Hay algunos hombres que nunca van a poder satisfacer las necesidades de su esposa. No comprenden la forma en que piensan las mujeres, y nunca se les ha exigido que lo hagan. Las mujeres casadas con hombres tan poco románticos y comunicativos, deben decidir lo que es razonable esperar, y cómo pueden labrarse una vida significativa juntos; o pueden buscar un divorcio temprano. Me parece mejor lo primero.
Si su esposo es un hombre así, le aconsejo que trate de mostrarle, sin quejarse ni enojarse, en qué sentidos usted es diferente de él y cuáles son sus necesidades exclusivas. Trabaje para cambiar lo que se puede mejorar en su relación, explique lo que él pueda comprender, resuelva aquello que se pueda resolver, y negocie lo que esté abierto a un entendimiento. Cree el mejor matrimonio posible a partir de los materiales en bruto proporcionados por dos seres humanos imperfectos, cada uno de ellos con su personalidad distintivamente exclusiva.
En cuanto a todas las asperezas que nunca se van a poder limar, y los defectos que nunca se van a poder erradicar, trate de desarrollar la mejor manera posible de verlos y decídase a aceptar la realidad tal como es. El primer principio de la salud mental consiste en aceptar lo que no se puede cambiar. Le sería muy fácil caer en una depresión a partir de las circunstancias que tiene en su vida. Pero también puede decidir mantenerse firme y contentarse a pesar de ellas. La palabra clave aquí es escoger.
¿Puede usted aceptar a su esposo tal como él es? Son raras las veces que un ser humano satisface todos los anhelos y las esperanzas que otro lleva dentro. Por supuesto, que esta moneda tiene dos caras: usted tampoco puede ser su mujer perfecta. Él no está preparado para, de la mejor manera, resolver todo su conjunto de necesidades emocionales, así como usted no puede convertirse en la mujer de sus sueños sexuales cada veinticuatro horas.
Ambos cónyuges tienen que contentarse con las debilidades y los defectos humanos, con la irritabilidad, la fatiga y las ocasionales “jaquecas” nocturnas. No es un buen matrimonio aquel en el que reina la perfección: sino aquel en el que existe una relación en la cual una perspectiva saludable pasa por alto una multitud de cosas imposibles de resolver.
Con esto no quiero insinuar que el consejo que le he dado sea fácil de poner en práctica, o que haga desaparecer los anhelos que usted tenga, pero tarde o temprano, todo ser humano se encuentra en situaciones difíciles que se hallan por encima de su control. En ese momento, la persona se derrumba, sale corriendo, se pone furiosa, o hace las tres cosas. Yo le sugiero que la aceptación es una alternativa mejor.
AMA A TU PAREA...ACEPTALA COMO ES PARA VIVIR EN PAZ.
Si su esposo es un hombre así, le aconsejo que trate de mostrarle, sin quejarse ni enojarse, en qué sentidos usted es diferente de él y cuáles son sus necesidades exclusivas. Trabaje para cambiar lo que se puede mejorar en su relación, explique lo que él pueda comprender, resuelva aquello que se pueda resolver, y negocie lo que esté abierto a un entendimiento. Cree el mejor matrimonio posible a partir de los materiales en bruto proporcionados por dos seres humanos imperfectos, cada uno de ellos con su personalidad distintivamente exclusiva.
En cuanto a todas las asperezas que nunca se van a poder limar, y los defectos que nunca se van a poder erradicar, trate de desarrollar la mejor manera posible de verlos y decídase a aceptar la realidad tal como es. El primer principio de la salud mental consiste en aceptar lo que no se puede cambiar. Le sería muy fácil caer en una depresión a partir de las circunstancias que tiene en su vida. Pero también puede decidir mantenerse firme y contentarse a pesar de ellas. La palabra clave aquí es escoger.
¿Puede usted aceptar a su esposo tal como él es? Son raras las veces que un ser humano satisface todos los anhelos y las esperanzas que otro lleva dentro. Por supuesto, que esta moneda tiene dos caras: usted tampoco puede ser su mujer perfecta. Él no está preparado para, de la mejor manera, resolver todo su conjunto de necesidades emocionales, así como usted no puede convertirse en la mujer de sus sueños sexuales cada veinticuatro horas.
Ambos cónyuges tienen que contentarse con las debilidades y los defectos humanos, con la irritabilidad, la fatiga y las ocasionales “jaquecas” nocturnas. No es un buen matrimonio aquel en el que reina la perfección: sino aquel en el que existe una relación en la cual una perspectiva saludable pasa por alto una multitud de cosas imposibles de resolver.
Con esto no quiero insinuar que el consejo que le he dado sea fácil de poner en práctica, o que haga desaparecer los anhelos que usted tenga, pero tarde o temprano, todo ser humano se encuentra en situaciones difíciles que se hallan por encima de su control. En ese momento, la persona se derrumba, sale corriendo, se pone furiosa, o hace las tres cosas. Yo le sugiero que la aceptación es una alternativa mejor.
AMA A TU PAREA...ACEPTALA COMO ES PARA VIVIR EN PAZ.