El estrés.
Cuando el cuerpo está tenso segrega más adrenalina, lo cual eleva el nivel de azúcar en la sangre. El equilibrio se rompe: el organismo produce insulina, que baja el nivel de azúcar, transformándolo en más grasa, con capacidad para atravesar la sangre y depositarse en el interior de las células. Esto aumenta la obesidad y crea un círculo vicioso: el cuerpo pide más azúcar, después produce más insulina para quemarlo.
El estrés puede provocar una necesidad compulsiva de comer alimentos azucarados, como dulces y bombones.
Cuando se come, estar tenso o angustiado es perjudicial para la salud. Antes de cualquier comida es bueno realizar un ejercicio de relajación, aunque sea breve, para que de ese modo nuestro cuerpo absorba los alimentos de una manera más equilibrada y saludable.
Es bueno para la salud: alimentarse con tranquilidad, sin pensar en ninguna clase de preocupaciones y prestar atención a los alimentos que están entrando en nuestro cuerpo. Además de esto se debe masticar por lo menos de veinte a veinticinco veces cada bocado, lo cual no sólo facilita la digestión, sino que también hace que el cerebro se sienta satisfecho con menos cantidad de comida.
Cuando el cuerpo está tenso segrega más adrenalina, lo cual eleva el nivel de azúcar en la sangre. El equilibrio se rompe: el organismo produce insulina, que baja el nivel de azúcar, transformándolo en más grasa, con capacidad para atravesar la sangre y depositarse en el interior de las células. Esto aumenta la obesidad y crea un círculo vicioso: el cuerpo pide más azúcar, después produce más insulina para quemarlo.
El estrés puede provocar una necesidad compulsiva de comer alimentos azucarados, como dulces y bombones.
Cuando se come, estar tenso o angustiado es perjudicial para la salud. Antes de cualquier comida es bueno realizar un ejercicio de relajación, aunque sea breve, para que de ese modo nuestro cuerpo absorba los alimentos de una manera más equilibrada y saludable.
Es bueno para la salud: alimentarse con tranquilidad, sin pensar en ninguna clase de preocupaciones y prestar atención a los alimentos que están entrando en nuestro cuerpo. Además de esto se debe masticar por lo menos de veinte a veinticinco veces cada bocado, lo cual no sólo facilita la digestión, sino que también hace que el cerebro se sienta satisfecho con menos cantidad de comida.