Los bebés que mueren por el síndrome de muerte súbita del lactante (SIDS por sus siglas en inglés) generan pocas cantidades del químico cerebral serotonina, fundamental para regular el sueño, la respiración y el ritmo cardíaco, dijeron investigadores estadounidenses.
El resultado del estudio, publicado en Journal of the American Medical Association, podría ayudar a identificar a los bebés en riesgo de SIDS, que cada año provoca la muerte de más de 2.300 lactantes antes de su primer año de vida.
El equipo dijo que tener niveles anormales de serotonina podría obstaculizar la respiración de los bebés, sobre todo en situaciones difíciles, como inspirar demasiado dióxido de carbono mientras duermen boca abajo.
"Sabemos desde hace varios años que dormir a los bebés boca arriba es la manera más efectiva de reducir el riesgo de SIDS", dijo el doctor Alan Guttmacher, director del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano, que financió el estudio.
"Los resultados actuales brindan claves importantes para la base biológica del SIDS y en última instancia podrían permitir identificar a los bebés más expuestos, al igual que estrategias adicionales para reducir el riesgo de SIDS en todos los niños", dijo Guttmacher en un comunicado.
En el estudio, el equipo del doctor Hannah Kinney, de la Escuela de Medicina de Harvard y el Hospital de Niños de Boston, examinaron tejidos del cerebro de bebés que murieron de SIDS y otras causas.
El tejido provenía de la médula, una región en la base del cerebro que regula funciones básicas como la temperatura corporal, la respiración, la presión sanguínea y el ritmo cardíaco.
El equipo de Kinney halló que los niveles de serotonina eran un 26 por ciento menores en el tejido de los bebés que murieron de SIDS que lo de aquellos que fallecieron de otras causas.
También encontraron bajas cantidades de la enzima triptófano hidroxilasa, que es necesaria para fabricar serotonina.
Los resultados sugieren que algunos bebés tienen una vulnerabilidad subyacente al SIDS, que puede resultar fatal si se combina con una alteración externa como dormir boca abajo, sobre todo durante el primer año de vida.
"Nuestra investigación sugiere que dormir dispara el defecto cerebral", dijo Kinney en un comunicado.
"Cuando un bebé está respirando boca abajo, podría no estar recibiendo suficiente oxígeno. Un bebé con un tronco del encéfalo normal voltearía su cabeza y se despertaría. Pero un niño con una anormalidad intrínseca no puede responder a ese factor estresante", agregó.
El equipo espera que su estudio conduzca a la creación de un test que mida los niveles de serotonina de los bebés, permitiendo identificar a los niños con mayor riesgo de SIDS.
El resultado del estudio, publicado en Journal of the American Medical Association, podría ayudar a identificar a los bebés en riesgo de SIDS, que cada año provoca la muerte de más de 2.300 lactantes antes de su primer año de vida.
El equipo dijo que tener niveles anormales de serotonina podría obstaculizar la respiración de los bebés, sobre todo en situaciones difíciles, como inspirar demasiado dióxido de carbono mientras duermen boca abajo.
"Sabemos desde hace varios años que dormir a los bebés boca arriba es la manera más efectiva de reducir el riesgo de SIDS", dijo el doctor Alan Guttmacher, director del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano, que financió el estudio.
"Los resultados actuales brindan claves importantes para la base biológica del SIDS y en última instancia podrían permitir identificar a los bebés más expuestos, al igual que estrategias adicionales para reducir el riesgo de SIDS en todos los niños", dijo Guttmacher en un comunicado.
En el estudio, el equipo del doctor Hannah Kinney, de la Escuela de Medicina de Harvard y el Hospital de Niños de Boston, examinaron tejidos del cerebro de bebés que murieron de SIDS y otras causas.
El tejido provenía de la médula, una región en la base del cerebro que regula funciones básicas como la temperatura corporal, la respiración, la presión sanguínea y el ritmo cardíaco.
El equipo de Kinney halló que los niveles de serotonina eran un 26 por ciento menores en el tejido de los bebés que murieron de SIDS que lo de aquellos que fallecieron de otras causas.
También encontraron bajas cantidades de la enzima triptófano hidroxilasa, que es necesaria para fabricar serotonina.
Los resultados sugieren que algunos bebés tienen una vulnerabilidad subyacente al SIDS, que puede resultar fatal si se combina con una alteración externa como dormir boca abajo, sobre todo durante el primer año de vida.
"Nuestra investigación sugiere que dormir dispara el defecto cerebral", dijo Kinney en un comunicado.
"Cuando un bebé está respirando boca abajo, podría no estar recibiendo suficiente oxígeno. Un bebé con un tronco del encéfalo normal voltearía su cabeza y se despertaría. Pero un niño con una anormalidad intrínseca no puede responder a ese factor estresante", agregó.
El equipo espera que su estudio conduzca a la creación de un test que mida los niveles de serotonina de los bebés, permitiendo identificar a los niños con mayor riesgo de SIDS.