Un rumano se enojó muchísimo porque su novia lo dejó. Decidió, en consecuencia, comerse el dedo chiquito de cada uno de sus pies.
Algunos hombres, lloran, otros buscan el teléfono de alguna antigua novia. Éste, cuando su mujer lo abandonó, se comió los deditos chiquitos de sus pies. Neculai Berariu es un prisionero de la cárcel de Timisoara, en Rumania, que purga una condena de siete años por robar autos. En la monotonía y la soledad de su calabozo supo que su novia se había casado con otro hombre.
El galán enfurecido decidió llamar la atención. "Quería hacer algo que shockeara a todos. Me corté los dedos de los pies con un cuchillo y me los comí crudos" explicó este convicto que debería haber alegado demencia. Además agregó que "también me corté un pedacito de muslo que cociné prendiéndole fuego a unos papeles".
La novia de esta ricurita de 27 años emigró junto con su novio a Alemania (que bien que lo hizo).
En un arranque de criterio Neculai, comentó que no tenía pensado seguir mutilando su carne.
Algunos hombres, lloran, otros buscan el teléfono de alguna antigua novia. Éste, cuando su mujer lo abandonó, se comió los deditos chiquitos de sus pies. Neculai Berariu es un prisionero de la cárcel de Timisoara, en Rumania, que purga una condena de siete años por robar autos. En la monotonía y la soledad de su calabozo supo que su novia se había casado con otro hombre.
El galán enfurecido decidió llamar la atención. "Quería hacer algo que shockeara a todos. Me corté los dedos de los pies con un cuchillo y me los comí crudos" explicó este convicto que debería haber alegado demencia. Además agregó que "también me corté un pedacito de muslo que cociné prendiéndole fuego a unos papeles".
La novia de esta ricurita de 27 años emigró junto con su novio a Alemania (que bien que lo hizo).
En un arranque de criterio Neculai, comentó que no tenía pensado seguir mutilando su carne.