El "amor sin sexo o sexo sin amor" es un tópico bastante habitual. Sin embargo, esta reflexión enfrenta dos formas de pensar completamente opuestas. Cualquiera de las dos opciones resulta interesante siempre que se elija libremente. ¿Amor sin sexo?, ¿sexo sin amor? ¿o la conjunción de ambas cosas?. Según una encuesta realizada en 1995 por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 76% de los españoles entiende una relación amorosa como aquella en la que se comparte un afecto fuerte y en la que se mantienen relaciones sexuales. Un 35% la concibe como una relación estable en la que se comparten sentimientos amorosos pero que no tiene por qué incluir obligatoriamente el sexo. Frente a ello, para un 10% de la población una relación esporádica entre dos personas que muestran una atracción física y que desemboca en una relación sexual, es una relación amorosa. Sexo sin amor Aunque la realidad del sexo sin amor ha existido durante muchos siglos de historia, en las últimas décadas esta práctica se observa cada vez de una forma más habitual. Además, no solamente en los hombres como ocurría antiguamente por razones de educación, sino también en las mujeres. Los contactos sexuales sin sentimientos amorosos de por medio, tienen como objetivo principal experimentar placer y el disfrute que el sexo ofrece, además, sin ningún tipo de responsabilidades. Su práctica de forma libre y sin coacciones no tiene por qué plantear ningún tipo de problema. Sin embargo, pueden surgir conflictos en el caso de que una de las personas mantenga una relación basada en el compromido y fidelidad con otra. También pueden surgir problemas cuando una de las dos personas alberga la esperanza de que ese momento de pasión de paso a una relación más estable. Un peligro que ronda a este tipo relaciones sexuales es la posibilidad de contraer enfermedades de transmisión sexual, y entre las más alarmantes, el SIDA. Por ello, la utilización de anticonceptivos de barrera puede resultar lo más adecuado. Amor sin sexo La situación de parejas enamoradas que no practican sexo es también habitual. Son parejas que comparten sentimientos y afectos muy profundos pero que no encuentran en el sexo una prioridad. Las dos razones principales que aluden las personas que se decantan por esta alternativa son, por un lado, el deseo de mantener la virginidad hasta el matrimonio por creencias religiosas y, por otro lado, la necesidad sentirse seguro en la relación y de superar el temor a un posible engaño. El problema más notable que presenta esta opción se da cuando uno de los dos miembros de la pareja no la comparte. En estos casos, el miembro no conforme con la decisión puede llegar a sentirse frustrado o incluso rechazado. Un término medio Los datos muestran que la mayor parte de la población se decanta por combinar el amor con el sexo. Las parejas que escogen esta posibilidad demuestra una serie de afectos, emociones y sentimientos mutuos. Al mismo tiempo, el sexo resulta también una parte importante dentro su relación como medio para demostrar físicamente los sentimientos que sienten por la otra persona. |