a vivir con daltonismo o alergia.
¿Te sientes en disposición de lidiar con un conflicto perpetuo?