Por Dr. César Lozano
Hace unos días, entrevisté en mi programa de radio a una Nutrióloga con gran trayectoria en la investigación de la alimentación necesaria para los seres humanos, basada en su tipo sanguíneo. Además de su amplia experiencia en la investigación de la menopausia, la Lic. Maria Engel, tiene años de investigación en relación al tema de la alimentación adecuada y ha ayudado a miles de personas en México a bajar de peso y a verse y sentirse mejor.
Me impactaron dos cosas: Primero, lo bien que ella se veía a sus 72 años de edad, fruto -según sus palabras, las cuales creo- de su alimentación y estilo de vida. Segundo, sus declaraciones en relación a lo que debemos y no debemos comer en base al tipo sanguíneo que cada uno tenemos. Después de esta entrevista, me puse a investigar en internet y encontré información muy interesante que a continuación te comparto y que sinceramente me convenció y estoy dispuesto a probar sus recomendaciones que hoy pongo a tu consideración.
La dieta según el grupo sanguíneo fue dada a conocer por dos médicos naturistas norteamericanos, los Doctores James y Peter D´Adamo, padre e hijo, quienes después de años de investigación afirman que, de acuerdo a su tipo de sangre, se puede indicar la forma de comer de una persona, para recuperar el peso que le corresponde. Según este método, al adaptar la alimentación de acuerdo al grupo de sangre, se perderá peso, mejorará el sistema inmunológico, retrasará el envejecimiento y sanará de sus enfermedades. ¡Qué tal!
Este sistema se basa en la creencia de que según los alimentos que se consuman y el grupo de sangre, se produce una reacción química en el organismo, capaz de beneficiar a la persona o causar efectos adversos. Ésta es la razón de que al seguir el tipo de dieta que le corresponde, se puede bajar de peso y mejorar la salud en general.
¿Conoces tu tipo sanguíneo? Son cuatro: A, AB, B y O.
Sangre Tipo O: Aproximadamente hace 50,000 años, los primeros pobladores del mundo fueron cazadores y recolectores, en quienes prevalecía el tipo de sangre O y cuya alimentación era casi exclusivamente de carnes rojas y ausencia de granos y productos lácteos. Estos pobladores llevaban una vida muy activa, pues se caracterizaban por ser nómadas sin establecer un lugar de residencia fijo, viajaban detrás de las manadas de animales que migraban constantemente y, por tal motivo, su vida se basaba en el ejercicio físico intenso que les favorecía para metabolizar la carne consumida.
Se cree que quienes poseen este tipo de sangre son más proclives a desarrollar problemas digestivos debido a la alta secreción de ácidos estomacales. Por su alimentación, pueden ser más propensos también a desarrollar artritis e hipertiroidismo debido a un sistema inmunológico hiperactivo. A las personas con este tipo de sangre, los productos que contienen trigo y productos lácteos, les producen inflamación silenciosa que termina por desequilibrar el sistema inmunológico.
Sangre Tipo A: Este tipo de sangre comenzó a desarrollarse hace 25 o 30 mil años, cuando el hombre cambió su estilo de vida al comenzar a cultivar la tierra y a consumir otro tipo de alimentos además de las carnes de caza; también bajó su nivel de actividad física para convertirse en sedentario.
Se llevan mejor con una dieta de tipo vegetariano para perder peso, con abundancia de granos integrales como la dieta macrobiótica. Estas personas no producen mucho ácido clorhídrico y generalmente la carne y los derivados de la leche no son bien aceptados y no les van las dietas altas en proteínas. Los mismos doctores dicen que en este tipo sanguíneo hay mayor propensión al cáncer, a las enfermedades cardiovasculares y a la diabetes.
Sangre Tipo B: Hace 15 ó 10 mil años, al mezclarse los individuos de tipo de Sangre O con los de sangre tipo A, comenzó a desarrollarse el grupo B. Se les recomiendan los productos lácteos, un poco de carne roja y algunos granos. A diferencia de los otros grupos el pollo no es bien aceptado.
Las personas con este grupo sanguíneo suelen sufrir infecciones de las vías urinarias y desarrollan enfermedades de tipo viral. Debido a que este tipo de sangre puede metabolizar los productos lácteos y la mayoría de los alimentos, son capaces de perder peso sin esfuerzo al eliminar de su dieta los cacahuates, el maíz, trigo y frijoles.
Sangre tipo AB: Aunque este tipo de sangre suele ser raro y de más reciente evolución, hace sólo 1,500 años, se adapta más fácilmente a una dieta muy variada que combina los beneficios de los demás grupos sanguíneos. En estas personas, la digestión de la carne no es tan buena como la de los mariscos, productos lácteos, trigo, granos enteros y soya.
Quienes poseen el tipo AB, si desean adelgazar y mantener su peso, les conviene consumir pescados y mariscos, productos lácteos, nueces y granos.
Por supuesto que cada organismo es diferente, pero he detectado, y estoy seguro tu también, que hay ciertos alimentos que nos engordan más o batallamos para digerir. Aún y que me encanta el queso y no soy muy adepto a la carne, estoy dispuesto a seguir durante un mes esta recomendación específica para mi tipo sanguíneo. Te platicaré mis resultados posteriormente.
Hace unos días, entrevisté en mi programa de radio a una Nutrióloga con gran trayectoria en la investigación de la alimentación necesaria para los seres humanos, basada en su tipo sanguíneo. Además de su amplia experiencia en la investigación de la menopausia, la Lic. Maria Engel, tiene años de investigación en relación al tema de la alimentación adecuada y ha ayudado a miles de personas en México a bajar de peso y a verse y sentirse mejor.
Me impactaron dos cosas: Primero, lo bien que ella se veía a sus 72 años de edad, fruto -según sus palabras, las cuales creo- de su alimentación y estilo de vida. Segundo, sus declaraciones en relación a lo que debemos y no debemos comer en base al tipo sanguíneo que cada uno tenemos. Después de esta entrevista, me puse a investigar en internet y encontré información muy interesante que a continuación te comparto y que sinceramente me convenció y estoy dispuesto a probar sus recomendaciones que hoy pongo a tu consideración.
La dieta según el grupo sanguíneo fue dada a conocer por dos médicos naturistas norteamericanos, los Doctores James y Peter D´Adamo, padre e hijo, quienes después de años de investigación afirman que, de acuerdo a su tipo de sangre, se puede indicar la forma de comer de una persona, para recuperar el peso que le corresponde. Según este método, al adaptar la alimentación de acuerdo al grupo de sangre, se perderá peso, mejorará el sistema inmunológico, retrasará el envejecimiento y sanará de sus enfermedades. ¡Qué tal!
Este sistema se basa en la creencia de que según los alimentos que se consuman y el grupo de sangre, se produce una reacción química en el organismo, capaz de beneficiar a la persona o causar efectos adversos. Ésta es la razón de que al seguir el tipo de dieta que le corresponde, se puede bajar de peso y mejorar la salud en general.
¿Conoces tu tipo sanguíneo? Son cuatro: A, AB, B y O.
Sangre Tipo O: Aproximadamente hace 50,000 años, los primeros pobladores del mundo fueron cazadores y recolectores, en quienes prevalecía el tipo de sangre O y cuya alimentación era casi exclusivamente de carnes rojas y ausencia de granos y productos lácteos. Estos pobladores llevaban una vida muy activa, pues se caracterizaban por ser nómadas sin establecer un lugar de residencia fijo, viajaban detrás de las manadas de animales que migraban constantemente y, por tal motivo, su vida se basaba en el ejercicio físico intenso que les favorecía para metabolizar la carne consumida.
Se cree que quienes poseen este tipo de sangre son más proclives a desarrollar problemas digestivos debido a la alta secreción de ácidos estomacales. Por su alimentación, pueden ser más propensos también a desarrollar artritis e hipertiroidismo debido a un sistema inmunológico hiperactivo. A las personas con este tipo de sangre, los productos que contienen trigo y productos lácteos, les producen inflamación silenciosa que termina por desequilibrar el sistema inmunológico.
Sangre Tipo A: Este tipo de sangre comenzó a desarrollarse hace 25 o 30 mil años, cuando el hombre cambió su estilo de vida al comenzar a cultivar la tierra y a consumir otro tipo de alimentos además de las carnes de caza; también bajó su nivel de actividad física para convertirse en sedentario.
Se llevan mejor con una dieta de tipo vegetariano para perder peso, con abundancia de granos integrales como la dieta macrobiótica. Estas personas no producen mucho ácido clorhídrico y generalmente la carne y los derivados de la leche no son bien aceptados y no les van las dietas altas en proteínas. Los mismos doctores dicen que en este tipo sanguíneo hay mayor propensión al cáncer, a las enfermedades cardiovasculares y a la diabetes.
Sangre Tipo B: Hace 15 ó 10 mil años, al mezclarse los individuos de tipo de Sangre O con los de sangre tipo A, comenzó a desarrollarse el grupo B. Se les recomiendan los productos lácteos, un poco de carne roja y algunos granos. A diferencia de los otros grupos el pollo no es bien aceptado.
Las personas con este grupo sanguíneo suelen sufrir infecciones de las vías urinarias y desarrollan enfermedades de tipo viral. Debido a que este tipo de sangre puede metabolizar los productos lácteos y la mayoría de los alimentos, son capaces de perder peso sin esfuerzo al eliminar de su dieta los cacahuates, el maíz, trigo y frijoles.
Sangre tipo AB: Aunque este tipo de sangre suele ser raro y de más reciente evolución, hace sólo 1,500 años, se adapta más fácilmente a una dieta muy variada que combina los beneficios de los demás grupos sanguíneos. En estas personas, la digestión de la carne no es tan buena como la de los mariscos, productos lácteos, trigo, granos enteros y soya.
Quienes poseen el tipo AB, si desean adelgazar y mantener su peso, les conviene consumir pescados y mariscos, productos lácteos, nueces y granos.
Por supuesto que cada organismo es diferente, pero he detectado, y estoy seguro tu también, que hay ciertos alimentos que nos engordan más o batallamos para digerir. Aún y que me encanta el queso y no soy muy adepto a la carne, estoy dispuesto a seguir durante un mes esta recomendación específica para mi tipo sanguíneo. Te platicaré mis resultados posteriormente.