Cristina García, pedagoga y terapeuta infantil nos dice:
Hay padres que consideran que ofrecerles estas creencias es engañarlos y que prefieren no hablarles mucho de estos personajes y así con ello evitar la futura decepción que tendrían cuando se enterasen que en realidad Papa Noel no existe.... o que el Ratoncito Pérez nunca se llevó sus dientes.
Pero privar de esta fantasía a los niños es privarles de un gran alimento para su imaginación, su desarrollo y también su alma. El pensamiento infantil es principalmente “mágico” y esta magia les ayuda a comprender el difícil mundo que les rodea.
El niño pequeño no distingue entre las cosas que son reales y las que son inventadas. Y precisamente por eso tiene una imaginación desbordante y se lo cree todo.
En un principio no sospechan que algo pueda ser mentira, especialmente si alguien más mayor que él o un adulto se lo cuenta. Por eso no dudan cuando les decimos que el Ratoncito Pérez se ha llevado su diente, o que los Reyes Magos van por todas las casas del mundo repartiendo regalos para hacer felices a los niños.
Y también por este mismo motivo, hemos de evitar contarles historias maléficas de brujas o monstruos que hacen daño, pues también se las creerán causándoles daño, miedo e inseguridad. Pero en cambio, sí les ayuda conocer historias sobre personajes mágicos que hacen buenas acciones, reparten amor, sonrisas, protección o velan por la seguridad de todos los niños. Por eso las historias infantiles, son una herramienta ideal para ayudarles a comprender el mundo que les rodea, potenciando su ilusión y su alegría.
Así pues, los niños pequeños están preparados para creer en el Hada de los dientes o en Papá Noel, y necesitan creer en personajes e historias que transmitan amor, confianza, seguridad y buenas acciones que les ayuden a crecer. Al igual que ayudan los besos mágicos de mamá que todo lo curan, los muñecos comepesadillas que les ofrecemos para calmar sus miedos, los dibujos protectores o las tiritas especiales que curan con solo ponerlas.
Los personajes mágicos cuando el niño se hace mayor
Conforme el niño va creciendo y su pensamiento va madurando empezará a estar preparado por si solo para distinguir entre fantasía y realidad. Descubrir con 7 o 9 años, que el Ratoncito Pérez no existe no es descubrir que papa o mamá me mintieron, sino que es descubrir que has estado creyendo en una fantasía que te ha hecho tener ilusión y te ha hecho sentir momentos muy especiales.
La frustración o decepción es inevitable, pero no es dañina, pues al niño le está ayudando a madurar y a ir comprendiendo otras facetas de la vida y otros recursos que no tenía.
Claro que esta frustración es dolorosa, y los padres preferimos evitar todo dolor en nuestros hijos, pero en el acto de crecer está implícito el dolor de la frustración.
Y esa creencia, aunque ahora el niño sepa distinguirla de la realidad, no hemos de dejar que la pierdan del todo.
¿Mamá, he estado creyendo en una mentira? No cariño, los Reyes magos existen, pero en la fantasía;
has estado creyendo en una fantasía.
Incluso cuando somos adultos estos rituales mágicos, nos ayudan a creer en algo que va más allá de lo que vemos, nos ayudan a creen en el amor universal y nos ayudan a confiar, como cuando éramos pequeños, y sobre todo a no perder la ilusión. Algo que nunca debería faltar en ninguna familia, ya se tengan niños pequeños o adolescentes o adultos.
Los adultos, también necesitamos dosis de pensamiento mágico, así que también nos beneficia proteger estos rituales mágicos y no dejar que desaparezcan en nuestro núcleo familiar. Sí, ya sabemos que no existen, que no son realidad pero también sabemos que nos conectan con la ilusión y la confianza de creer en un mundo mejor.
Con cariño,
Mel.
Hay padres que consideran que ofrecerles estas creencias es engañarlos y que prefieren no hablarles mucho de estos personajes y así con ello evitar la futura decepción que tendrían cuando se enterasen que en realidad Papa Noel no existe.... o que el Ratoncito Pérez nunca se llevó sus dientes.
Pero privar de esta fantasía a los niños es privarles de un gran alimento para su imaginación, su desarrollo y también su alma. El pensamiento infantil es principalmente “mágico” y esta magia les ayuda a comprender el difícil mundo que les rodea.
El niño pequeño no distingue entre las cosas que son reales y las que son inventadas. Y precisamente por eso tiene una imaginación desbordante y se lo cree todo.
En un principio no sospechan que algo pueda ser mentira, especialmente si alguien más mayor que él o un adulto se lo cuenta. Por eso no dudan cuando les decimos que el Ratoncito Pérez se ha llevado su diente, o que los Reyes Magos van por todas las casas del mundo repartiendo regalos para hacer felices a los niños.
Y también por este mismo motivo, hemos de evitar contarles historias maléficas de brujas o monstruos que hacen daño, pues también se las creerán causándoles daño, miedo e inseguridad. Pero en cambio, sí les ayuda conocer historias sobre personajes mágicos que hacen buenas acciones, reparten amor, sonrisas, protección o velan por la seguridad de todos los niños. Por eso las historias infantiles, son una herramienta ideal para ayudarles a comprender el mundo que les rodea, potenciando su ilusión y su alegría.
Así pues, los niños pequeños están preparados para creer en el Hada de los dientes o en Papá Noel, y necesitan creer en personajes e historias que transmitan amor, confianza, seguridad y buenas acciones que les ayuden a crecer. Al igual que ayudan los besos mágicos de mamá que todo lo curan, los muñecos comepesadillas que les ofrecemos para calmar sus miedos, los dibujos protectores o las tiritas especiales que curan con solo ponerlas.
Los personajes mágicos cuando el niño se hace mayor
Conforme el niño va creciendo y su pensamiento va madurando empezará a estar preparado por si solo para distinguir entre fantasía y realidad. Descubrir con 7 o 9 años, que el Ratoncito Pérez no existe no es descubrir que papa o mamá me mintieron, sino que es descubrir que has estado creyendo en una fantasía que te ha hecho tener ilusión y te ha hecho sentir momentos muy especiales.
La frustración o decepción es inevitable, pero no es dañina, pues al niño le está ayudando a madurar y a ir comprendiendo otras facetas de la vida y otros recursos que no tenía.
Claro que esta frustración es dolorosa, y los padres preferimos evitar todo dolor en nuestros hijos, pero en el acto de crecer está implícito el dolor de la frustración.
Y esa creencia, aunque ahora el niño sepa distinguirla de la realidad, no hemos de dejar que la pierdan del todo.
¿Mamá, he estado creyendo en una mentira? No cariño, los Reyes magos existen, pero en la fantasía;
has estado creyendo en una fantasía.
Incluso cuando somos adultos estos rituales mágicos, nos ayudan a creer en algo que va más allá de lo que vemos, nos ayudan a creen en el amor universal y nos ayudan a confiar, como cuando éramos pequeños, y sobre todo a no perder la ilusión. Algo que nunca debería faltar en ninguna familia, ya se tengan niños pequeños o adolescentes o adultos.
Los adultos, también necesitamos dosis de pensamiento mágico, así que también nos beneficia proteger estos rituales mágicos y no dejar que desaparezcan en nuestro núcleo familiar. Sí, ya sabemos que no existen, que no son realidad pero también sabemos que nos conectan con la ilusión y la confianza de creer en un mundo mejor.
Con cariño,
Mel.