El destino utiliza muchas maneras para conceder sus dones y algunas veces son tan sutiles que hace falta una gran inteligencia y visión para percatarse de su presencia. En otras ocasiones, las oportunidades se esconden y se agazapan para no aparecer antes, porque tienen un tiempo y un lugar para aflorar en la forma que deben hacerlo. Por eso, cuando no se esta con la mente bien alerta y receptiva, las oportunidades se van de largo pues son raudas en su paso por el mundo.
A mucha gente se le presentan oportunidades disfrazadas de desgracias, seguro muchos conocemos de algunas personas a quienes, después de un problema o desgracia, el destino y la actitud con que lo asumieron, los cambiaron totalmente y para bien, dejándolos en mejor posición que la que tenían. Pero si la oportunidad toca el hombro de una persona anodina, insulsa, de poca valía moral y nula mentalidad, la ocasión se pierde. Por eso hay que estar preparados para aprovechar las oportunidades al máximo y lograr, de una llana y simple posibilidad, un éxito rotundo y contundente, duradero y formidable.
Para lograr ubicar a las oportunidades y saber diferenciarlas de los hechos cotidianos y comunes se requiere lo siguiente:
a) Obviamente ¡Buscarlas!. Tal vez te lleguen solas, pero la probabilidad de encontrarlas será mas alta si las buscas. No se trata, como dicen los argentinos, de echarse a la milonga. Para todo hay que fregarse, además, la Biblia lo dice: el que busca, encuentra.
b) No desistir, la búsqueda puede tomar mucho tiempo, aquí también hay que ser muy persistentes. Puede ser que cuando estamos a punto de desistir, la oportunidad ya empieza a asomarse.
c) Hay que saber reconocer las oportunidades porque a veces vienen disfrazadas. Se quitan la careta ante acciones comunes de las cuales, a veces, no esperamos nada. Por ejemplo ayudar a una persona desconocida a resolver un problema o una situación que le afecta; iniciar una platica amable con un desconocido en una sala de espera o en un elevador; hacer un viaje del que no esperamos obtener nada pero que es indispensable que lo hagamos, incluso a veces de manera forzada.
d) Mostrarse sereno, seguro y afirmativo lo cual nos ubica entre los que tienen el mando como su elemento natural.
e) El trato dirigido para que, cuando alguien trate contigo, desentrañe en el diálogo todo lo que vales en aspectos como seguridad, conocimiento, cumplimiento, solvencia moral por lo cual te pudiera recomendar para los encargos en los que se requiera una presencia como la tuya.
Si, las oportunidades viajan sin parecerlo, pero alguien que tenga la mente abierta las puede descubrir y decir “este es mi momento”, “llegó la hora”, “de aquí soy” o como dijera Arquímedes: “Eureka”, Claro que las oportunidades te pueden llegar sin que tengas que poner en práctica las cuatro acciones anteriormente recomendadas. Puedes triunfar tú solo, primero hallándote a ti mismo, sabiendo quien eres, que deseas y hacia donde vas y después encontrando los elementos con los que lucharas.
La mayor parte de las veces, las oportunidades se presentan acompañadas de arduo trabajo. Alguien decía que si creía en la suerte ya que había notado que entre más trabajaba, más suerte tenía. Las oportunidades, casi siempre traen la etiqueta con el precio y ahí es donde la mayor parte de la gente se desanima, se les hacen caras, las quieren fáciles, sin costo y sin esfuerzo. Prefieren no verlas. Hay que aferrarse, pegárseles como chicle, seguirlas de día y de noche, sin tregua, sin desanimo, encontrada la oportunidad, no hay que soltarla.
En el afán de encontrar las oportunidades, debemos distinguir entre vivir, sobrevivir y vegetar.
Vivir, es disfrutar la existencia en todas sus bondades y sinsabores, esto último no por ser masoquistas, sino porque los reveses también nos dejan algo y nos enseñan, nos forman y nos hacen acumular experiencia. Agradecer el haber nacido, el estar sano, saborear la esperanza, disfrutar el éxito y disfrutar los gratos recuerdos. Vivir cada dìa como si fuera el èltimo de nuestra existencia.
Sobrevivir, es vivir hoy sin responder por el mañana, es comer hoy, y mañana, quien sabe. Sobrevivir es la antivida. Es no querer esforzarse por labrar un futuro, es derrotarse sin haber peleado, es aventar la toalla, es nadar “de muertito” para dejarnos llevar por la marea..
Vegetar es vivir por vivir, una vida vegetativa es vivir sin sentido. Ser por el solo hecho de ser, que es como no ser. Como cuando se cae en las drogas. Vegetan los locos, los inanes, los vacíos, los reos sin ocupación los vagos atenidos, los malvivientes. La raya que separa el vegetar del morir es muy difusa.
Vivir como se ha descrito, es otra de las condiciones para encontrar las oportunidades. Ahí están, sal a buscarlas, encuéntralas.
Publicado por Pablo Perales