24 HORAS DE UN NIÑO OBESO
Meterse en la piel de un “gordito” para saber cómo enfrentarse a la obesidad
La obesidad infantil en España ha llegado a su punto crítico. Los escolares españoles de entre 7 y 11 años ocupan el cuatro lugar en cuanto a sobrepeso en la Unión Europea. Para ilustrarlo hemos tomado como referencia el caso de Pablo. Este último personifica el grupo infantil de mayor riesgo: varón, entre 8 y 15 años y de clase trabajadora. Pasar un día con él ratifica que se cumple la ecuación que está en el origen de la epidemia más voraz del mundo en el siglo XXI: la que suma sedentarismo y grasas. Las razones, dicen los expertos, radican en que los niños de hoy comen más, menos saludable y hacen poco ejercicio.
El desayuno: deprisa y poco
Pablo tiene una especial habilidad en partir la galleta, mojarla y llevársela a la boca sin retirar la vista de los vertiginosos dibujos de la tele. Sus padres dicen que es un crío tranquilo, se mueve y vive a un ritmo pausado y desenfrenado. Pero Pablo, con 53 kilos y 1,47 metros, tiene hábitos alimenticios poco saludables y tendencia al sedentarismo.
Las causas de su sobrepeso
Hoy en día, el 8,5% de los españoles de entre 2 a 17 años presenta obesidad y el 18,2% tiene sobrepeso, según datos del Ministerio de Salud. Las cifras no distinguen entre niños y niñas. ¿Qué ha ocurrido? El padre de Pablo lo tiene claro: "antes íbamos al colegio andando. Al salir, jugábamos al fútbol y tomábamos agua y un bocadillo. Ahora meriendan zumo envasado y un bollo, y están horas delante de la televisión".
Zapping
El ejercicio de Pablo en una tarde normal radica en el movimiento de su dedo pulgar sobre los esponjosos botones del mando a distancia de su televisión. Estar “colgado” de la televisión, mirarla compulsivamente, aunque no se esté viendo nada en particular, favorece más la acumulación de grasas. Y eso es algo muy común entre los niños de hoy en día. Los tiempos en que se jugaba en la calle o se construían cabañas en los árboles no existen más que en la memoria nostálgica de la generación de los padres de Pablo.
Empacho de comida
Hace dos años, este fue sometido a un régimen. Aguantó seis meses. "Si tocaba acelgas o espinacas, nada, de las ensaladas pasa", explica la madre y añade que no podría estar dándole todo el día la verdura en puré y mucho menos un filete de 70 gramos de filete como aconsejaba la nutricionista, Maria Roselló, a la que acudió la familia. No obstante cuando Pablo come en casa de la abuela, esta le obliga a seguir la dieta. Pero por la noche, el tema se relaja. Los padres llegan agotados y prefieren preparar una cena fácil. La jornada acaba frente al televisor y claro, ¿qué tipos de alimentos se comen delante del televisor? Preferentemente cosas que no requieran cubiertos como pizzas o hamburguesas.
¿Qué podemos hacer?
¿Cuál es el camino para corregir ese apetito por lo evidente? "No dejar que los niños conduzcan su alimentación, igual que no les dejamos conducir un coche porque no están preparados", contesta Roselló, que se ocupa del tratamiento de Pablo, y sugiere "educar a los padres antes de que tengan a los hijos”.
Meterse en la piel de un “gordito” para saber cómo enfrentarse a la obesidad
La obesidad infantil en España ha llegado a su punto crítico. Los escolares españoles de entre 7 y 11 años ocupan el cuatro lugar en cuanto a sobrepeso en la Unión Europea. Para ilustrarlo hemos tomado como referencia el caso de Pablo. Este último personifica el grupo infantil de mayor riesgo: varón, entre 8 y 15 años y de clase trabajadora. Pasar un día con él ratifica que se cumple la ecuación que está en el origen de la epidemia más voraz del mundo en el siglo XXI: la que suma sedentarismo y grasas. Las razones, dicen los expertos, radican en que los niños de hoy comen más, menos saludable y hacen poco ejercicio.
El desayuno: deprisa y poco
Pablo tiene una especial habilidad en partir la galleta, mojarla y llevársela a la boca sin retirar la vista de los vertiginosos dibujos de la tele. Sus padres dicen que es un crío tranquilo, se mueve y vive a un ritmo pausado y desenfrenado. Pero Pablo, con 53 kilos y 1,47 metros, tiene hábitos alimenticios poco saludables y tendencia al sedentarismo.
Las causas de su sobrepeso
Hoy en día, el 8,5% de los españoles de entre 2 a 17 años presenta obesidad y el 18,2% tiene sobrepeso, según datos del Ministerio de Salud. Las cifras no distinguen entre niños y niñas. ¿Qué ha ocurrido? El padre de Pablo lo tiene claro: "antes íbamos al colegio andando. Al salir, jugábamos al fútbol y tomábamos agua y un bocadillo. Ahora meriendan zumo envasado y un bollo, y están horas delante de la televisión".
Zapping
El ejercicio de Pablo en una tarde normal radica en el movimiento de su dedo pulgar sobre los esponjosos botones del mando a distancia de su televisión. Estar “colgado” de la televisión, mirarla compulsivamente, aunque no se esté viendo nada en particular, favorece más la acumulación de grasas. Y eso es algo muy común entre los niños de hoy en día. Los tiempos en que se jugaba en la calle o se construían cabañas en los árboles no existen más que en la memoria nostálgica de la generación de los padres de Pablo.
Empacho de comida
Hace dos años, este fue sometido a un régimen. Aguantó seis meses. "Si tocaba acelgas o espinacas, nada, de las ensaladas pasa", explica la madre y añade que no podría estar dándole todo el día la verdura en puré y mucho menos un filete de 70 gramos de filete como aconsejaba la nutricionista, Maria Roselló, a la que acudió la familia. No obstante cuando Pablo come en casa de la abuela, esta le obliga a seguir la dieta. Pero por la noche, el tema se relaja. Los padres llegan agotados y prefieren preparar una cena fácil. La jornada acaba frente al televisor y claro, ¿qué tipos de alimentos se comen delante del televisor? Preferentemente cosas que no requieran cubiertos como pizzas o hamburguesas.
¿Qué podemos hacer?
¿Cuál es el camino para corregir ese apetito por lo evidente? "No dejar que los niños conduzcan su alimentación, igual que no les dejamos conducir un coche porque no están preparados", contesta Roselló, que se ocupa del tratamiento de Pablo, y sugiere "educar a los padres antes de que tengan a los hijos”.