“Las canciones de las ballenas jorobadas son mucho más largas que las de las aves, pueden durar hasta 30 minutos”, dice Roger Payne quien disertará el martes 27 en La Bolsa de Comercio de Buenos Aires . El científico es reconocido en el mundo entero por haber descubierto que las ballenas cantan. Las graba desde hace 40 años y esos sonidos hoy viajan por el espacio en el Voyager.
En Argentina inició el programa Ballena Franca Austral en 1970 que hoy lleva adelante el Instituto de Conservación de Ballenas. Roger Payne fue quien descubrió, además, que las ballenas francas podían identificarse a través del patrón de callosidades de sus cabezas.
Cuando empezó a ocuparse de las ballenas y su conservación, en los años 60, era un especialista en acústica animal. Su primer viaje para conocerlas de cerca lo concretó a Bermudas. Y dejó para siempre sus estudios sobre murciélagos y lechuzas. Descubrió que con un hidrófono –un micrófono subacuático- podía escucharlas. Reveló que los sonidos, hasta entonces azarosos, eran en realidad largas secuencias fijas que las ballenas repetían sin fin durante largos minutos. Es por eso que, como a las repetidas voces de las aves, ranas e insectos se las llama canciones, también resulta adecuado este nombre para las interpretaciones de las ballenas.
Roger Payne sostiene que para defender a las especies hay que enamorarse. Por eso durante cuatro décadas se encargó de divulgar lo más bello del animal más grande de los océanos. Su aporte al conocimiento de las diferentes características de las ballenas ha sido tan grande que en uno de sus artículos para la revista del National Geographic incluyó una grabación con el sonido de las ballenas jorobadas registrado bajo el agua, y vendió ¡diez millones y medio de copias! El single resulta, hasta el día de hoy, el más vendido de la historia de la industria musical.
En sus conferencias, Roger Payne, además de hacer conocer los sonidos encadenados de las ballenas, explica los alcances de la contaminación marina y los últimos esfuerzos para evitar la caza comercial. “Antes, los balleneros las sacrificaban para la elaboración de lápices labiales y alimento para gatos, ahora para el sushi donde la industria obtiene sus mejores ganancias” comentaba Roger en su estadía en Buenos aires en mayo de este año.
En Argentina inició el programa Ballena Franca Austral en 1970 que hoy lleva adelante el Instituto de Conservación de Ballenas. Roger Payne fue quien descubrió, además, que las ballenas francas podían identificarse a través del patrón de callosidades de sus cabezas.
Cuando empezó a ocuparse de las ballenas y su conservación, en los años 60, era un especialista en acústica animal. Su primer viaje para conocerlas de cerca lo concretó a Bermudas. Y dejó para siempre sus estudios sobre murciélagos y lechuzas. Descubrió que con un hidrófono –un micrófono subacuático- podía escucharlas. Reveló que los sonidos, hasta entonces azarosos, eran en realidad largas secuencias fijas que las ballenas repetían sin fin durante largos minutos. Es por eso que, como a las repetidas voces de las aves, ranas e insectos se las llama canciones, también resulta adecuado este nombre para las interpretaciones de las ballenas.
Roger Payne sostiene que para defender a las especies hay que enamorarse. Por eso durante cuatro décadas se encargó de divulgar lo más bello del animal más grande de los océanos. Su aporte al conocimiento de las diferentes características de las ballenas ha sido tan grande que en uno de sus artículos para la revista del National Geographic incluyó una grabación con el sonido de las ballenas jorobadas registrado bajo el agua, y vendió ¡diez millones y medio de copias! El single resulta, hasta el día de hoy, el más vendido de la historia de la industria musical.
En sus conferencias, Roger Payne, además de hacer conocer los sonidos encadenados de las ballenas, explica los alcances de la contaminación marina y los últimos esfuerzos para evitar la caza comercial. “Antes, los balleneros las sacrificaban para la elaboración de lápices labiales y alimento para gatos, ahora para el sushi donde la industria obtiene sus mejores ganancias” comentaba Roger en su estadía en Buenos aires en mayo de este año.