Un matrimonio es entrevistado en un programa de televisión por no haber tenido ni una sola discusión después de cincuenta años de convivencia.
Todo curioso, el periodista les pregunta:
- ¿Pero es cierto que nunca han tenido ninguna discusión? ¿ni siquiera por la pasta de dientes?
- Nunca -respondió la mujer.
- ¿Y cómo es eso posible? Deben quererse y comprenderse mucho.
- Bueno, cuando nos casamos, mi marido tenía una yegua preciosa; era la criatura que más amaba sobre la Tierra y no dejaba que nadie se le acercase. El día de nuestra boda salimos de la iglesia en una carroza tirada por la yegua; anduvimos algunos metros y la yegua tropezó. Mi marido miró de reojo a la yegua y dijo:
- Uno.
- Después de algunos metros más, la yegua volvió a tropezar. Mi marido se encaró con la yegua y dijo:
- Dos.
- La tercera vez que la yegua perdió las patas, mi marido no dijo nada, sacó la escopeta y le metió seis balazos al pobre animal.
- ¿Se puede saber por qué has hecho eso? pregunté aterrada, mi marido me miró y dijo:
- Uno.
- Después de aquello, jamás hemos discutido.
Un tipo conoció a una hermosa dama a través de Internet y decidió casarse con ella en ese preciso instante. Ella le contestó:
- ¡Pero si no sabemos nada de nosotros!
Él le escribió:
- No hay problema, nos conoceremos sobre la marcha.
La chica estuvo de acuerdo, se casaron, y se fueron de luna de miel a un lujoso hotel. Una mañana, estaban ambos recostados junto a la piscina. El hombre se levanta, sube al trampolín de 10 metros y realiza una perfecta demostración de todos los estilos de clavados que existen. Luego regresó y volvió a recostarse junto a su esposa.
- ¡Eso fue increíble! -Exclama la mujer.
- Fui campeón olímpico de clavados. Te dije que nos conoceríamos bien sobre la marcha.
En eso, la joven se levanta, entra a la piscina y comienza a nadar a lo largo, de ida y de regreso.
Después de treinta vueltas, sale y se recuesta junto a su marido.
- ¡Asombroso! ¿Fuiste nadadora olímpica de resistencia?
- No, yo era prostituta a domicilio en Venecia.
Uno de Lepe va por la calle y se encuentra un espejito de cartera, lo levanta, se mira y dice:
- ¡Coño, a este tío lo conozco!
Y se lo guarda en el bolsillo del pantalón… De regreso a su casa, vuelve a mirarse al espejo y repite:
- ¡Joder, que a este tío lo conozco!
Al entrar en casa, guarda el espejo en el bolsillo de su pantalón y se sienta en la mesa del comedor. Mientras la Josefa le sirve la comida, el hombre vuelve a mirarse en el espejo y repite:
- ¡Hostia, yo a este tío lo conozco!
Cuando Josefa se da cuenta, le pregunta:
- Oye, Manuel ¿Qué tienes en la mano?
- Nada importante, mujer.
Y se guarda el espejo en el bolsillo del pantalón. Terminada la cena, el individuo se va a dormir, dejando el pantalón sobre una silla. Se mete en la cama y, al cabo de un rato, exclama de repente:
- ¡Ya sé, lo conozco de la peluquería!
Por su parte, Josefa, intrigada, una vez dormido su esposo se acerca a la silla y retira el espejo del pantalón. Se mira al mismo y dice:
¡Lo sabía, una foto de mujer! ¡Y vaya cara de puta que tiene!
Era un matrimonio que tenía problemas de dinero y el marido obligó a la mujer a prostituirse. La esposa muy confundida le dice:
- Pepe, ¡Pero yo no sé nada de eso!
Y él le dice:
- Cuando tengas alguna duda sólo me preguntas, yo estaré detrás del poste.
Y así quedaron...
Llegó la primera noche y la mujer se vistió bien apretadita y escotadita, ella esperando en la esquina y el marido detrás del poste. Llegó el primer cliente en un coche impresionante, se detiene donde está la mujer y ella se le acerca.
- ¿Cuánto?, le dice el cliente.
- Pues no sé, espéreme aquí -Y corre hasta el poste.
- Oye Pepe, ¿qué cuánto?
El marido dice:
- A ver, pues, dile que... a ver, trae buen coche... dile que 500 euros.
La señora regresa y le responde:
- Que 500 euros.
Responde el cliente:
- No tengo 500 euros, solo traigo 100 euros.
- Espéreme -Y corre la mujer de nuevo hasta donde está el marido.
- Pepe, que sólo trae 100 euros.
- No, no, dile que entonces sólo sexo oral -responde el marido.
La mujer corre otra vez con el cliente y le dice:
- Oiga, que sólo sexo oral.
- Esta bien, súbase -contesta el cliente.
Y el tipo comienza a bajarse la bragueta del pantalón... saca aquello, y la mujer sorprendida exclama:
- ¡¡¡Woooowww!!! -Y le dice al cliente:
- Espéreme aquí, ahora vengo. Se baja del coche y corre hacia su marido y le dice:
- Pepe no seas cabrón, ¡¡¡Préstale 400 Euros!!!
Esto es un un hombre que tiene un loro. Un día, en el aeropuerto, le dice la azafata:
- O deja el loro o no puede viajar en el avión.
Entonces, el hombre, indeciso, se mete el loro en los calzoncillos. La azafata lo ve y lo deja pasar, al no ver el loro.
Se sienta en el avión y una mujer que se sienta al lado suyo ve que algo se está moviendo debajo de sus pantalones. Entonces de repente asoma el loro la cabecita y grita la mujer:
- ¡Ay, Dios mío, se le ha roto un huevo!
Una amiga le dice a la otra:
- Cuéntame como te fue en la noche de bodas.
- Pues mal
- ¿Por qué?
- Es que cuando le dije a Juan que era virgen el estúpido se hincó de rodillas y se puso a rezar.
Una pareja de esposos discutía airadamente en la calle:
- ¡Te voy a demostrar que no vales nada! El señor hace señas a un taxista que se detiene frente a ellos.
- ¿Cuanto me cobra hasta el aeropuerto?
- Hasta allá... son 40 €
- ¿Y con mi mujer?
- Lo mismo
- Ya ves... ¡No vales nada!
Todo curioso, el periodista les pregunta:
- ¿Pero es cierto que nunca han tenido ninguna discusión? ¿ni siquiera por la pasta de dientes?
- Nunca -respondió la mujer.
- ¿Y cómo es eso posible? Deben quererse y comprenderse mucho.
- Bueno, cuando nos casamos, mi marido tenía una yegua preciosa; era la criatura que más amaba sobre la Tierra y no dejaba que nadie se le acercase. El día de nuestra boda salimos de la iglesia en una carroza tirada por la yegua; anduvimos algunos metros y la yegua tropezó. Mi marido miró de reojo a la yegua y dijo:
- Uno.
- Después de algunos metros más, la yegua volvió a tropezar. Mi marido se encaró con la yegua y dijo:
- Dos.
- La tercera vez que la yegua perdió las patas, mi marido no dijo nada, sacó la escopeta y le metió seis balazos al pobre animal.
- ¿Se puede saber por qué has hecho eso? pregunté aterrada, mi marido me miró y dijo:
- Uno.
- Después de aquello, jamás hemos discutido.
Un tipo conoció a una hermosa dama a través de Internet y decidió casarse con ella en ese preciso instante. Ella le contestó:
- ¡Pero si no sabemos nada de nosotros!
Él le escribió:
- No hay problema, nos conoceremos sobre la marcha.
La chica estuvo de acuerdo, se casaron, y se fueron de luna de miel a un lujoso hotel. Una mañana, estaban ambos recostados junto a la piscina. El hombre se levanta, sube al trampolín de 10 metros y realiza una perfecta demostración de todos los estilos de clavados que existen. Luego regresó y volvió a recostarse junto a su esposa.
- ¡Eso fue increíble! -Exclama la mujer.
- Fui campeón olímpico de clavados. Te dije que nos conoceríamos bien sobre la marcha.
En eso, la joven se levanta, entra a la piscina y comienza a nadar a lo largo, de ida y de regreso.
Después de treinta vueltas, sale y se recuesta junto a su marido.
- ¡Asombroso! ¿Fuiste nadadora olímpica de resistencia?
- No, yo era prostituta a domicilio en Venecia.
Uno de Lepe va por la calle y se encuentra un espejito de cartera, lo levanta, se mira y dice:
- ¡Coño, a este tío lo conozco!
Y se lo guarda en el bolsillo del pantalón… De regreso a su casa, vuelve a mirarse al espejo y repite:
- ¡Joder, que a este tío lo conozco!
Al entrar en casa, guarda el espejo en el bolsillo de su pantalón y se sienta en la mesa del comedor. Mientras la Josefa le sirve la comida, el hombre vuelve a mirarse en el espejo y repite:
- ¡Hostia, yo a este tío lo conozco!
Cuando Josefa se da cuenta, le pregunta:
- Oye, Manuel ¿Qué tienes en la mano?
- Nada importante, mujer.
Y se guarda el espejo en el bolsillo del pantalón. Terminada la cena, el individuo se va a dormir, dejando el pantalón sobre una silla. Se mete en la cama y, al cabo de un rato, exclama de repente:
- ¡Ya sé, lo conozco de la peluquería!
Por su parte, Josefa, intrigada, una vez dormido su esposo se acerca a la silla y retira el espejo del pantalón. Se mira al mismo y dice:
¡Lo sabía, una foto de mujer! ¡Y vaya cara de puta que tiene!
Era un matrimonio que tenía problemas de dinero y el marido obligó a la mujer a prostituirse. La esposa muy confundida le dice:
- Pepe, ¡Pero yo no sé nada de eso!
Y él le dice:
- Cuando tengas alguna duda sólo me preguntas, yo estaré detrás del poste.
Y así quedaron...
Llegó la primera noche y la mujer se vistió bien apretadita y escotadita, ella esperando en la esquina y el marido detrás del poste. Llegó el primer cliente en un coche impresionante, se detiene donde está la mujer y ella se le acerca.
- ¿Cuánto?, le dice el cliente.
- Pues no sé, espéreme aquí -Y corre hasta el poste.
- Oye Pepe, ¿qué cuánto?
El marido dice:
- A ver, pues, dile que... a ver, trae buen coche... dile que 500 euros.
La señora regresa y le responde:
- Que 500 euros.
Responde el cliente:
- No tengo 500 euros, solo traigo 100 euros.
- Espéreme -Y corre la mujer de nuevo hasta donde está el marido.
- Pepe, que sólo trae 100 euros.
- No, no, dile que entonces sólo sexo oral -responde el marido.
La mujer corre otra vez con el cliente y le dice:
- Oiga, que sólo sexo oral.
- Esta bien, súbase -contesta el cliente.
Y el tipo comienza a bajarse la bragueta del pantalón... saca aquello, y la mujer sorprendida exclama:
- ¡¡¡Woooowww!!! -Y le dice al cliente:
- Espéreme aquí, ahora vengo. Se baja del coche y corre hacia su marido y le dice:
- Pepe no seas cabrón, ¡¡¡Préstale 400 Euros!!!
Esto es un un hombre que tiene un loro. Un día, en el aeropuerto, le dice la azafata:
- O deja el loro o no puede viajar en el avión.
Entonces, el hombre, indeciso, se mete el loro en los calzoncillos. La azafata lo ve y lo deja pasar, al no ver el loro.
Se sienta en el avión y una mujer que se sienta al lado suyo ve que algo se está moviendo debajo de sus pantalones. Entonces de repente asoma el loro la cabecita y grita la mujer:
- ¡Ay, Dios mío, se le ha roto un huevo!
Una amiga le dice a la otra:
- Cuéntame como te fue en la noche de bodas.
- Pues mal
- ¿Por qué?
- Es que cuando le dije a Juan que era virgen el estúpido se hincó de rodillas y se puso a rezar.
Una pareja de esposos discutía airadamente en la calle:
- ¡Te voy a demostrar que no vales nada! El señor hace señas a un taxista que se detiene frente a ellos.
- ¿Cuanto me cobra hasta el aeropuerto?
- Hasta allá... son 40 €
- ¿Y con mi mujer?
- Lo mismo
- Ya ves... ¡No vales nada!