Hola Chicas, seguro les ha pasado algo parecido.
Muchas veces he pensado que la vida es como una caja de Pandora, de la cual surgen miles de situaciones diferentes, sin aparente lógica y sin previo aviso, que, sin importar lo que tengamos planificado, hacen que todo cambie de un momento a otro. Me refiero a las situaciones inesperadas, aquellas que se presentan sorpresivamente y que, en la mayoría de los casos, nos desconciertan, nos atemorizan y hasta nos desequilibran haciendo que perdamos, temporalmente, la seguridad y el ánimo que sentíamos.
Si no somos lo suficientemente flexibles y adaptables, si no podemos conservar la calma y el control de nosotros mismos, estos acontecimientos imprevistos desatarán nuestro descontrol e incertidumbre personal, convirtiéndonos en parte del problema.
Hace unos años viví una situación inesperada, el avión en el que viajaba tuvo una falla en pleno vuelo… cuando el capitán nos informó su decisión de retornar al aeropuerto de donde acabábamos de despegar, el miedo, la inseguridad y la necesidad de conectarnos con La Divinidad se volvió una reacción colectiva. Lo cierto es que fueron minutos difíciles, en los cuales tuvimos la posibilidad de poner en práctica todas las herramientas de que disponíamos para mantener la calma y la confianza, pues lo demás no estaba en nuestras manos.
El capitán nos transmitió confianza al decirnos que la situación estaba bajo control y que habría un pequeño procedimiento de emergencia para recibirnos en el aeropuerto. El final fue feliz, porque aterrizamos sin ninguna novedad.
A pesar de que en el tiempo de espera que pasamos en el aeropuerto muchos de los pasajeros se lamentaban de lo sucedido… la situación hizo que, en general, se mostraran amistosos, solidarios e interesados en brindar su apoyo incondicional para resolver la situación entre todos.
Yo sé que no es fácil enfrentar lo inesperado, y mucho más cuando se presenta de una forma difícil y peligrosa, pero en lugar de permitir que el miedo a lo desconocido nos arrope y paralice, deberíamos hacer uso de toda nuestra fortaleza interior para mantener la calma, la confianza en las personas que están a cargo -también en La Divinidad- y la claridad que necesitamos para actuar de la mejor manera. Y cuando todo haya terminado, en lugar de quedarnos pegados en el pasado, recordando lo sucedido, deberíamos, con nuestra voluntad, ubicarnos en el presente para sentirnos agradecidos porque estamos bien, porque salimos airosos, porque lo resolvimos, porque ya pasó… y, lo más importante, porque tuvimos y seguimos teniendo la oportunidad de aprender y crecer con cada nueva experiencia de vida.
Evitemos hacer un drama de las experiencias difíciles que hayamos tenido en algún momento de la vida, venzamos el hábito negativo de imaginar todo lo terrible que pudo haber sucedido… y más bien, resaltemos todas las cosas buenas que ocurren a nuestro alrededor, o como consecuencia de esa situación, sin permitirle a nada y a nadie que nos robe la posibilidad de disfrutar de cada momento como si fuese nuevo, mejor y muy especial. ¡Vivamos la vida con valor, fe, confianza y pasión!
DECÁLOGO PARA ACEPTAR LO INESPERADO
1. ACEPTAR LO QUE NO ESTÁ EN NUESTRAS MANOS CAMBIAR
Es importante que seamos capaces de aceptar lo que suceda, sin desesperarnos, sin dejar que la mente nos llene de miedo y preocupación al llevarnos a imaginar las cosas de una peor manera. El aceptar nos pondrá en alerta, preparándonos para actuar de una mejor manera.
2. CONSERVAR LA CALMA
Cuando dejamos que los pensamientos negativos llenen nuestra mente, nos desequilibramos emocionalmente. La mayoría de las veces esto nos lleva a considerar que la situación es mucho más grave y, por lo tanto, más difícil de manejar y de resolver. Para serenarte, respira lentamente, concentrándote en tu respiración.
3. ANALIZAR LA SITUACIÓN CON OBJETIVIDAD
Antes de reaccionar, y dejarnos llevar por el miedo, la preocupación, el pesimismo, la frustración o la rigidez de lo planeado, tomemos el tiempo necesario para analizar con objetividad la situación. Tal vez no sea tan negativa como te pareció inicialmente, recuerda que muchas bendiciones vienen escondidas en aquellas situaciones inesperadas que se nos presentan.
4. PREGUNTARNOS: ¿QUÉ PUEDO HACER PARA RESOLVERLO?
En lugar de quedarnos pegados en lo que sucedió, recordando todos los detalles para sentirnos peor, o imaginando todo lo que pudo haber sucedido de otra manera, pongámonos en acción. Pregúntate qué puedes hacer para resolver o manejar esta nueva situación de la mejor manera. Si hay algo concreto que puedas hacer, no pierdas tiempo y hazlo. Pero si no está en tus manos, confía, y entrega.
5. SEAMOS FLEXIBLES
Desarrollemos la capacidad de adaptarnos a los cambios. Aun cuando inicialmente nos sorprendan, éstos pueden representar la oportunidad de aprender, crecer y mejorar nuestra condición de vida. Deja de resistirte y entrégate a vivir la experiencia con entusiasmo y valor, resaltando siempre todo lo positivo que suceda.
6. NO DEJARNOS ATRAPAR POR EL MIEDO
Sin importar lo grave o desconocida que sea la situación, no te dejes atrapar por el miedo, porque éste, seguramente, te paralizará y te hará ver fantasmas donde no los hay. Con la fe en la Divinidad y la confianza en tu capacidad tendrás el valor de enfrentarla y de superarla con éxito.
7. EVITAR PENSAR EN LO QUE PUDO SUCEDER
Ya no pienses en lo que pudo haber sucedido, sólo importa lo que está ocurriendo y lo que tú puedas hacer para mejorarlo.
8. SENTIR CONFIANZA
No olvides que has salido de situaciones más difíciles, apóyate en tu experiencia para que puedas ganar la confianza que necesitas para afrontar esta situación. Recuerda que no estás solo y que La Divinidad va a apoyarte.
9. COLOCAR LA SITUACIÓN EN PERSPECTIVA
Generalmente vemos las cosas más graves, desagradables y difíciles de lo que son. Aprendamos a poner un poco de distancia entre nosotros y la situación, para poder observarla en su justa dimensión. Al hacerlo, lograremos conservar la claridad que nos permita afrontarla de la mejor manera.
10. RECONOCER TODO LO BUENO
Quédate con el aprendizaje que te dejó la experiencia. No te sientas víctima, profundizando así la afectación que puedas sentir. Concéntrate en reconocer todo lo bueno que suceda como efecto de lo sucedido. Agradece las bendiciones que recibas.
Con cariño,
Mel.
Muchas veces he pensado que la vida es como una caja de Pandora, de la cual surgen miles de situaciones diferentes, sin aparente lógica y sin previo aviso, que, sin importar lo que tengamos planificado, hacen que todo cambie de un momento a otro. Me refiero a las situaciones inesperadas, aquellas que se presentan sorpresivamente y que, en la mayoría de los casos, nos desconciertan, nos atemorizan y hasta nos desequilibran haciendo que perdamos, temporalmente, la seguridad y el ánimo que sentíamos.
Si no somos lo suficientemente flexibles y adaptables, si no podemos conservar la calma y el control de nosotros mismos, estos acontecimientos imprevistos desatarán nuestro descontrol e incertidumbre personal, convirtiéndonos en parte del problema.
Hace unos años viví una situación inesperada, el avión en el que viajaba tuvo una falla en pleno vuelo… cuando el capitán nos informó su decisión de retornar al aeropuerto de donde acabábamos de despegar, el miedo, la inseguridad y la necesidad de conectarnos con La Divinidad se volvió una reacción colectiva. Lo cierto es que fueron minutos difíciles, en los cuales tuvimos la posibilidad de poner en práctica todas las herramientas de que disponíamos para mantener la calma y la confianza, pues lo demás no estaba en nuestras manos.
El capitán nos transmitió confianza al decirnos que la situación estaba bajo control y que habría un pequeño procedimiento de emergencia para recibirnos en el aeropuerto. El final fue feliz, porque aterrizamos sin ninguna novedad.
A pesar de que en el tiempo de espera que pasamos en el aeropuerto muchos de los pasajeros se lamentaban de lo sucedido… la situación hizo que, en general, se mostraran amistosos, solidarios e interesados en brindar su apoyo incondicional para resolver la situación entre todos.
Yo sé que no es fácil enfrentar lo inesperado, y mucho más cuando se presenta de una forma difícil y peligrosa, pero en lugar de permitir que el miedo a lo desconocido nos arrope y paralice, deberíamos hacer uso de toda nuestra fortaleza interior para mantener la calma, la confianza en las personas que están a cargo -también en La Divinidad- y la claridad que necesitamos para actuar de la mejor manera. Y cuando todo haya terminado, en lugar de quedarnos pegados en el pasado, recordando lo sucedido, deberíamos, con nuestra voluntad, ubicarnos en el presente para sentirnos agradecidos porque estamos bien, porque salimos airosos, porque lo resolvimos, porque ya pasó… y, lo más importante, porque tuvimos y seguimos teniendo la oportunidad de aprender y crecer con cada nueva experiencia de vida.
Evitemos hacer un drama de las experiencias difíciles que hayamos tenido en algún momento de la vida, venzamos el hábito negativo de imaginar todo lo terrible que pudo haber sucedido… y más bien, resaltemos todas las cosas buenas que ocurren a nuestro alrededor, o como consecuencia de esa situación, sin permitirle a nada y a nadie que nos robe la posibilidad de disfrutar de cada momento como si fuese nuevo, mejor y muy especial. ¡Vivamos la vida con valor, fe, confianza y pasión!
DECÁLOGO PARA ACEPTAR LO INESPERADO
1. ACEPTAR LO QUE NO ESTÁ EN NUESTRAS MANOS CAMBIAR
Es importante que seamos capaces de aceptar lo que suceda, sin desesperarnos, sin dejar que la mente nos llene de miedo y preocupación al llevarnos a imaginar las cosas de una peor manera. El aceptar nos pondrá en alerta, preparándonos para actuar de una mejor manera.
2. CONSERVAR LA CALMA
Cuando dejamos que los pensamientos negativos llenen nuestra mente, nos desequilibramos emocionalmente. La mayoría de las veces esto nos lleva a considerar que la situación es mucho más grave y, por lo tanto, más difícil de manejar y de resolver. Para serenarte, respira lentamente, concentrándote en tu respiración.
3. ANALIZAR LA SITUACIÓN CON OBJETIVIDAD
Antes de reaccionar, y dejarnos llevar por el miedo, la preocupación, el pesimismo, la frustración o la rigidez de lo planeado, tomemos el tiempo necesario para analizar con objetividad la situación. Tal vez no sea tan negativa como te pareció inicialmente, recuerda que muchas bendiciones vienen escondidas en aquellas situaciones inesperadas que se nos presentan.
4. PREGUNTARNOS: ¿QUÉ PUEDO HACER PARA RESOLVERLO?
En lugar de quedarnos pegados en lo que sucedió, recordando todos los detalles para sentirnos peor, o imaginando todo lo que pudo haber sucedido de otra manera, pongámonos en acción. Pregúntate qué puedes hacer para resolver o manejar esta nueva situación de la mejor manera. Si hay algo concreto que puedas hacer, no pierdas tiempo y hazlo. Pero si no está en tus manos, confía, y entrega.
5. SEAMOS FLEXIBLES
Desarrollemos la capacidad de adaptarnos a los cambios. Aun cuando inicialmente nos sorprendan, éstos pueden representar la oportunidad de aprender, crecer y mejorar nuestra condición de vida. Deja de resistirte y entrégate a vivir la experiencia con entusiasmo y valor, resaltando siempre todo lo positivo que suceda.
6. NO DEJARNOS ATRAPAR POR EL MIEDO
Sin importar lo grave o desconocida que sea la situación, no te dejes atrapar por el miedo, porque éste, seguramente, te paralizará y te hará ver fantasmas donde no los hay. Con la fe en la Divinidad y la confianza en tu capacidad tendrás el valor de enfrentarla y de superarla con éxito.
7. EVITAR PENSAR EN LO QUE PUDO SUCEDER
Ya no pienses en lo que pudo haber sucedido, sólo importa lo que está ocurriendo y lo que tú puedas hacer para mejorarlo.
8. SENTIR CONFIANZA
No olvides que has salido de situaciones más difíciles, apóyate en tu experiencia para que puedas ganar la confianza que necesitas para afrontar esta situación. Recuerda que no estás solo y que La Divinidad va a apoyarte.
9. COLOCAR LA SITUACIÓN EN PERSPECTIVA
Generalmente vemos las cosas más graves, desagradables y difíciles de lo que son. Aprendamos a poner un poco de distancia entre nosotros y la situación, para poder observarla en su justa dimensión. Al hacerlo, lograremos conservar la claridad que nos permita afrontarla de la mejor manera.
10. RECONOCER TODO LO BUENO
Quédate con el aprendizaje que te dejó la experiencia. No te sientas víctima, profundizando así la afectación que puedas sentir. Concéntrate en reconocer todo lo bueno que suceda como efecto de lo sucedido. Agradece las bendiciones que recibas.
Con cariño,
Mel.