¿Se baja de peso utilizando diuréticos?
La respuesta a esta pregunta es sencilla: sí, pero no disminuye el volumen de grasa excedente, sino de agua. Este hecho es de enorme consideración para evitar el principal problema derivados del abuso de estos productos, sean naturales o sintéticos: muchas personas recurren a ellos para reducir tallas de manera "rápida y efectiva", sin saber que sólo obtienen resultados momentáneos, los cuales generan terribles trastornos a su organismo. Para comprender mejor esta situación, resulta muy ilustrativo conocer algunos casos extremos.
De acuerdo a la Fundación Internacional CBA para la prevención y tratamiento de Anorexia, Bulimia y Comer Compulsivo, 81% de las mujeres mexicanas desean bajar de peso y 40.9% emplean algún método para lograr este objetivo; sin embargo, pocas de ellas recurren a médicos especializados para establecer régimen alimenticio y rutina de ejercicio según sus necesidades, y en su lugar recurren al consumo de pastillas para disminuir su apetito (27%), se automedican diuréticos y laxantes (12%) o se provocan el vómito (7%).
Y es que quienes padecen anorexia (pérdida de peso por dejar de comer y someterse a intensas rutinas de ejercicio) o bulimia (episodios repetidos de excesivo consumo de alimentos seguidos de vómito o uso de laxantes) son personas antisociales, con baja autoestima, obsesivas y compulsivas que permanecen en constante desacuerdo con la vida, y que incluso al lucir exageradamente delgadas se muestran insatisfechas con su apariencia, por lo que desean seguir adelgazando.
Cuando estos desórdenes psicológicos y nutricionales se encuentran en sus etapas iniciales, las personas afectadas, principalmente mujeres, comienzan por alejar de su dieta los productos que contienen demasiadas calorías. Lo grave es que cuando el mal va en aumento recurren al vómito o a diuréticos y laxantes para bajar tallas, hecho que en combinación con pobre alimentación genera deshidratación y pérdida de varios componentes minerales esenciales, como potasio, calcio, magnesio y fósforo. El resultado de esta situación es catastrófico para el funcionamiento del organismo, ya que se presentan:
Desequilibrio hidroelectrolítico. Bajos niveles de agua, potasio y calcio impiden al organismo mantener en buen estado las corrientes eléctricas responsables de que el corazón lata regularmente; situación muy grave, a menos de que los líquidos y minerales se reemplacen a tiempo.
Cardiopatía. Es la causa médica más común de muerte en personas con anorexia y bulimia severas, y en gran medida es consecuencia del desajuste de electrolitos. El corazón puede latir de manera irregular (arritmia) y muy lento (bradicardia); además, se reduce el flujo sanguíneo, la presión arterial puede descender, los músculos del corazón padecen hambre y los niveles de colesterol tienden a subir.
Anormalidades reproductivas y hormonales. Pérdida masiva de minerales, agua y otros nutrientes se vincula a trastornos de la glándula tiroides y baja producción de estrógenos en la mujer, por lo que se presenta menstruación irregular o ausente (amenorrea), pérdida del apetito sexual y, a largo plazo, infertilidad.
Pérdida de masa ósea. La falta de estrógenos impide la retención de minerales necesarios para la formación del esqueleto, por lo que se generan huesos porosos y frágiles (osteoporosis) sujetos a fracturas. Entre más tiempo persiste la enfermedad, mayor es la probabilidad de que la pérdida de hueso sea permanente.
De acuerdo a estadísticas y estudios realizados en Estados Unidos, 10% de las mujeres internadas por anorexia y bulimia mueren por suicidio, inanición (gran debilidad por falta de alimento) o desequilibrio hidroelectrolítico; sin embargo, a esto se debe agregar que en muchos pacientes no hay desenlace fatal inmediato, sino a largo plazo, y también hay alto porcentaje de fallecimientos por complicaciones posteriores en riñones, hígado y corazón.
Asimismo, algunos atletas caen en la tentación de dar mal uso a los diuréticos, ya que la pérdida acelerada de peso les permite competir en categorías con contrincantes de menor peso, donde piensan que pueden ser más competitivos; pero no sólo eso, ya que estos medicamentos les ayudan a pasar las pruebas de detección de drogas (antidopaje), al diluir su orina.
Quizá de más está decir que cuando los diuréticos se consumen en dosis elevadas, como lo hacen algunos deportistas, los efectos son devastadores: la alta exigencia física les lleva a sufrir en el corto plazo calambres musculares, agotamiento, disminución en la habilidad para regular la temperatura corporal, deficiencia de potasio y arritmias cardiacas.
Como es de apreciarse, este tipo de problemas deben ser atendidos por un nutriólogo en equipo con psiquiatra o psicólogo, ya que el individuo afectado necesita ayuda para dejar de atacarse a si mismo, mejorar el concepto que tiene de la vida y para hacer frente a los estereotipos de belleza y de éxito que se le imponen en su entorno inmediato a través de los medios de comunicación.
Finalmente, considere que los diuréticos cumplen importante función en el tratamiento de algunas enfermedades, y que su uso debe ser supervisado por un médico. Desconfíe de quien le recomiende estos productos para bajar rápidamente de peso. Ya conoce las consecuencias en su organismo y lo efímero de sus resultados.
La respuesta a esta pregunta es sencilla: sí, pero no disminuye el volumen de grasa excedente, sino de agua. Este hecho es de enorme consideración para evitar el principal problema derivados del abuso de estos productos, sean naturales o sintéticos: muchas personas recurren a ellos para reducir tallas de manera "rápida y efectiva", sin saber que sólo obtienen resultados momentáneos, los cuales generan terribles trastornos a su organismo. Para comprender mejor esta situación, resulta muy ilustrativo conocer algunos casos extremos.
De acuerdo a la Fundación Internacional CBA para la prevención y tratamiento de Anorexia, Bulimia y Comer Compulsivo, 81% de las mujeres mexicanas desean bajar de peso y 40.9% emplean algún método para lograr este objetivo; sin embargo, pocas de ellas recurren a médicos especializados para establecer régimen alimenticio y rutina de ejercicio según sus necesidades, y en su lugar recurren al consumo de pastillas para disminuir su apetito (27%), se automedican diuréticos y laxantes (12%) o se provocan el vómito (7%).
Y es que quienes padecen anorexia (pérdida de peso por dejar de comer y someterse a intensas rutinas de ejercicio) o bulimia (episodios repetidos de excesivo consumo de alimentos seguidos de vómito o uso de laxantes) son personas antisociales, con baja autoestima, obsesivas y compulsivas que permanecen en constante desacuerdo con la vida, y que incluso al lucir exageradamente delgadas se muestran insatisfechas con su apariencia, por lo que desean seguir adelgazando.
Cuando estos desórdenes psicológicos y nutricionales se encuentran en sus etapas iniciales, las personas afectadas, principalmente mujeres, comienzan por alejar de su dieta los productos que contienen demasiadas calorías. Lo grave es que cuando el mal va en aumento recurren al vómito o a diuréticos y laxantes para bajar tallas, hecho que en combinación con pobre alimentación genera deshidratación y pérdida de varios componentes minerales esenciales, como potasio, calcio, magnesio y fósforo. El resultado de esta situación es catastrófico para el funcionamiento del organismo, ya que se presentan:
Desequilibrio hidroelectrolítico. Bajos niveles de agua, potasio y calcio impiden al organismo mantener en buen estado las corrientes eléctricas responsables de que el corazón lata regularmente; situación muy grave, a menos de que los líquidos y minerales se reemplacen a tiempo.
Cardiopatía. Es la causa médica más común de muerte en personas con anorexia y bulimia severas, y en gran medida es consecuencia del desajuste de electrolitos. El corazón puede latir de manera irregular (arritmia) y muy lento (bradicardia); además, se reduce el flujo sanguíneo, la presión arterial puede descender, los músculos del corazón padecen hambre y los niveles de colesterol tienden a subir.
Anormalidades reproductivas y hormonales. Pérdida masiva de minerales, agua y otros nutrientes se vincula a trastornos de la glándula tiroides y baja producción de estrógenos en la mujer, por lo que se presenta menstruación irregular o ausente (amenorrea), pérdida del apetito sexual y, a largo plazo, infertilidad.
Pérdida de masa ósea. La falta de estrógenos impide la retención de minerales necesarios para la formación del esqueleto, por lo que se generan huesos porosos y frágiles (osteoporosis) sujetos a fracturas. Entre más tiempo persiste la enfermedad, mayor es la probabilidad de que la pérdida de hueso sea permanente.
De acuerdo a estadísticas y estudios realizados en Estados Unidos, 10% de las mujeres internadas por anorexia y bulimia mueren por suicidio, inanición (gran debilidad por falta de alimento) o desequilibrio hidroelectrolítico; sin embargo, a esto se debe agregar que en muchos pacientes no hay desenlace fatal inmediato, sino a largo plazo, y también hay alto porcentaje de fallecimientos por complicaciones posteriores en riñones, hígado y corazón.
Asimismo, algunos atletas caen en la tentación de dar mal uso a los diuréticos, ya que la pérdida acelerada de peso les permite competir en categorías con contrincantes de menor peso, donde piensan que pueden ser más competitivos; pero no sólo eso, ya que estos medicamentos les ayudan a pasar las pruebas de detección de drogas (antidopaje), al diluir su orina.
Quizá de más está decir que cuando los diuréticos se consumen en dosis elevadas, como lo hacen algunos deportistas, los efectos son devastadores: la alta exigencia física les lleva a sufrir en el corto plazo calambres musculares, agotamiento, disminución en la habilidad para regular la temperatura corporal, deficiencia de potasio y arritmias cardiacas.
Como es de apreciarse, este tipo de problemas deben ser atendidos por un nutriólogo en equipo con psiquiatra o psicólogo, ya que el individuo afectado necesita ayuda para dejar de atacarse a si mismo, mejorar el concepto que tiene de la vida y para hacer frente a los estereotipos de belleza y de éxito que se le imponen en su entorno inmediato a través de los medios de comunicación.
Finalmente, considere que los diuréticos cumplen importante función en el tratamiento de algunas enfermedades, y que su uso debe ser supervisado por un médico. Desconfíe de quien le recomiende estos productos para bajar rápidamente de peso. Ya conoce las consecuencias en su organismo y lo efímero de sus resultados.