PREECLAMPSIA, ENEMIGA DEL EMBARAZO
Pedro Álvarez
La preeclampsia afecta a 5% de las embarazadas, de las cuales aproximadamente 1% fallece a causa de hemorragia cerebral, afecciones en riñón y problemas respiratorios. Esta enfermedad se manifiesta mediante elevación de la presión arterial, hinchazón corporal, expulsión de proteínas por vía urinaria y acumulación de líquidos.
Se presenta a partir de la semana 20 del embarazo (entre el 4º o 5º mes), suele considerarse leve cuando la presión arterial se eleva de manera moderada (140/90) y grave cuando la cifra es tan alta (160/100 o más) que da lugar a convulsiones. En cuanto al feto, cabe destacar que este padecimiento ocasiona que la placenta (estructura que le provee aire y nutrientes) no reciba suficiente aporte sanguíneo, lo que suele derivar en bajo peso al nacer, complicaciones respiratorias y serias infecciones.
También conocida como toxemia, debido a que en un principio se pensó que era causada por sustancias tóxicas, la preeclampsia puede identificarse cuando la gestante presenta los siguientes síntomas:
Es importante saber que cuando dicha enfermedad se complica, es decir, en el momento en que la presión arterial se eleva tanto que ocasiona convulsiones, se le denomina eclampsia, afección que se manifiesta a través de:
Factores de riesgo
Aunque las causas de preeclampsia se desconocen, se ha observado que suele presentarse con mayor frecuencia durante el primer embarazo y en aquellas mujeres que tienen antecedentes familiares del padecimiento; asimismo, tienen alto riesgo de sufrirla quienes presentan una o varias de las siguientes condiciones:
¿Qué hacer?
Cuando el ginecólogo sospecha que la gestante padece preeclampsia, además de medir la presión arterial, solicita análisis de orina para verificar si contiene proteínas (albúmina). Cuando los resultados son positivos y se presentan los síntomas antes citados se puede proceder a adelantar el nacimiento del bebé, ya sea por cesárea o inducción de parto natural mediante la administración de ciertos medicamentos.
Ahora bien, cuando el embarazo es menor a los siete meses no es posible adelantar el parto porque el bebé no está lo suficientemente desarrollado, por tanto, se debe recurrir a medidas de control, entre ellas se encuentran descanso en cama, reducción del consumo de sal -nunca evitarla por completo porque el organismo la requiere para mantener adecuado nivel de fluidos-, no consumir alimentos enlatados e incrementar la ingesta de cereales, frutas, vegetales y lácteos bajos en grasa.
Hay algunas mujeres que además de lo anterior, requieren medicamentos para reducir la presión arterial, pero es muy importante que el médico realice estricta selección de fármacos, ya que algunos no deben administrarse durante el embarazo porque pueden alterar el crecimiento fetal, originar malformaciones y, en ocasiones, la muerte del bebé.
Por último, es necesario resaltar que toda mujer encinta debe acudir a consulta ginecológica desde el inicio hasta el fin de la gestación, pues de esta manera los especialistas en salud femenina pueden estar pendientes de todo cambio o síntoma extraño que se presente. Asimismo, si la embarazada tiene factores de riesgo que puedan dar lugar a preeclampsia es preciso que informe a su médico para que mantenga tanto a ella como al bebé bajo control.
Pese a todos los daños que puede ocasionar la preeclampsia, cabe destacar que cuando las pacientes siguen al pie de la letra las indicaciones de su médico suelen tener bebés saludables, pero es fundamental que sea detectada de manera temprana para evitar complicaciones.
Pedro Álvarez
La preeclampsia afecta a 5% de las embarazadas, de las cuales aproximadamente 1% fallece a causa de hemorragia cerebral, afecciones en riñón y problemas respiratorios. Esta enfermedad se manifiesta mediante elevación de la presión arterial, hinchazón corporal, expulsión de proteínas por vía urinaria y acumulación de líquidos.
Se presenta a partir de la semana 20 del embarazo (entre el 4º o 5º mes), suele considerarse leve cuando la presión arterial se eleva de manera moderada (140/90) y grave cuando la cifra es tan alta (160/100 o más) que da lugar a convulsiones. En cuanto al feto, cabe destacar que este padecimiento ocasiona que la placenta (estructura que le provee aire y nutrientes) no reciba suficiente aporte sanguíneo, lo que suele derivar en bajo peso al nacer, complicaciones respiratorias y serias infecciones.
También conocida como toxemia, debido a que en un principio se pensó que era causada por sustancias tóxicas, la preeclampsia puede identificarse cuando la gestante presenta los siguientes síntomas:
- Presión arterial elevada.
- Acumulación de líquidos e hinchazón importante (edema).
- Aumento de peso mayor a lo esperado.
- Dolores de cabeza y abdominal.
- Visión de luces.
- Alteración en los reflejos
Es importante saber que cuando dicha enfermedad se complica, es decir, en el momento en que la presión arterial se eleva tanto que ocasiona convulsiones, se le denomina eclampsia, afección que se manifiesta a través de:
- Presión arterial mayor a 160/100.
- Severa retención de líquidos.
- Hinchazón en cara, manos y piernas.
- Dolor de cabeza intenso.
- Visión exagerada de manchas luminosas.
Factores de riesgo
Aunque las causas de preeclampsia se desconocen, se ha observado que suele presentarse con mayor frecuencia durante el primer embarazo y en aquellas mujeres que tienen antecedentes familiares del padecimiento; asimismo, tienen alto riesgo de sufrirla quienes presentan una o varias de las siguientes condiciones:
- Embarazo múltiple (dos o más bebés en la misma gestación).
- Hipertensión previa.
- Diabetes.
- Obesidad.
- Artritis reumatoide.
- Lupus eritomatoso sistémico (enfermedad que se presenta cuando el organismo genera anticuerpos contra sí mismo y afecta diversos órganos).
- Gestación en la adolescencia o después de los 40 años.
¿Qué hacer?
Cuando el ginecólogo sospecha que la gestante padece preeclampsia, además de medir la presión arterial, solicita análisis de orina para verificar si contiene proteínas (albúmina). Cuando los resultados son positivos y se presentan los síntomas antes citados se puede proceder a adelantar el nacimiento del bebé, ya sea por cesárea o inducción de parto natural mediante la administración de ciertos medicamentos.
Ahora bien, cuando el embarazo es menor a los siete meses no es posible adelantar el parto porque el bebé no está lo suficientemente desarrollado, por tanto, se debe recurrir a medidas de control, entre ellas se encuentran descanso en cama, reducción del consumo de sal -nunca evitarla por completo porque el organismo la requiere para mantener adecuado nivel de fluidos-, no consumir alimentos enlatados e incrementar la ingesta de cereales, frutas, vegetales y lácteos bajos en grasa.
Hay algunas mujeres que además de lo anterior, requieren medicamentos para reducir la presión arterial, pero es muy importante que el médico realice estricta selección de fármacos, ya que algunos no deben administrarse durante el embarazo porque pueden alterar el crecimiento fetal, originar malformaciones y, en ocasiones, la muerte del bebé.
Por último, es necesario resaltar que toda mujer encinta debe acudir a consulta ginecológica desde el inicio hasta el fin de la gestación, pues de esta manera los especialistas en salud femenina pueden estar pendientes de todo cambio o síntoma extraño que se presente. Asimismo, si la embarazada tiene factores de riesgo que puedan dar lugar a preeclampsia es preciso que informe a su médico para que mantenga tanto a ella como al bebé bajo control.
Pese a todos los daños que puede ocasionar la preeclampsia, cabe destacar que cuando las pacientes siguen al pie de la letra las indicaciones de su médico suelen tener bebés saludables, pero es fundamental que sea detectada de manera temprana para evitar complicaciones.