Cuando te enteras que existe "otra" el sufrimiento que el impacto de tamaña verdad da sobre nuestro corazón nos ensordece, y enceguece tanto que muchas de nosotras amén de seguir de pie, buscan vengarse de la “usurpadora”.
Nos enrolamos en la caza de esa que “ha robado lo nuestro”, que ha “violado nuestra intimidad” y la perseguimos.
Llamadas a su celular a cualquier hora sin decir nada, o mensajes de textos vacíos, la seguimos para verla, queremos saber cómo es, que dice, que piensa; que tan diferente es… nos metemos en su correo, jugamos a hacernos “su amiga” en las redes sociales; actuamos con cinismo, y nos sentimos orgullosas de eso.
Y todo, ¿para qué? ¿Cuál es nuestra ganancia? ¿Qué obtenemos por pensar que ella es la culpable? ¿Culpable de qué? De meterse con lo que no es de ella; de fijarse en un hombre casado o con novia; de seducir a un hombre prohibido. Stop. Haz un alto. Ella no es culpable de nada.
Él es el culpable, no la amante.
El vínculo violado era tuyo y de tu hombre. Tu hombre era el responsable de cuidar esa unión. Él es responsable de lo que sucedió con el acuerdo de amor que tenían. Él rompió una promesa y desató el derecho al reclamo. EL COMPROMISO DE AMOR Y FIDELIDAD LO TIENES CON ÉL NO CON LA OTRA!
Inculpar a una persona ajena, sólo te hace evadir tu enojo a una dirección incorrecta; si ella hubiera intentado seducir a tu amado y él hubiera dicho NO; no estaríamos hablando de esto.
No te dejes engañar por segunda vez, creyendo que “es normal que esto suceda, trabajo todo el día”, “por los niños no tengo tiempo de ocuparme de mí ni de él”, “los hombres necesitan hacer estas cosas”, “me descuidé mucho después del embarazo”, “la carne es débil,” que “no pudo hacer otra cosa,” que “él no quería pero ella insistía”. Aún si ella insistió mil veces, él acepto. Cada quién atiende su juego.
Nos enrolamos en la caza de esa que “ha robado lo nuestro”, que ha “violado nuestra intimidad” y la perseguimos.
Llamadas a su celular a cualquier hora sin decir nada, o mensajes de textos vacíos, la seguimos para verla, queremos saber cómo es, que dice, que piensa; que tan diferente es… nos metemos en su correo, jugamos a hacernos “su amiga” en las redes sociales; actuamos con cinismo, y nos sentimos orgullosas de eso.
Y todo, ¿para qué? ¿Cuál es nuestra ganancia? ¿Qué obtenemos por pensar que ella es la culpable? ¿Culpable de qué? De meterse con lo que no es de ella; de fijarse en un hombre casado o con novia; de seducir a un hombre prohibido. Stop. Haz un alto. Ella no es culpable de nada.
Él es el culpable, no la amante.
El vínculo violado era tuyo y de tu hombre. Tu hombre era el responsable de cuidar esa unión. Él es responsable de lo que sucedió con el acuerdo de amor que tenían. Él rompió una promesa y desató el derecho al reclamo. EL COMPROMISO DE AMOR Y FIDELIDAD LO TIENES CON ÉL NO CON LA OTRA!
Inculpar a una persona ajena, sólo te hace evadir tu enojo a una dirección incorrecta; si ella hubiera intentado seducir a tu amado y él hubiera dicho NO; no estaríamos hablando de esto.
No te dejes engañar por segunda vez, creyendo que “es normal que esto suceda, trabajo todo el día”, “por los niños no tengo tiempo de ocuparme de mí ni de él”, “los hombres necesitan hacer estas cosas”, “me descuidé mucho después del embarazo”, “la carne es débil,” que “no pudo hacer otra cosa,” que “él no quería pero ella insistía”. Aún si ella insistió mil veces, él acepto. Cada quién atiende su juego.