La tensión, las situaciones angustiantes, la falta de paz interior y exterior hacen que nuestra dieta se desordene, que comamos algo rápido que tiene muchas calorías o pocos nutrientes, que asaltemos el refrigerador buscando sentirnos menos heridas o angustiadas.
La satisfacción instantánea de la comida alivia el dolor emocional; si los alimentos elegidos son dulces y grasos, liberan serotoninas, hormonas de la felicidad. Una de las grandes excusas para no comenzar una dieta es que estamos demasiado ocupadas, estresadas o nerviosas como para agregar una preocupación más.
Un gran porcentaje de los problemas de sobrepeso son causados por el estrés. No sólo porque los estados de nerviosismo y ansiedad nos llevan a comer de más alimentos adictivos y sin discriminar, sino además porque las situaciones de estrés impiden comer lentamente y disfrutar de los alimentos. Por otro lado un organismo víctima de estrés crónico segrega hormonas que actúan como corticoides y hacen retener líquidos, además de que el estómago segrega más ácidos y la digestión no es eficaz.
Además de preocuparnos por adquirir hábitos alimentarios saludables, es muy importante cuidarnos integralmente. Somos los únicos responsables reales de nuestra salud. Para producir realmente un cambio de vida, es fundamental valorar y dar espacio a la sensibilidad, a respetar las necesidades de descanso, a equilibrar tu tiempo entre la familia, el trabajo y la recreación, expresar tus emociones y dar lugar a diversas vivencias de relajación.
La satisfacción instantánea de la comida alivia el dolor emocional; si los alimentos elegidos son dulces y grasos, liberan serotoninas, hormonas de la felicidad. Una de las grandes excusas para no comenzar una dieta es que estamos demasiado ocupadas, estresadas o nerviosas como para agregar una preocupación más.
Un gran porcentaje de los problemas de sobrepeso son causados por el estrés. No sólo porque los estados de nerviosismo y ansiedad nos llevan a comer de más alimentos adictivos y sin discriminar, sino además porque las situaciones de estrés impiden comer lentamente y disfrutar de los alimentos. Por otro lado un organismo víctima de estrés crónico segrega hormonas que actúan como corticoides y hacen retener líquidos, además de que el estómago segrega más ácidos y la digestión no es eficaz.
Además de preocuparnos por adquirir hábitos alimentarios saludables, es muy importante cuidarnos integralmente. Somos los únicos responsables reales de nuestra salud. Para producir realmente un cambio de vida, es fundamental valorar y dar espacio a la sensibilidad, a respetar las necesidades de descanso, a equilibrar tu tiempo entre la familia, el trabajo y la recreación, expresar tus emociones y dar lugar a diversas vivencias de relajación.