MIRA LAS SEMEJANZAS
no las diferencias
"Deja de fijarte en las diferencias que tienes con tu pareja, con tus vecinos, con tus familiares, con tus compañeros de trabajo o estudio y comienza un proceso de conciliación a través de la búsqueda de semejanzas"
La mayoría de las veces nos dejamos llevar por la primera impresión y rechazamos a una persona por el sólo hecho de tener un color de piel diferente al nuestro, porque se viste distinto o, simplemente, porque usa un corte de cabello poco común, sin darnos la oportunidad de conocerla y de ver un poco más allá de su apariencia externa.
Es sorprendente la afinidad que podemos tener con personas que, a primera vista, lucen totalmente diferentes a nosotros. Vale la pena que insistamos un poco en buscar y resaltar las semejanzas que podemos tener con aquellos quienes, en principio, nos parecen muy distintos, pero que, en realidad, pudieran ser afines a nosotros.
Somos personas únicas, nacidas en espacios familiares distintos, educadas de manera diferente, pero, más allá de todas estas aparentes diferencias personales, estamos hechos de la misma esencia divina, habitamos un mismo planeta, y buscamos experimentar paz, amor, reconocimiento, seguridad, bienestar y la satisfacción de nuestras necesidades en armonía con el universo.
Mientras más énfasis hacemos en resaltar las diferencias que tenemos con otras personas, más solos y distanciados nos quedaremos. ¡Vamos!, deja de fijarte en las diferencias que tienes con tu pareja, con tus vecinos, con tus familiares, con tus compañeros de trabajo o estudio y comienza un proceso de conciliación a través de la búsqueda de las semejanzas con los demás, para convertirte en un ser más tolerante y comprensivo. Aceptar a las personas como son nos permitirá sentirnos más a gusto con ellas y con nosotros mismos.
Muchos de quienes llegan a nuestra vida vienen para enseñarnos o para recordarnos lo que hemos olvidado, pero también pueden venir para que nosotros les enseñemos algo. Esa persona que tanto nos afecta con su comportamiento y actitud puede ser el maestro que necesitábamos para practicar el conocimiento que tenemos o para reflejarnos lo que escondemos y que sigue pendiente por afrontar y resolver. Cuando estamos atentos a reconocer las reacciones que tenemos, podemos conocer cuáles son nuestros verdaderos pensamientos y sentimientos.
MIRA A LOS DEMÁS CON LOS OJOS DEL CORAZÓN. Dejemos de criticar y juzgar a las personas, y decidamos encontrar el punto de semejanza o afinidad para sintonizarnos con su esencia. Cuando somos capaces de hacerlo, nuestra familia crece y ese sentimiento acorta la distancia que nos separaba inicialmente.
RESPETA LAS DIFERENCIAS. Aceptar a las personas como son es el principio de una buena relación. ¿Te gustaría vivir con una persona diciéndote, todo el tiempo, que tienes que cambiar y ser diferente? No podemos cambiar a otros, sólo podemos motivarlos con nuestro ejemplo para que se transformen a sí mismos.
RECONOCE LO POSITIVO. Aprende a reconocer las características positivas que tienen otros. Cuando alguien nos reconoce desde el corazón nos sentimos queridos, apreciados y motivados a seguir haciendo nuestro mejor esfuerzo. Fija tu atención en todo lo bueno y lo positivo que hacen los demás.
no las diferencias
"Deja de fijarte en las diferencias que tienes con tu pareja, con tus vecinos, con tus familiares, con tus compañeros de trabajo o estudio y comienza un proceso de conciliación a través de la búsqueda de semejanzas"
La mayoría de las veces nos dejamos llevar por la primera impresión y rechazamos a una persona por el sólo hecho de tener un color de piel diferente al nuestro, porque se viste distinto o, simplemente, porque usa un corte de cabello poco común, sin darnos la oportunidad de conocerla y de ver un poco más allá de su apariencia externa.
Es sorprendente la afinidad que podemos tener con personas que, a primera vista, lucen totalmente diferentes a nosotros. Vale la pena que insistamos un poco en buscar y resaltar las semejanzas que podemos tener con aquellos quienes, en principio, nos parecen muy distintos, pero que, en realidad, pudieran ser afines a nosotros.
Somos personas únicas, nacidas en espacios familiares distintos, educadas de manera diferente, pero, más allá de todas estas aparentes diferencias personales, estamos hechos de la misma esencia divina, habitamos un mismo planeta, y buscamos experimentar paz, amor, reconocimiento, seguridad, bienestar y la satisfacción de nuestras necesidades en armonía con el universo.
Mientras más énfasis hacemos en resaltar las diferencias que tenemos con otras personas, más solos y distanciados nos quedaremos. ¡Vamos!, deja de fijarte en las diferencias que tienes con tu pareja, con tus vecinos, con tus familiares, con tus compañeros de trabajo o estudio y comienza un proceso de conciliación a través de la búsqueda de las semejanzas con los demás, para convertirte en un ser más tolerante y comprensivo. Aceptar a las personas como son nos permitirá sentirnos más a gusto con ellas y con nosotros mismos.
Muchos de quienes llegan a nuestra vida vienen para enseñarnos o para recordarnos lo que hemos olvidado, pero también pueden venir para que nosotros les enseñemos algo. Esa persona que tanto nos afecta con su comportamiento y actitud puede ser el maestro que necesitábamos para practicar el conocimiento que tenemos o para reflejarnos lo que escondemos y que sigue pendiente por afrontar y resolver. Cuando estamos atentos a reconocer las reacciones que tenemos, podemos conocer cuáles son nuestros verdaderos pensamientos y sentimientos.
MIRA A LOS DEMÁS CON LOS OJOS DEL CORAZÓN. Dejemos de criticar y juzgar a las personas, y decidamos encontrar el punto de semejanza o afinidad para sintonizarnos con su esencia. Cuando somos capaces de hacerlo, nuestra familia crece y ese sentimiento acorta la distancia que nos separaba inicialmente.
RESPETA LAS DIFERENCIAS. Aceptar a las personas como son es el principio de una buena relación. ¿Te gustaría vivir con una persona diciéndote, todo el tiempo, que tienes que cambiar y ser diferente? No podemos cambiar a otros, sólo podemos motivarlos con nuestro ejemplo para que se transformen a sí mismos.
RECONOCE LO POSITIVO. Aprende a reconocer las características positivas que tienen otros. Cuando alguien nos reconoce desde el corazón nos sentimos queridos, apreciados y motivados a seguir haciendo nuestro mejor esfuerzo. Fija tu atención en todo lo bueno y lo positivo que hacen los demás.