Pareja: distancia necesaria
Por: Luza Alvarado, el 13 de diciembre de 2010, 08:29 AM
"Yo sabía que la vida en pareja implicaba hacer un cambio, pero no que
tuviéramos que diluirnos en la presencia del otro para existir. No
siento que haya ganado un compañero, sino que perdí mi independencia", confesó una de mis amigas, quien se casó hace un año y medio y todavía no supera la depresión posboda. El conflicto de mi amiga y su pareja es similar al que otros estamos viviendo: ¿cómo conservar la libertad y la autonomía al interior de la pareja sin caer en extremos de dependencia o egoísmo? He ahí el dilema.
Interdependencia emocional
Una persona que sufre dependencia emocional exagerada, se derrumbará cada vez que su pareja no esté ahí para reafirmarlo. En el otro extremo, quien pone su autonomía por encima de todo, hallará con dificultad el hilo que le ayude a tejer una vida en pareja. Entre estas dos situaciones se encuentra la interdependencia emocional, un estado necesario para la construcción de un vínculo amoroso, erótico, profundo y sólido. Consiste en juntar la dependencia emocional de ambos, pero de manera sana. Para ello se parte de cuatro principios:
a) El otro es distinto y por eso tiene una forma diferente de amar, ser y entender al mundo. La diferenciación es la que nos atrae hacia el otro y detona el deseo; si la anulamos, perdemos la posibilidad de construir una pareja.
b) No somos propiedad ni propietarios del otro, así que no
podemos esperar que el otro satisfaga todas nuestras necesidades y
llene nuestras carencias. La pareja no es alguien a quien controlar u
obedecer, es un compañero a quien se pide opinión y apoyo.
c) Alguien que conoce sus necesidades y establece sus prioridades, sabe qué le resulta indispensable para sentirse libre y amado. Comunicárselo a la pareja es una muestra de madurez, confianza y honestidad. Si cada quien establece sus límites, sabe cuáles son negociables a favor de la pareja y cuáles no. (Como dice un conocido lema universitario: "La
verdad nos hará libres".) Hablar con honestidad desde el inicio es
respetar el derecho de la otra persona para decidir si se involucra o no
con nosotros.
d) Respetar las necesidades propias y las de
nuestra pareja hace indispensable mantener cierta distancia para
conservar las diferencias que nos hacen ser nosotros mismos, desear y ser deseados.
¿Cómo tomar sana distancia?
El que la pareja tome cierta distancia no quiere decir que haya dejado
de amarnos, sino que necesita volver a amarse a sí mismo de la manera que conoce. Cuando el otro se aleja, es porque necesita sentir que existe por sí mismo; si en ese momento uno se acerca, la necesidad del otro por alejarse será más fuerte.
Un foco
preventivo es el tema del dinero. Antes de formar una pareja, cada quien tenía cierta autonomía económica e invertía su dinero en lo que mejor le convenía. Pero al formar una pareja esto cambia. Entonces, cabe preguntarse si se tiene suficiente dinero para no sentirnos en deuda con el otro (de manera simbólica, imaginaria o real), ya que esto evita que m nos sintamos libres.
- La libertad tiene muchas caras: un espacio, un día, un restaurante, una habitación, una tarde por semana exclusiva para nosotros mismos es un territorio que debemos reservar para que cada miembro de la pareja haga lo que desee sin sentirse obligado a darle explicaciones al otro.
- Sana distancia es que cada quien salga con sus amigos o con quien lo desee, sin que hayan dudas o se sientan amenazados. Bien dice el dicho que los celos son una cárcel... para ambos.
- Reconocer, valorar y respetar la cultura,
los intereses y el trabajo de la pareja (y de uno mismo) es una manera de respetar su libertad y fortalecer la confianza en uno mismo. Esto se reconoce muy fácil en ciertas parejas que se apoyan incondicionalmente, uno tiene la impresión de que "son más que dos".
- Aceptar que el otro tiene cierto poder sobre situaciones precisas, le permite sentirse libre de ejercerlo. Eso no implica que use ese poder para vulnerar nuestro derecho a ser libre. Parecería que hablamos de gobiernos o cuestiones externas, pero los juegos de poder en la pareja existen y detonan equilibrios o desequilibrios reales.
- A nivel sexual, la sana distancia se establece en un plano muy sutil. Hacer distancia implica no engancharse o sentirse aludido ante los comentarios de nuestra pareja. Los juicios que emita sobre el cuerpo o el sexo son apreciaciones subjetivas, no leyes universales. Confiar en lo que cada uno tiene, amarse a sí mismo sin falsa modestia es conservar la libertad.
-Una sana distancia suele ser un poco dolorosa para el ego, pero siempre será respetuosa con los sentimientos.
Por: Luza Alvarado, el 13 de diciembre de 2010, 08:29 AM
"Yo sabía que la vida en pareja implicaba hacer un cambio, pero no que
tuviéramos que diluirnos en la presencia del otro para existir. No
siento que haya ganado un compañero, sino que perdí mi independencia", confesó una de mis amigas, quien se casó hace un año y medio y todavía no supera la depresión posboda. El conflicto de mi amiga y su pareja es similar al que otros estamos viviendo: ¿cómo conservar la libertad y la autonomía al interior de la pareja sin caer en extremos de dependencia o egoísmo? He ahí el dilema.
Interdependencia emocional
Una persona que sufre dependencia emocional exagerada, se derrumbará cada vez que su pareja no esté ahí para reafirmarlo. En el otro extremo, quien pone su autonomía por encima de todo, hallará con dificultad el hilo que le ayude a tejer una vida en pareja. Entre estas dos situaciones se encuentra la interdependencia emocional, un estado necesario para la construcción de un vínculo amoroso, erótico, profundo y sólido. Consiste en juntar la dependencia emocional de ambos, pero de manera sana. Para ello se parte de cuatro principios:
a) El otro es distinto y por eso tiene una forma diferente de amar, ser y entender al mundo. La diferenciación es la que nos atrae hacia el otro y detona el deseo; si la anulamos, perdemos la posibilidad de construir una pareja.
b) No somos propiedad ni propietarios del otro, así que no
podemos esperar que el otro satisfaga todas nuestras necesidades y
llene nuestras carencias. La pareja no es alguien a quien controlar u
obedecer, es un compañero a quien se pide opinión y apoyo.
c) Alguien que conoce sus necesidades y establece sus prioridades, sabe qué le resulta indispensable para sentirse libre y amado. Comunicárselo a la pareja es una muestra de madurez, confianza y honestidad. Si cada quien establece sus límites, sabe cuáles son negociables a favor de la pareja y cuáles no. (Como dice un conocido lema universitario: "La
verdad nos hará libres".) Hablar con honestidad desde el inicio es
respetar el derecho de la otra persona para decidir si se involucra o no
con nosotros.
d) Respetar las necesidades propias y las de
nuestra pareja hace indispensable mantener cierta distancia para
conservar las diferencias que nos hacen ser nosotros mismos, desear y ser deseados.
¿Cómo tomar sana distancia?
El que la pareja tome cierta distancia no quiere decir que haya dejado
de amarnos, sino que necesita volver a amarse a sí mismo de la manera que conoce. Cuando el otro se aleja, es porque necesita sentir que existe por sí mismo; si en ese momento uno se acerca, la necesidad del otro por alejarse será más fuerte.
Un foco
preventivo es el tema del dinero. Antes de formar una pareja, cada quien tenía cierta autonomía económica e invertía su dinero en lo que mejor le convenía. Pero al formar una pareja esto cambia. Entonces, cabe preguntarse si se tiene suficiente dinero para no sentirnos en deuda con el otro (de manera simbólica, imaginaria o real), ya que esto evita que m nos sintamos libres.
- La libertad tiene muchas caras: un espacio, un día, un restaurante, una habitación, una tarde por semana exclusiva para nosotros mismos es un territorio que debemos reservar para que cada miembro de la pareja haga lo que desee sin sentirse obligado a darle explicaciones al otro.
- Sana distancia es que cada quien salga con sus amigos o con quien lo desee, sin que hayan dudas o se sientan amenazados. Bien dice el dicho que los celos son una cárcel... para ambos.
- Reconocer, valorar y respetar la cultura,
los intereses y el trabajo de la pareja (y de uno mismo) es una manera de respetar su libertad y fortalecer la confianza en uno mismo. Esto se reconoce muy fácil en ciertas parejas que se apoyan incondicionalmente, uno tiene la impresión de que "son más que dos".
- Aceptar que el otro tiene cierto poder sobre situaciones precisas, le permite sentirse libre de ejercerlo. Eso no implica que use ese poder para vulnerar nuestro derecho a ser libre. Parecería que hablamos de gobiernos o cuestiones externas, pero los juegos de poder en la pareja existen y detonan equilibrios o desequilibrios reales.
- A nivel sexual, la sana distancia se establece en un plano muy sutil. Hacer distancia implica no engancharse o sentirse aludido ante los comentarios de nuestra pareja. Los juicios que emita sobre el cuerpo o el sexo son apreciaciones subjetivas, no leyes universales. Confiar en lo que cada uno tiene, amarse a sí mismo sin falsa modestia es conservar la libertad.
-Una sana distancia suele ser un poco dolorosa para el ego, pero siempre será respetuosa con los sentimientos.