Los principales factores para que una pareja fracase son la incomunicación, la intimidad, los hijos con el ex y el dinero.
Dicen que el matrimonio no es una taza de leche y que el encanto de la Luna de miel se desvanece con el paso del tiempo.
Lo cierto es que, comúnmente, las personas se casan muy enamoradas, pero detrás de tanto romanticismo existen múltiples factores que pueden echar abajo el matrimonio.
Según un estudio de la Universidad Nacional Australiana, las parejas empiezan a tener conflictos por la edad, las relaciones anteriores y el cigarrillo. Para los investigadores, estos tres factores influyen, a largo plazo, en la separación de los cónyuges.
En Bolivia, los motivos son otros. Según varios especialistas que han tratado casos de divorcios, los factores que destruyen la relación son la sexualidad, el dinero y los hijos. “Las parejas se divorcian frecuentemente por situaciones sexuales, económicas, por la falta de comunicación y la manipulación de parte de los hijos”, afirma el psicólogo Guillermo Soria.
EL DINERO, AUNQUE NO COMPRA LA FELICIDAD...
En el mencionado estudio se observó a 2.500 parejas, entre casadas y no casadas, pero que convivían. El tiempo de observación fue de seis años, desde el 2001 hasta el 2007, periodo en el que los resultados develaron que el dinero también es una causa importante para las rupturas, porque un 16 por ciento de los encuestados se habían declarado pobres o desempleados. Ambas situaciones llevaron a la separación, mientras que de las parejas con dinero sólo se habían sepa- rado el nueve por ciento.
“En Bolivia, muchos de los matrimonios se deterioran por la inestabilidad económica”, asegura Soria.
CUANDO EL PROBLEMA SON LOS OTROS
En la sociedad paceña es común que las parejas fracasen por intromisiones de la familia de origen, es decir, por papi y mami. Esto sucede porque uno de los esposos aún depende de su núcleo familiar y requiere de su participación en la toma de decisiones, lo que a su vez provoca que el cónyuge desee separarse, tanto de su pareja como de la familia.
“Las separaciones surgen cuando uno no se desvincula del hogar primario, esto quiere decir que uno de los esposos sigue estrechamente relacionado con sus padres o hermanos y permite la intromisión de ellos en su relación amorosa”, afirma la terapeuta familiar Elizabeth Ordóñez.
Aunque no se crea, los hijos también influyen en el éxito o fracaso del matrimonio. Según la investigación, un quinto del universo estudiado se divorció de su pareja que tenía hijos de una anterior relación.
Al respecto, el psicólogo Guillermo Soria explica que los hijos de la pareja, fruto de una relación pasada, podrían causar problemas en la nueva relación, especialmente si los chicos están en la adolescencia, pues ésta es una etapa difícil para la persona que tiende a expresar un carácter cambiante y, en su afán de ser adulta, trata de obtener lo que quiere e imponer sus reglas.
Los patrones familiares también tienen impacto en la unión conyugal. Pues se afirma que las parejas de padres separados tienen mayores probabilidades de divorciarse, ya que es el cánon que conocen e inconscientemente lo tienen registrado. Este punto es discutible para los especialistas pues, unos afirman que hay personas que justamente, porque vivieron la ruptura de sus padres, asumen compromisos maritales y buscan llegar hasta el final con su par.
EL MATRIMONIO, UN COMPROMISO DIARIO
Cada pareja debe tener madurez y voluntad para construir la relación. Ordóñez comenta que “la persona debe ser lo suficientemente madura, para lograr su independencia y libre para tomar sus propias decisiones. Es fundamental que las personas estén emancipadas de sus familias primarias, pues así evitan intromisiones que pueden molestar a uno de los dos esposos.
El único tercer miembro que es bienvenido en la pareja es el mismo matrimonio, “al que se debe alimentar para que no muera”, exhorta Soria. Y para mantener esa chispa, “se debe preservar la comunicación y cuidar tres elementos vitales; el compromiso con el otro, la intimidad que además de la sexualidad incluye un alto nivel de lealtad y de confianza y, cuando todo esté cimentado, tener hijos”, recomienda Soria.
Finalmente, cuentan los detalles que hacen que ese “alimento” además sea sabroso. Y aunque el matrimonio no es fácil, tampoco es titánico.
Otros tips
• Acuerdos. Antes de dar el sí, la pareja debe tener ciertos acuerdos como por ejemplo, el tema del dinero y los bienes, el trabajo y la educación de los hijos. Es importante que ambos cedan para encontrar consensos, deben estar dispuestos a negociar y a cumplir.
• Edad. La terapeuta familiar Elizabeth Ordóñez sostiene que la edad de la pareja influye en la ruptura. “Aunque no es una regla, a menor edad de los contrayentes, mayor la probabilidad del fracaso. Tampoco casarse a edad avanzada es garantía, pues la personalidad es inflexible y será difícil adecuarse al otro.
• Intereses. Para casarse, la persona debe estar realizada profesional y económicamente. Así puede asumir otra obligación, el casarse y ser padre o madre. Pese a que no existe una fórmula, cuando se hace todo a la vez se fracasa. De ahí que en el mundo, seis de 10 matrimonios se divorcian, afirma el psicólogo Guillermo Soria.
Texto: Daniela Cordero Dubravcic.
Foto: Dreamstime. Expertos consultados: Guillermo Soria, psicólogo, Elizabeth Ordóñez, terapeuta familiar.