Autor: Javier Gamboa
Natación, artes marciales, gimnasia, futbol, básquetbol y
béisbol son sólo algunas de las disciplinas que el infante puede llevar a cabo
en beneficio de su desarrollo físico, además de que le permitirán hacer
amistades, crear disciplina y fortalecer su personalidad. Empero, cabe señalar
que la práctica debe ser segura para prevenir lesiones.
Por ello, si su hijo va a realizar alguna actividad deportiva,
especialistas en Pediatría y Medicina el Deporte recomiendan tener en
consideración sencillas reglas destinadas a evitar desagradables sorpresas, en
forma de lastimaduras u otro tipo de afecciones.
Cuidar ilusiones
En opinión del Dr. Alfonso Castro Rivas, pediatra adscrito al Hospital Ángeles
del Pedregal, en la Ciudad de México, la mayoría de los infantes se inicia en
la práctica deportiva por imitación o admiración hacia ciertos personajes,
“como los que participan en el futbol soccer, tan promocionado en todo el
mundo, lo que puede beneficiar el estado físico y anímico del pequeño, siempre
y cuando se tomen medidas mínimas de seguridad, como realizarle examen de salud
general y de aptitud para la disciplina elegida”.
Una vez cumplidos los requisitos elementales, “conviene seguir
alguna rutina como no practicar durante horarios en que el calor es intenso y
usar ropas apropiadas para ellos, permitiendo exposición de la mayor
parte de piel al ambiente, lo que facilita la evaporación del sudor. En el caso
de preadolescentes (8 a 12 años) en niveles de competencia, se debe mantener
hidratación adecuada de 15 a 30 minutos antes del evento, con 150 a 200
mililitros (ml.) de agua en niños con peso menor a 40 kilogramos, o con 250 a
350 ml. en niños mayores de este peso, así como beber cantidades similares de
agua fría cada 20 a 30 minutos durante la práctica”.
Otra de las recomendaciones del especialista radica en el tipo
de ejercicio que el pequeño puede elegir y la edad conveniente para su
introducción; por ejemplo, en los clasificados de contacto (futbol soccer,
americano, béisbol, básquetbol o karate, entre otros), en los que, además de
las cuestiones orgánicas, se deben prevenir lesiones que afecten los sistemas
óseo (huesos) y muscular. “Es preferible que durante los primeros años de vida
(0 a 6) la actividad se paulatina de menor a mayor intensidad, prevaleciendo
deportes como natación, atletismo (caminata o trote ligero) o rutinas leves de
aeróbicos de bajo impacto (saltos, movimientos de brazos y cadera, cuello y
piernas, como abdominales o lagartijas), con los que el cuerpo se activa en
calentamiento y no existen riesgos de lastimaduras por golpes o contusiones
característicos de las mencionadas disciplinas ‘de contacto’, aunque nunca
durante más de 60 minutos, para evitar dolor muscular”.
Predicar con el ejemplo
El Dr. Castro Rivas, quien además es padre de familia, considera: “Siempre será
mejor que los hijos hagan deporte en vez de que, por temor a lastimarse,
desarrollen vida sedentaria (con poco movimiento), sobre todo en la actualidad,
cuando tantas facilidades como permite la tecnología (videojuegos, computadoras
o televisión) pueden ser competencia difícil de vencer cuando no se ha
inculcado al niño cultura física, que debe ir más allá de lo que aprende en el
colegio, comenzando en el hogar, que es la primera escuela del infante y el
lugar donde tiene los contactos iniciales que lo marcan para toda su vida, de
ahí la importancia de que tanto padres como hermanos mayores también cuenten
con adecuada salud física y realicen deporte con regularidad”.
Por otro lado, datos proporcionados por el Instituto Mexicano
del Seguro Social, en la capital del país, señalan alarmante aumento de
obesidad infantil por deficiente actividad física, mala alimentación y
sedentarismo, información que el entrevistado corrobora e interpreta: “Son más
los problemas causados por falta de ejercicio que por conveniente disciplina
deportiva, pero sobre todo se debe cuidar el aspecto de no caer en los extremos,
esto es, ni poco o ninguna actividad, ni demasiada, ya que en el primer caso se
estarían formando candidatos a diversos padecimientos tan severos como diabetes
(trastorno que se caracteriza por altas concentraciones de azúcar en sangre),
asimismo el exceso de trabajo físico provocaría daños en articulaciones con
posibilidades de fracturas”.
En el renglón de recompensas, el experto menciona: “El deporte
mejora la salud cardiovascular (en corazón y vías sanguíneas), pues disminuye
la grasa acumulada por sobrepeso y equilibra la tensión arterial, sin dejar de
mencionar otros factores como el mental, que observa mayor agilidad, lo que
reduce ansiedad y síntomas de depresión, al mismo tiempo que aumenta autoestima
y rendimiento académico, principalmente”.
Diversos estudios demuestran que “40 minutos diarios de
ejercicio durante cinco días a la semana, favorecen el nivel de colesterol
‘bueno’ (HDL), al tiempo que disminuyen triglicéridos y otro tipo de grasas, lo
que asegura óptimo desempeño en la vida diaria, fortalece el organismo para
adaptarse mejor al crecimiento y actividad física, así como excelente
estrategia para prevenir cualquier tipo de enfermedad”, concluye el Dr. Alfonso
Castro Rivas.
Natación, artes marciales, gimnasia, futbol, básquetbol y
béisbol son sólo algunas de las disciplinas que el infante puede llevar a cabo
en beneficio de su desarrollo físico, además de que le permitirán hacer
amistades, crear disciplina y fortalecer su personalidad. Empero, cabe señalar
que la práctica debe ser segura para prevenir lesiones.
Por ello, si su hijo va a realizar alguna actividad deportiva,
especialistas en Pediatría y Medicina el Deporte recomiendan tener en
consideración sencillas reglas destinadas a evitar desagradables sorpresas, en
forma de lastimaduras u otro tipo de afecciones.
Cuidar ilusiones
En opinión del Dr. Alfonso Castro Rivas, pediatra adscrito al Hospital Ángeles
del Pedregal, en la Ciudad de México, la mayoría de los infantes se inicia en
la práctica deportiva por imitación o admiración hacia ciertos personajes,
“como los que participan en el futbol soccer, tan promocionado en todo el
mundo, lo que puede beneficiar el estado físico y anímico del pequeño, siempre
y cuando se tomen medidas mínimas de seguridad, como realizarle examen de salud
general y de aptitud para la disciplina elegida”.
Una vez cumplidos los requisitos elementales, “conviene seguir
alguna rutina como no practicar durante horarios en que el calor es intenso y
usar ropas apropiadas para ellos, permitiendo exposición de la mayor
parte de piel al ambiente, lo que facilita la evaporación del sudor. En el caso
de preadolescentes (8 a 12 años) en niveles de competencia, se debe mantener
hidratación adecuada de 15 a 30 minutos antes del evento, con 150 a 200
mililitros (ml.) de agua en niños con peso menor a 40 kilogramos, o con 250 a
350 ml. en niños mayores de este peso, así como beber cantidades similares de
agua fría cada 20 a 30 minutos durante la práctica”.
Otra de las recomendaciones del especialista radica en el tipo
de ejercicio que el pequeño puede elegir y la edad conveniente para su
introducción; por ejemplo, en los clasificados de contacto (futbol soccer,
americano, béisbol, básquetbol o karate, entre otros), en los que, además de
las cuestiones orgánicas, se deben prevenir lesiones que afecten los sistemas
óseo (huesos) y muscular. “Es preferible que durante los primeros años de vida
(0 a 6) la actividad se paulatina de menor a mayor intensidad, prevaleciendo
deportes como natación, atletismo (caminata o trote ligero) o rutinas leves de
aeróbicos de bajo impacto (saltos, movimientos de brazos y cadera, cuello y
piernas, como abdominales o lagartijas), con los que el cuerpo se activa en
calentamiento y no existen riesgos de lastimaduras por golpes o contusiones
característicos de las mencionadas disciplinas ‘de contacto’, aunque nunca
durante más de 60 minutos, para evitar dolor muscular”.
Predicar con el ejemplo
El Dr. Castro Rivas, quien además es padre de familia, considera: “Siempre será
mejor que los hijos hagan deporte en vez de que, por temor a lastimarse,
desarrollen vida sedentaria (con poco movimiento), sobre todo en la actualidad,
cuando tantas facilidades como permite la tecnología (videojuegos, computadoras
o televisión) pueden ser competencia difícil de vencer cuando no se ha
inculcado al niño cultura física, que debe ir más allá de lo que aprende en el
colegio, comenzando en el hogar, que es la primera escuela del infante y el
lugar donde tiene los contactos iniciales que lo marcan para toda su vida, de
ahí la importancia de que tanto padres como hermanos mayores también cuenten
con adecuada salud física y realicen deporte con regularidad”.
Por otro lado, datos proporcionados por el Instituto Mexicano
del Seguro Social, en la capital del país, señalan alarmante aumento de
obesidad infantil por deficiente actividad física, mala alimentación y
sedentarismo, información que el entrevistado corrobora e interpreta: “Son más
los problemas causados por falta de ejercicio que por conveniente disciplina
deportiva, pero sobre todo se debe cuidar el aspecto de no caer en los extremos,
esto es, ni poco o ninguna actividad, ni demasiada, ya que en el primer caso se
estarían formando candidatos a diversos padecimientos tan severos como diabetes
(trastorno que se caracteriza por altas concentraciones de azúcar en sangre),
asimismo el exceso de trabajo físico provocaría daños en articulaciones con
posibilidades de fracturas”.
En el renglón de recompensas, el experto menciona: “El deporte
mejora la salud cardiovascular (en corazón y vías sanguíneas), pues disminuye
la grasa acumulada por sobrepeso y equilibra la tensión arterial, sin dejar de
mencionar otros factores como el mental, que observa mayor agilidad, lo que
reduce ansiedad y síntomas de depresión, al mismo tiempo que aumenta autoestima
y rendimiento académico, principalmente”.
Diversos estudios demuestran que “40 minutos diarios de
ejercicio durante cinco días a la semana, favorecen el nivel de colesterol
‘bueno’ (HDL), al tiempo que disminuyen triglicéridos y otro tipo de grasas, lo
que asegura óptimo desempeño en la vida diaria, fortalece el organismo para
adaptarse mejor al crecimiento y actividad física, así como excelente
estrategia para prevenir cualquier tipo de enfermedad”, concluye el Dr. Alfonso
Castro Rivas.