¿Cuántas veces no te has comido unas deliciosas palomitas de mantequilla con un vaso de refresco, recostado cómodamente en tu cama, mirando televisión?, o ¿qué me dices de esos antojos que satisfaces frente al refrigerador?, y ¿qué tal esas papitas fritas en tu escritorio de trabajo para matar el hambre? Estas situaciones, que seguramente has repetido más de una vez, representan costumbres, incluso placeres, que no son nada saludables, ya que favorecen el sobrepeso y dificultan la digestión. Si bien es cierto que los alimentos son muy importantes a la hora de mantener tu peso corporal estable, también lo son los lugares y momentos que eliges para comer. Esto es porque incitan a que consumas de más y porque algunas posturas dificultan la digestión. En general, al comer en ciertos sitios, como la escuela, la calle o el trabajo, consumes muchas grasas saturadas de origen animal, azúcares, poca fruta o verduras, y panes que no son hechos con fibra. De acuerdo con la American Dietetic Association (ADA), lo peor, en cuanto a sitios e instantes para alimentarte es: Lugares: LA COCINA: si bien es cierto que es el lugar planeado para preparar la comida, también es real que representa una tentación enorme que, en unos minutos, puedas consumir muchas calorías. Y es que aquí está el refrigerador, la estufa con las cacerolas de comida y el bote de basura; aunque no queremos decir que recojas las sobras, lo que sucede es que mucha gente cuando va a tirarlas, se siente culpable y termina por comérselas para no desperdiciar. EN LA OFICINA:el café para iniciar el día, las galletas que lo acompañan, las quesadillas para desayunar porque no te dio tiempo de hacerlo en casa, las deliciosas frituras frente a la computadora por la tarde, los dulces entre descanso y descanso, etc. ¿Cómo no vas a aumentar unos kilos de más? Está demostrado que aquellas personas que tienen cerca su escritorio de la máquina de golosinas, comen más. EN LOS RESTAURANTES: en estos sitios es en donde se pueden ingerir más calorías de las permitidas, por sus deliciosas variedades de platillos que representan grandes tentaciones y porque, comúnmente, rebasan las porciones recomendadas. Un estudio reveló que las mujeres que comen en un restaurante consumen 290 calorías más que las que lo hacen en casa. FRENTE AL TELEVISOR: en muchos hogares es normal encontrarse con que tienen este aparato en la cocina o en el comedor, y mientras se alimentan lo observan. También es muy frecuente que, debido a que los padres trabajan y llegan tarde a casa, niños y adolescentes viven en una semi-independencia en la que comen lo que quieren a la hora que quieren y, generalmente, es al mismo tiempo que miran televisión. Situaciones: A OSCURAS: por ejemplo, puede ser que por las noches, cuando ya toda tu familia esté dormida, te despiertes con un poco de hambre, entonces irás a la cocina, con las luces apagadas, abrirás el refrigerador para comer y lo harás de manera compulsiva. Esto se explica porque se ha demostrado que la media luz favorece la desinhibición. MASTICAS POCO LOS ALIMENTOS: de acuerdo con numerosas investigaciones, si masticas mucho la comida prevendrás hinchazones, gases y ataques cardíacos. La recomendación es masticar 25 veces el bocado, el cual no debe ser grande porque esta condición dificultará la digestión. COMES DE PRISA: un estudio comprobó que entre más tiempo te lleve degustar tus alimentos, menos calorías consumirás; en cambio, entre más rápido, más colorías. Como ya te podrás haber dado cuenta, en la batalla por la obesidad, la calidad de los alimentos no es lo único a lo que debes prestar atención, también intervienen factores como la manera en que los digieres y los absorbes. En cuanto a los mejores y peores lugares para comer, tienen que ver con mecanismos neuro-endócrino-metabólicos que ayudan a percibir la saciedad y, por consiguiente, a dejar de comer. Esta percepción de saciedad empeora cuando comes en la cocina, en tu cama, frente al refrigerador o el televisor, donde no hay luz, en restaurantes, en el cine, en el automóvil, en la oficina, etc. A continuación te damos una serie de consejos para que te alimentes sanamente y sin engordar en la oficina, que es en donde normalmente pasamos la mayor parte de nuestro día; y en restaurantes, que son lugares a los que ahora recurrimos con más frecuencia debido a que, por nuestras múltiples actividades, tenemos menos tiempo para preparar una comida casera: En tu trabajo: Lleva tu propio almuerzo, el cual puede consistir en un sándwich de pan integral hecho con trigo o centeno, pavo, rodajas frescas de jitomate y espinaca, en vez de lechuga. Otras opciones son las frutas o ensaladas, huevos duros o rebanadas de filete magro. Puedes llevar las sobras de la cena del día anterior para la hora de la comida en la oficina. Consume los alimentos congelados que usualmente se venden en las tiendas. En este caso, lee bien las etiquetas nutricionales para asegurarte de que no contengan demasiado sodio. Complementa este tipo de comidas con fruta o yogurt descremado. En cuanto a las bebidas, prueba con jugos congelados en caja o en lata, en lugar de gaseosas. Siempre ten a la mano una botella de agua. En un restaurante:
Referencia informativa: www.enplenitud.com; www.clarin.com; www.intramed.net Fuente: Departamento de Comunicación y Contenido, TodoEnSalud.org |