Todos los días miles de mexicanas huyen de su casa por miedo a ser asesinadas por sus esposos, otras tantas son puestas en la calle con sus criaturas al hombro sin nada que comer porque han sido víctimas de la violencia patrimonial y económica.
Durante 20 años el sistema DIF las ha maltratado (una mujer pide ayuda a organismos del Estado entre cuatro y siete veces antes de recibir ayuda efectiva) lo mismo que los agentes del Ministerio Público, quienes gracias a leyes obsoletas y machistas exigían hasta hace un año que las heridas inflingidas por su pareja tardaran más de 15 días en sanar, de otra forma no eran consideradas un delito.Durante al menos tres décadas el movimiento de mujeres en México puso el tema en la agenda nacional, gracias a ello nació el Instituto Nacional de las Mujeres, cuya misión principal consistía en educar a las y los servidores públicos para que lograsen entender los orígenes, los mecanismos sociales, políticos y jurídicos de la violencia machista y las herramientas para combatirlos o transformarlos.
A contracorriente, el Estado, con la lentitud de un elefante envejecido y la perspectiva de un charro machista y misógino, se ha resistido al cambio. Mientras en España el feminicidio de 30 mujeres en un año amerita declaraciones del Presidente, aumento en la creación de refugios especializados subvencionados por el Estado, y acciones multisectoriales para salvaguardar a las mujeres y castigar a los agresores, en México la cultura jurídica ha quedado prácticamente intocada. Los juicios orales de Chihuahua se han convertido en pantomimas con jueces misóginos, y los de Nuevo León son igual de lentos que antes. Los legisladores en Guanajuato y Oaxaca argumentan que esta es una ley “antifamilia” porque para ellos la familia es la expresión más sublime del patriarcado y de la obediencia femenina.
Este informe de Amnistía Internacional sobre la Ley de acceso a las mujeres a una vida libre de violencia, aprobada en 2007, ratifica la indefensión de las mujeres víctimas de la violencia. Quintana Roo aprobó la palabra feminicidio, el acoso y el hostigamiento sexual y las incluyó en la ley local que sigue llamándose “de violencia intrafamiliar”. Mientras tanto el procurador, al igual que los de otros seis estados del país, insiste en que las cárceles municipales están saturadas de criminales y los agresores de mujeres no son considerados peligrosos.La mayoría de los DIF del país siguen haciendo mediación entre la víctima y el agresor. El resultado es una madeja de contradicciones jurídicas y de violaciones sistemáticas de los derechos humanos.
Este informe de AI transparenta que hay un abismo entre el decreto de una ley y su implementación. Solamente dos refugios gubernamentales están en construcción; la FEVIMTRA no ha dado resultados reales de buenos tratos a las víctimas, sino las cifras alegres de todas las fallidas fiscalías mexicanas. Los refugios para mujeres de la sociedad civil siguen siendo un pequeño oasis para los millones de víctimas de violencia. Sólo hay 60 en todo el país. Hay más refugios para animales maltratados que para mujeres.A pesar de la existencia de esta Ley, buena parte de los procuradores de justicia y ministerios públicos siguen creyendo que las mujeres son violadas por su manera de vestir y su forma de actuar, y que las niñas son abusadas por descuido de sus madres.Aun cuando contamos con instrumentos internacionales emanados de la ONU, Amnistía corrobora que las raíces estructurales y los patrones socioculturales de la normalización de la violencia contra mujeres y niñas han quedado prácticamente intocados en el sistema de administración e impartición de justicia. Incrementan las campañas para que los delitos sean denunciados, mas no hay suficientes servicios especializados de atención y protección para quienes se atreven a exigir una vida libre de violencia.
El reto para las instituciones que atienden a las mujeres víctimas de violencia machista, no implica solamente enfrentar a sus agresores, sino además el falso discurso de las autoridades. Las guerras entre cuerpos policiacos, la falta de capacitación en temas de género y el aumento de vínculos entre autoridades y organizaciones criminales, dejan en mayor indefensión a las víctimas y a quienes las protegen.Estamos viviendo lo que en inglés se denomina Backlash (el regreso del latigazo), ya se logró colocar el tema de la violencia machista, ahora la mayoría de mujeres conocen sus derechos y eligen defenderlos; el problema es que el sistema ha quedado intocado, en gran medida por la incapacidad de las instancias gubernamentales para hacer trabajo de fondo y no sólo en apariencia. Ahora hay más feminicidios en México que nunca. Las mujeres se juegan la vida al defenderse.
Las que confían en que “A Patricia ya no le pegarán más” se enfrentan a un aparato de justicia misógino e ineficiente y sin voluntad para protegerlas y ayudarlas. “Si no se cumplen los requisitos básicos de la Ley federal a nivel estatal, la ley no será más que papel”, dijo Kerrie Howard de AI. Sobra imaginar la respuesta del gobierno mexicano. Los números no mienten, este informe de Amnistía Internacional lo demuestra. Con papel no se salva la vida de las mexicanas, eso queda claro.
http://www.eluniversal.com.mx/sociedad/1902.html
Durante 20 años el sistema DIF las ha maltratado (una mujer pide ayuda a organismos del Estado entre cuatro y siete veces antes de recibir ayuda efectiva) lo mismo que los agentes del Ministerio Público, quienes gracias a leyes obsoletas y machistas exigían hasta hace un año que las heridas inflingidas por su pareja tardaran más de 15 días en sanar, de otra forma no eran consideradas un delito.Durante al menos tres décadas el movimiento de mujeres en México puso el tema en la agenda nacional, gracias a ello nació el Instituto Nacional de las Mujeres, cuya misión principal consistía en educar a las y los servidores públicos para que lograsen entender los orígenes, los mecanismos sociales, políticos y jurídicos de la violencia machista y las herramientas para combatirlos o transformarlos.
A contracorriente, el Estado, con la lentitud de un elefante envejecido y la perspectiva de un charro machista y misógino, se ha resistido al cambio. Mientras en España el feminicidio de 30 mujeres en un año amerita declaraciones del Presidente, aumento en la creación de refugios especializados subvencionados por el Estado, y acciones multisectoriales para salvaguardar a las mujeres y castigar a los agresores, en México la cultura jurídica ha quedado prácticamente intocada. Los juicios orales de Chihuahua se han convertido en pantomimas con jueces misóginos, y los de Nuevo León son igual de lentos que antes. Los legisladores en Guanajuato y Oaxaca argumentan que esta es una ley “antifamilia” porque para ellos la familia es la expresión más sublime del patriarcado y de la obediencia femenina.
Este informe de Amnistía Internacional sobre la Ley de acceso a las mujeres a una vida libre de violencia, aprobada en 2007, ratifica la indefensión de las mujeres víctimas de la violencia. Quintana Roo aprobó la palabra feminicidio, el acoso y el hostigamiento sexual y las incluyó en la ley local que sigue llamándose “de violencia intrafamiliar”. Mientras tanto el procurador, al igual que los de otros seis estados del país, insiste en que las cárceles municipales están saturadas de criminales y los agresores de mujeres no son considerados peligrosos.La mayoría de los DIF del país siguen haciendo mediación entre la víctima y el agresor. El resultado es una madeja de contradicciones jurídicas y de violaciones sistemáticas de los derechos humanos.
Este informe de AI transparenta que hay un abismo entre el decreto de una ley y su implementación. Solamente dos refugios gubernamentales están en construcción; la FEVIMTRA no ha dado resultados reales de buenos tratos a las víctimas, sino las cifras alegres de todas las fallidas fiscalías mexicanas. Los refugios para mujeres de la sociedad civil siguen siendo un pequeño oasis para los millones de víctimas de violencia. Sólo hay 60 en todo el país. Hay más refugios para animales maltratados que para mujeres.A pesar de la existencia de esta Ley, buena parte de los procuradores de justicia y ministerios públicos siguen creyendo que las mujeres son violadas por su manera de vestir y su forma de actuar, y que las niñas son abusadas por descuido de sus madres.Aun cuando contamos con instrumentos internacionales emanados de la ONU, Amnistía corrobora que las raíces estructurales y los patrones socioculturales de la normalización de la violencia contra mujeres y niñas han quedado prácticamente intocados en el sistema de administración e impartición de justicia. Incrementan las campañas para que los delitos sean denunciados, mas no hay suficientes servicios especializados de atención y protección para quienes se atreven a exigir una vida libre de violencia.
El reto para las instituciones que atienden a las mujeres víctimas de violencia machista, no implica solamente enfrentar a sus agresores, sino además el falso discurso de las autoridades. Las guerras entre cuerpos policiacos, la falta de capacitación en temas de género y el aumento de vínculos entre autoridades y organizaciones criminales, dejan en mayor indefensión a las víctimas y a quienes las protegen.Estamos viviendo lo que en inglés se denomina Backlash (el regreso del latigazo), ya se logró colocar el tema de la violencia machista, ahora la mayoría de mujeres conocen sus derechos y eligen defenderlos; el problema es que el sistema ha quedado intocado, en gran medida por la incapacidad de las instancias gubernamentales para hacer trabajo de fondo y no sólo en apariencia. Ahora hay más feminicidios en México que nunca. Las mujeres se juegan la vida al defenderse.
Las que confían en que “A Patricia ya no le pegarán más” se enfrentan a un aparato de justicia misógino e ineficiente y sin voluntad para protegerlas y ayudarlas. “Si no se cumplen los requisitos básicos de la Ley federal a nivel estatal, la ley no será más que papel”, dijo Kerrie Howard de AI. Sobra imaginar la respuesta del gobierno mexicano. Los números no mienten, este informe de Amnistía Internacional lo demuestra. Con papel no se salva la vida de las mexicanas, eso queda claro.
http://www.eluniversal.com.mx/sociedad/1902.html