¿Se muere el amor?
Pues, depende.
Luego de la fase del enamoramiento frenético, hasta cierto punto irracional, se pasa a un amor más seguro y racional, en el cual no necesariamente se pierde lo pasional sino que se modifica.
El haber vivido juntos unos años desarrolla la intimidad, que es el fundamento de toda relación afectiva. Es el lenguaje de la confianza en el otro.
En la intimidad, se impone el pensamiento, el amor humano sobre el genético. Implica un trabajo a ejecutar. Tenemos que contarle al otro quiénes somos y para ello debemos darnos cuenta primero qué nos pasa, qué sentimos, qué nos pone tristes o alegres. Hay que aprender a mostrarnos para que nuestra pareja también lo haga, tanto en el aspecto físico como en el de comportamiento.
Buscar amistad, sinceridad, integridad, calidez, simpatía, valor, ternura, inteligencia, intereses comunes y compañerismo, es fundamental para desarrollar la intimidad.
Es como si la intimidad junto al amor desplazaran a la intensidad del deseo sexual y erótico. En este momento, se corre el riesgo de que la rutina se instale y se pierda la capacidad de seducción al otro.
Por ello es indispensable, además del uso de prendas íntimas sugestivas y el mantenerse atractivos, seguir siendo pareja, salir juntos los dos.
Es necesario preservar espacios de tiempo y físicos para la privacidad.
Hay que conservar la capacidad de sorprender al otro desde cualquier punto de vista, bien sea exitándolo, divirtiéndolo, alegrándolo, emocionándolo y siempre con originalidad.
Abrirnos desde dentro hacia afuera, porque es el momento de la intimidad.
De esta manera es probable que la pasión continúe hacia el futuro. Más no olvidemos que la vida cambia. Mantener todo como en el principio es una ilusión.
Debemos comprenderlo y entender que el amor pasa por sus fases y que nuestro compromiso de verdadero amor con nuestra pareja, supone hacer todo lo posible para mantener -además del sentimiento afectivo- el objeto de deseo sexual y erótico. Al fin y al cabo, es la persona que escogimos para vivir.
Los hindúes plantean que nunca habrá en una vida el tiempo necesario para conocer íntimamente a su pareja. Siempre se podrá innovar y descubrir secretos, si hay la voluntad y el amor al ser querido.
Si decidiéramos cambiar de pareja, sólo por sentir otra vez la pasión, no olvidemos que una vez más volverá a repetirse el ciclo. Una y otra vez.
Y USTEDES QUE OPINAN??
Pues, depende.
Luego de la fase del enamoramiento frenético, hasta cierto punto irracional, se pasa a un amor más seguro y racional, en el cual no necesariamente se pierde lo pasional sino que se modifica.
El haber vivido juntos unos años desarrolla la intimidad, que es el fundamento de toda relación afectiva. Es el lenguaje de la confianza en el otro.
En la intimidad, se impone el pensamiento, el amor humano sobre el genético. Implica un trabajo a ejecutar. Tenemos que contarle al otro quiénes somos y para ello debemos darnos cuenta primero qué nos pasa, qué sentimos, qué nos pone tristes o alegres. Hay que aprender a mostrarnos para que nuestra pareja también lo haga, tanto en el aspecto físico como en el de comportamiento.
Buscar amistad, sinceridad, integridad, calidez, simpatía, valor, ternura, inteligencia, intereses comunes y compañerismo, es fundamental para desarrollar la intimidad.
Es como si la intimidad junto al amor desplazaran a la intensidad del deseo sexual y erótico. En este momento, se corre el riesgo de que la rutina se instale y se pierda la capacidad de seducción al otro.
Por ello es indispensable, además del uso de prendas íntimas sugestivas y el mantenerse atractivos, seguir siendo pareja, salir juntos los dos.
Es necesario preservar espacios de tiempo y físicos para la privacidad.
Hay que conservar la capacidad de sorprender al otro desde cualquier punto de vista, bien sea exitándolo, divirtiéndolo, alegrándolo, emocionándolo y siempre con originalidad.
Abrirnos desde dentro hacia afuera, porque es el momento de la intimidad.
De esta manera es probable que la pasión continúe hacia el futuro. Más no olvidemos que la vida cambia. Mantener todo como en el principio es una ilusión.
Debemos comprenderlo y entender que el amor pasa por sus fases y que nuestro compromiso de verdadero amor con nuestra pareja, supone hacer todo lo posible para mantener -además del sentimiento afectivo- el objeto de deseo sexual y erótico. Al fin y al cabo, es la persona que escogimos para vivir.
Los hindúes plantean que nunca habrá en una vida el tiempo necesario para conocer íntimamente a su pareja. Siempre se podrá innovar y descubrir secretos, si hay la voluntad y el amor al ser querido.
Si decidiéramos cambiar de pareja, sólo por sentir otra vez la pasión, no olvidemos que una vez más volverá a repetirse el ciclo. Una y otra vez.
Y USTEDES QUE OPINAN??