Tu determinas ser feliz en cada momento de tu vida, pues si tu felicidad dependería de otra persona, de otra cosa o circunstancia sobre la faz de la tierra, estarías en serios problemas.
La felicidad es la realización continua y progresiva de pequeñas metas que te permiten vivir con dignidad.
Tal como son tus actos es tu destino.
Ser Feliz, es el efecto de vivir con hábitos diarios sencillos y muy valiosos, que se pueden adquirir.
El ser feliz depende más de lo que ocurre dentro de nosotros que de lo que nos sucede fuera.
Sé feliz con lo poco que tienes y no sufras por lo mucho que deseas.
La felicidad es la realización progresiva y constante de pequeñas pero dignas metas.
Tu salud, tu entusiasmo por la vida, tus relaciones armoniosas con los demás, tu libertad para pensar, para creer, para investigar, para dar; tu creatividad, tu estabilidad emocional y psicológica, te crean una sensación de bienestar y de paz. Pero, ni siquiera todo esto te puede dar verdadera felicidad a menos que cultives tu vida espiritual.
La felicidad solo es permanente en un estado de gracia plena. El estado de gracia plena, es el estado de comunión con la divinidad.
El desarrollo de tu esencia espiritual es lo que te fortalece, lo que te permite percibir la bondad y el amor de Dios en todo lo que te rodea.
Todo lo que existe desciende de Dios. El está siempre contigo. El es tu Supremo Observador.
Las cosas materiales no son fuente de felicidad. En cuanto tienes algo que has deseado, junto con la alegría de alcanzarlo, nace el temor de perderlo. ¿Es eso felicidad?.
No hay riqueza ni fama ni poder que puedan eliminar el temor.
Dios es la fuente de todo lo que te puede hacer feliz, y las leyes que rigen tu vida y el universo son expresión de Su amor. Conoce dichas leyes. Vivir de acuerdo con ellas te dará felicidad.
Eternidad, conocimiento y bienaventuranza son las cualidades de tu alma. Esa es tu verdadera esencia. Así que para ser feliz, solamente tienes que conectarte con ella.
Vive desde la realidad de tu alma y no de tu ilusión.
La verdadera felicidad esta en el nivel del espíritu y no del cuerpo.
No vivas queriendo ver a Dios para comprobar que existe. Vive de forma que El te vea y se manifieste personalmente en tu vida.
El amor a Dios nos llena de magnetismo, atrae hacia nosotros a la gente que busca amor, atrae hacia nosotros todo lo bueno de la vida.
Teje a tu alrededor lazos formados por verdadero amor.
Empieza con entusiasmo el proceso de encontrar el verdadero amor.
Todo aquello en lo que pones tu atención se convierte en tu meditación. Asegúrate de que aquello en lo que meditas te brinde felicidad.
Quien no vive para servir, no sirve para vivir. El servicio le da a tu vida un gran valor. ¿Quién puede ser más infeliz que aquel que siente que no sirve para nada?
Tu eres un diseño divino único y tienes algo único que realizar. Algo único que dar. Nadie lo puede hacer por ti.
Aprende a ser más exigente contigo mismo, y más misericordioso con los demás.
No juzgues, pues de tanto mirar las manchas ajenas, esas manchas te ensuciaran a ti.
Busca la causa de tu mala fortuna en tus errores, no en los de los demás.
Criticar es señal de orgullo y de falta de amor. Si quieres amor, no critiques.
Cuando las faltas de los demás te seduzcan y engañen, ten paciencia, mira tu interior, encuentra facultades en ti mismo. Aprende que los demás no te pueden perjudicar a menos que tú los perjudiques a ellos.
No existen palabras que puedan describir el desastre que causa la arrogancia en la vida.
Mira adentro, corrígete tú mismo, en lugar de escudriñar en las fragilidades de los demás.
Intégrate a la Naturaleza. Agradece a la Madre Tierra su bondad.
Mira la riqueza, la belleza, el poder, en la naturaleza y no en las vidrieras, en las clínicas de estética o en las luces de las discotecas.
Aprende de la Naturaleza, siempre en constante intercambio e interacción con todo.
Antes de levantarte, agradece cada día por el aire que te mantiene con vida. Póstrate de rodillas, como inocente niño, y expresa a Dios tu gratitud por la oportunidad de mejorar tu vida y de intentar servirle en ese día.
Mantén tu mente quieta y serena aún en medio del ritmo agitado de la vida.
Se cuidadoso con lo que das, porque lo que va siempre regresa, lo que sube siempre baja.
Cada acto tuyo es una semilla, y esa semilla es la promesa de millones de frutos. Examina previamente la semilla que estás sembrando.
Los frutos de tus actividades erróneas de ayer pueden bien ser las semillas de tu felicidad para mañana. Haz buen uso de tus malas compras.
Convierte tu karma en valiosa experiencia.
Activa tu buen karma. Siembra felicidad y eso obtendrás.
Que tu dar vaya acompañado de alegría y de buena intención.
Hay quienes viven tan inconscientemente felices, que no se dan cuenta sino tarde, de lo infelices que viven.
Haz buen uso de tu libertad de elegir, de decidir.
En cada instante debes decidir. Antes de hacerlo pregúntate: ¿esto que quiero o que hago es bueno para mí?, ¿es bueno para todos?, ¿es bueno ante los ojos de Dios? Así aprenderás a tomar siempre la mejor decisión.
Escucha siempre la voz del Maestro Interno quien habita en tu corazón.
Soluciona tus problemas con creatividad.
Cuida tus sentidos, son puertas abiertas a todo aquello que tu permitas entrar.
¿Quieres vivir la eternidad? Vive el presente con consciencia.
Apego y desapego, son la expresión de una conciencia de pobreza o de riqueza respectivamente.
Tus deseos no desaparecen, se perfeccionan.
¿Quieres ser feliz? Formula cada día la pregunta correcta: ¿cómo puedo servir? Quieres vivir desdichado?. Pregúntate cada día: ¿como me pueden servir?.
Descubre tus talentos y exprésalos para satisfacer tus necesidades y las de los demás.
Quieres saber si estás cumpliendo con el propósito de tu vida?. Pregúntate: ¿qué es lo que haría ahora si lo tuviera todo?.
Comparte cada instante con afecto, alegría y amor. Ese instante serás feliz.
Encuentra una razón importante para vivir.
Cultiva el amor por Dios en la forma como tú lo concibas.
¡Hazte querer, hazte querer, hazte querer!.
Valora lo que tienes a tu lado.
¡Sonríe, sonríe, sonríe!.
Bendice todo lo que te rodea.
Elimina lo que te hace sufrir.
Aceptar lo que te hace crecer.
Ama aún lo que no te agrada.
Permítete soñar.
Enamórate de la vida y del trabajo que realizas diariamente.
Cada día levántate con el ánimo de hacer feliz a cada persona que se contacta contigo.
Ama y valora lo pequeño y lo grande. Un pequeño gesto de cariño puede despertar una gran capacidad de amar.
La felicidad esta mucho más cerca de ti que lo que imaginas. La felicidad brota en el corazón y nos inunda del calor, de ternura, de tolerancia y de comprensión.
Vivir con sincera alegría los momentos de felicidad de quienes están a nuestro lado, también nos permite ser felices.
La felicidad está muy relacionada con el estado de paz interior. La bondad, el amor, la responsabilidad, la sabiduría, la generosidad, el conocimiento, el desapego son cualidades que te permiten vivir feliz.
No es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita.
Si quieres profundizar sobre estos temas; si necesitas ayuda, por favor escríbenos, permítenos servirte, pues nosotros también queremos ser muy felices.
Tal como son tus actos es tu destino.
Ser Feliz, es el efecto de vivir con hábitos diarios sencillos y muy valiosos, que se pueden adquirir.
El ser feliz depende más de lo que ocurre dentro de nosotros que de lo que nos sucede fuera.
Sé feliz con lo poco que tienes y no sufras por lo mucho que deseas.
La felicidad es la realización progresiva y constante de pequeñas pero dignas metas.
Tu salud, tu entusiasmo por la vida, tus relaciones armoniosas con los demás, tu libertad para pensar, para creer, para investigar, para dar; tu creatividad, tu estabilidad emocional y psicológica, te crean una sensación de bienestar y de paz. Pero, ni siquiera todo esto te puede dar verdadera felicidad a menos que cultives tu vida espiritual.
La felicidad solo es permanente en un estado de gracia plena. El estado de gracia plena, es el estado de comunión con la divinidad.
El desarrollo de tu esencia espiritual es lo que te fortalece, lo que te permite percibir la bondad y el amor de Dios en todo lo que te rodea.
Todo lo que existe desciende de Dios. El está siempre contigo. El es tu Supremo Observador.
Las cosas materiales no son fuente de felicidad. En cuanto tienes algo que has deseado, junto con la alegría de alcanzarlo, nace el temor de perderlo. ¿Es eso felicidad?.
No hay riqueza ni fama ni poder que puedan eliminar el temor.
Dios es la fuente de todo lo que te puede hacer feliz, y las leyes que rigen tu vida y el universo son expresión de Su amor. Conoce dichas leyes. Vivir de acuerdo con ellas te dará felicidad.
Eternidad, conocimiento y bienaventuranza son las cualidades de tu alma. Esa es tu verdadera esencia. Así que para ser feliz, solamente tienes que conectarte con ella.
Vive desde la realidad de tu alma y no de tu ilusión.
La verdadera felicidad esta en el nivel del espíritu y no del cuerpo.
No vivas queriendo ver a Dios para comprobar que existe. Vive de forma que El te vea y se manifieste personalmente en tu vida.
El amor a Dios nos llena de magnetismo, atrae hacia nosotros a la gente que busca amor, atrae hacia nosotros todo lo bueno de la vida.
Teje a tu alrededor lazos formados por verdadero amor.
Empieza con entusiasmo el proceso de encontrar el verdadero amor.
Todo aquello en lo que pones tu atención se convierte en tu meditación. Asegúrate de que aquello en lo que meditas te brinde felicidad.
Quien no vive para servir, no sirve para vivir. El servicio le da a tu vida un gran valor. ¿Quién puede ser más infeliz que aquel que siente que no sirve para nada?
Tu eres un diseño divino único y tienes algo único que realizar. Algo único que dar. Nadie lo puede hacer por ti.
Aprende a ser más exigente contigo mismo, y más misericordioso con los demás.
No juzgues, pues de tanto mirar las manchas ajenas, esas manchas te ensuciaran a ti.
Busca la causa de tu mala fortuna en tus errores, no en los de los demás.
Criticar es señal de orgullo y de falta de amor. Si quieres amor, no critiques.
Cuando las faltas de los demás te seduzcan y engañen, ten paciencia, mira tu interior, encuentra facultades en ti mismo. Aprende que los demás no te pueden perjudicar a menos que tú los perjudiques a ellos.
No existen palabras que puedan describir el desastre que causa la arrogancia en la vida.
Mira adentro, corrígete tú mismo, en lugar de escudriñar en las fragilidades de los demás.
Intégrate a la Naturaleza. Agradece a la Madre Tierra su bondad.
Mira la riqueza, la belleza, el poder, en la naturaleza y no en las vidrieras, en las clínicas de estética o en las luces de las discotecas.
Aprende de la Naturaleza, siempre en constante intercambio e interacción con todo.
Antes de levantarte, agradece cada día por el aire que te mantiene con vida. Póstrate de rodillas, como inocente niño, y expresa a Dios tu gratitud por la oportunidad de mejorar tu vida y de intentar servirle en ese día.
Mantén tu mente quieta y serena aún en medio del ritmo agitado de la vida.
Se cuidadoso con lo que das, porque lo que va siempre regresa, lo que sube siempre baja.
Cada acto tuyo es una semilla, y esa semilla es la promesa de millones de frutos. Examina previamente la semilla que estás sembrando.
Los frutos de tus actividades erróneas de ayer pueden bien ser las semillas de tu felicidad para mañana. Haz buen uso de tus malas compras.
Convierte tu karma en valiosa experiencia.
Activa tu buen karma. Siembra felicidad y eso obtendrás.
Que tu dar vaya acompañado de alegría y de buena intención.
Hay quienes viven tan inconscientemente felices, que no se dan cuenta sino tarde, de lo infelices que viven.
Haz buen uso de tu libertad de elegir, de decidir.
En cada instante debes decidir. Antes de hacerlo pregúntate: ¿esto que quiero o que hago es bueno para mí?, ¿es bueno para todos?, ¿es bueno ante los ojos de Dios? Así aprenderás a tomar siempre la mejor decisión.
Escucha siempre la voz del Maestro Interno quien habita en tu corazón.
Soluciona tus problemas con creatividad.
Cuida tus sentidos, son puertas abiertas a todo aquello que tu permitas entrar.
¿Quieres vivir la eternidad? Vive el presente con consciencia.
Apego y desapego, son la expresión de una conciencia de pobreza o de riqueza respectivamente.
Tus deseos no desaparecen, se perfeccionan.
¿Quieres ser feliz? Formula cada día la pregunta correcta: ¿cómo puedo servir? Quieres vivir desdichado?. Pregúntate cada día: ¿como me pueden servir?.
Descubre tus talentos y exprésalos para satisfacer tus necesidades y las de los demás.
Quieres saber si estás cumpliendo con el propósito de tu vida?. Pregúntate: ¿qué es lo que haría ahora si lo tuviera todo?.
Comparte cada instante con afecto, alegría y amor. Ese instante serás feliz.
Encuentra una razón importante para vivir.
Cultiva el amor por Dios en la forma como tú lo concibas.
¡Hazte querer, hazte querer, hazte querer!.
Valora lo que tienes a tu lado.
¡Sonríe, sonríe, sonríe!.
Bendice todo lo que te rodea.
Elimina lo que te hace sufrir.
Aceptar lo que te hace crecer.
Ama aún lo que no te agrada.
Permítete soñar.
Enamórate de la vida y del trabajo que realizas diariamente.
Cada día levántate con el ánimo de hacer feliz a cada persona que se contacta contigo.
Ama y valora lo pequeño y lo grande. Un pequeño gesto de cariño puede despertar una gran capacidad de amar.
La felicidad esta mucho más cerca de ti que lo que imaginas. La felicidad brota en el corazón y nos inunda del calor, de ternura, de tolerancia y de comprensión.
Vivir con sincera alegría los momentos de felicidad de quienes están a nuestro lado, también nos permite ser felices.
La felicidad está muy relacionada con el estado de paz interior. La bondad, el amor, la responsabilidad, la sabiduría, la generosidad, el conocimiento, el desapego son cualidades que te permiten vivir feliz.
No es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita.
Si quieres profundizar sobre estos temas; si necesitas ayuda, por favor escríbenos, permítenos servirte, pues nosotros también queremos ser muy felices.
Fuente: La casa feliz