MARTA y MARIA
Siguiendo su camino, entraron en un pueblo, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Tenia una hermana llamada María, que se sentó a los pies del Señor y se quedo escuchando su palabra. Mientras tanto Marta estaba absorbida por los muchos quehaceres de la casa. En cierto momento Marta se acerco a Jesús y le dijo: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para atender? Dile que me ayude.”
Pero el Señor le respondió: “Marta, Marta, tu andas preocupada y te pierdes en mil cosas: una sola es necesaria. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada.”
EXPLICACION:
38. En la vida de hogar hay cantidad de cosas que parecen necesarias, como limpiar, preparar la comida, cuidar de los hijos, etc. Pero sin con todo eso ya no queda tiempo para escuchar a los demás, ¿de que vale esa vida? Hacemos quizás muchas cosas necesarias para el servicio de Dios y del prójimo, y sin embargo, una sola es necesaria para todos: escuchar a Cristo cuando se hace presente.
A Marta no le queda tiempo para estar con Jesús, Jesús da la paz, y no lo recibe quien no lo espera en la paz. Hay una manera de servir y de trabajar febrilmente, en el hogar o en la comunidad, que deja al hombre vacío, y sin embargo Jesús quiere que lo encontremos en nuestro quehacer diario.
También nuestra oración podría ser una manera de estar agitado como Marta, cuando alguien se inquieta buscando sus rezos, cuando va multiplicando las palabras, exponiendo cien veces al Señor sus inquietudes, cuando el responsable de la celebración se pone nervioso, preocupado de que el canto o la homilía salgan perfectos.
Orar es tomarse el tiempo para escuchar, para meditar en silencio la palabra de Dios, es callar nuestros deseos para no poner más atención que en Dios, que esta presente secretamente, y para unirnos a su voluntad. ¡Que raro! En ciertas religiones no cristianas la gente aprende a poner su espíritu en paz y silencio, alcanzando una verdadera serenidad, mientras nosotros a veces entramos a la oración con todas nuestras preocupaciones vanas, y después nos vamos de nuevo con ellas.
María se sentó a los pies del Señor. Es la actitud tradicional del discípulo, sentado a los pies de su maestro. María escucha junto con los discípulos que la acompañan. Jesús no daba a cada momento instrucción religiosa, pero siendo el la Palabra de Dios, todo lo que dijera era portador de Dios. María se sentía bien allí, y también sabia que su presencia no desagradaba a Jesús.
María ha elegido la mejor parte. Ella no hizo más que seguir su instituto, pero Jesús ve más lejos. El no estará allí por mucho tiempo, y de todas maneras, su presencia entre nosotros es siempre breve. María supo aprovechar esos breves momentos en que Jesús podía ser de ella y ella para el, escuchándolo.
Pero el Señor le respondió: “Marta, Marta, tu andas preocupada y te pierdes en mil cosas: una sola es necesaria. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada.”
EXPLICACION:
38. En la vida de hogar hay cantidad de cosas que parecen necesarias, como limpiar, preparar la comida, cuidar de los hijos, etc. Pero sin con todo eso ya no queda tiempo para escuchar a los demás, ¿de que vale esa vida? Hacemos quizás muchas cosas necesarias para el servicio de Dios y del prójimo, y sin embargo, una sola es necesaria para todos: escuchar a Cristo cuando se hace presente.
A Marta no le queda tiempo para estar con Jesús, Jesús da la paz, y no lo recibe quien no lo espera en la paz. Hay una manera de servir y de trabajar febrilmente, en el hogar o en la comunidad, que deja al hombre vacío, y sin embargo Jesús quiere que lo encontremos en nuestro quehacer diario.
También nuestra oración podría ser una manera de estar agitado como Marta, cuando alguien se inquieta buscando sus rezos, cuando va multiplicando las palabras, exponiendo cien veces al Señor sus inquietudes, cuando el responsable de la celebración se pone nervioso, preocupado de que el canto o la homilía salgan perfectos.
Orar es tomarse el tiempo para escuchar, para meditar en silencio la palabra de Dios, es callar nuestros deseos para no poner más atención que en Dios, que esta presente secretamente, y para unirnos a su voluntad. ¡Que raro! En ciertas religiones no cristianas la gente aprende a poner su espíritu en paz y silencio, alcanzando una verdadera serenidad, mientras nosotros a veces entramos a la oración con todas nuestras preocupaciones vanas, y después nos vamos de nuevo con ellas.
María se sentó a los pies del Señor. Es la actitud tradicional del discípulo, sentado a los pies de su maestro. María escucha junto con los discípulos que la acompañan. Jesús no daba a cada momento instrucción religiosa, pero siendo el la Palabra de Dios, todo lo que dijera era portador de Dios. María se sentía bien allí, y también sabia que su presencia no desagradaba a Jesús.
María ha elegido la mejor parte. Ella no hizo más que seguir su instituto, pero Jesús ve más lejos. El no estará allí por mucho tiempo, y de todas maneras, su presencia entre nosotros es siempre breve. María supo aprovechar esos breves momentos en que Jesús podía ser de ella y ella para el, escuchándolo.