El amor es el sentimiento más hermoso, nos enamoramos porque el humano está siempre necesitado de amar y ser amado, necesitamos pertenecer y que nos pertenezca, ¿pero qué pasa cuando el amor se convierte en dependencia?
¿Qué pasa cuando no podemos dejar ir, cuando no nos resigamos a perder?
La dependencia es como una droga, no importa de lo que se trate, puede ser persona o cosa, el hecho es que no podemos o no queremos vivir sin ello.
Muchas veces en una familia uno de los dos es un agresor/a y los sufrimientos son incontables, aunque sabemos perfectamente que si hay un agresor tiene que existir un agredido, se ha dicho muchas veces y se seguirá diciendo que somos nosotras las que lo permitimos. ¿Por qué la mujer sigue en ese circulo de “hoy te amo y mañana no, hoy te maltrato y al rato te abrazo”? Convirtiendo su vida en un circulo vicioso de maltratos, infidelidades, de “Perdóname, eres la mujer de mi vida” por fin un día se va, llevando con el todas sus miserias sentimentales, se va con otra, sin importarle lo que diste, lo que sufriste no le importan hijos, no le importa nada que no sea la nueva aventura de vida que esta a punto de empezar.
Tu cólera es tan grande que profieres insultos que jamás te imaginaste que dirías, lloras hasta quedarte dormida, al despertar lo extrañas y sigue tu rabia. ¿Cómo pudo olvidar todo lo que diste y todo lo que hiciste por él? Todo lo haces mecánicamente el sufrimiento de la separación es muy fuerte, se van los nenes al colegio y llamas a toda tu familia y amigos y les cuentas lo que el ingrato te hizo y se lo dices al gatito y al perro de la vecina y les rellenas el cerebro con tus lamentos y quejas, esperando que te vean como la victima que te sientes, y recuerdas que hace algún tiempo te hizo lo mismo y lo perdonaste cuando volvió, “por el bien de tus hijos” porque a pesar de todo lo amabas.
Pero esta vez será diferente, estas dispuesta a salir adelante con tus hijos, estás dispuesta a no caer de nuevo en la humillación, ahora sólo piensas en recuperar tu autoestima y en tu confusión de emociones, le das gracias a Dios por haber apartado de ti a ese hombre que te hizo tanto daño, y siguen los insultos y sigue el llanto, sabes que el esta viviendo un idilio que contigo hace mucho olvido y el solo pensarlo te trae otro torrente de lagrimas y así vas por los días, las semanas y hasta los meses y piensas “a este no lo quiero ver nunca más, se arrepentirá de haberme perdido”.
Un día de repente suena tu teléfono, allí esta el número que muy en el fondo habías esperado desde el momento que se fue. ¿Qué haces? Le contestas, después de todo es el padre de tus hijos, no importa cuanto te maltrate, te ignore, te mine la voluntad, la libertad no importa nada, y empiezan las excusas y los perdones, las explicaciones y las mentiras, “se dio cuenta que no puede vivir sin ti, que tú eres el amor de su vida” y así poco a poco entra de nuevo, no solo en tu casa, sino en tu vida y el circulo empieza de nuevo, todo marcha muy bien hasta que aparece otra, o hasta que se siente agobiado por la rutina y se da cuenta “que no lo comprendes” y vuelven las humillaciones y los maltratos.
¿Por qué tropezar con la misma piedra? Levántate mujer, reconquista tu vida, tu dignidad, tu tranquilidad, ninguno lo hará por ti.
¿Qué pasa cuando no podemos dejar ir, cuando no nos resigamos a perder?
La dependencia es como una droga, no importa de lo que se trate, puede ser persona o cosa, el hecho es que no podemos o no queremos vivir sin ello.
Muchas veces en una familia uno de los dos es un agresor/a y los sufrimientos son incontables, aunque sabemos perfectamente que si hay un agresor tiene que existir un agredido, se ha dicho muchas veces y se seguirá diciendo que somos nosotras las que lo permitimos. ¿Por qué la mujer sigue en ese circulo de “hoy te amo y mañana no, hoy te maltrato y al rato te abrazo”? Convirtiendo su vida en un circulo vicioso de maltratos, infidelidades, de “Perdóname, eres la mujer de mi vida” por fin un día se va, llevando con el todas sus miserias sentimentales, se va con otra, sin importarle lo que diste, lo que sufriste no le importan hijos, no le importa nada que no sea la nueva aventura de vida que esta a punto de empezar.
Tu cólera es tan grande que profieres insultos que jamás te imaginaste que dirías, lloras hasta quedarte dormida, al despertar lo extrañas y sigue tu rabia. ¿Cómo pudo olvidar todo lo que diste y todo lo que hiciste por él? Todo lo haces mecánicamente el sufrimiento de la separación es muy fuerte, se van los nenes al colegio y llamas a toda tu familia y amigos y les cuentas lo que el ingrato te hizo y se lo dices al gatito y al perro de la vecina y les rellenas el cerebro con tus lamentos y quejas, esperando que te vean como la victima que te sientes, y recuerdas que hace algún tiempo te hizo lo mismo y lo perdonaste cuando volvió, “por el bien de tus hijos” porque a pesar de todo lo amabas.
Pero esta vez será diferente, estas dispuesta a salir adelante con tus hijos, estás dispuesta a no caer de nuevo en la humillación, ahora sólo piensas en recuperar tu autoestima y en tu confusión de emociones, le das gracias a Dios por haber apartado de ti a ese hombre que te hizo tanto daño, y siguen los insultos y sigue el llanto, sabes que el esta viviendo un idilio que contigo hace mucho olvido y el solo pensarlo te trae otro torrente de lagrimas y así vas por los días, las semanas y hasta los meses y piensas “a este no lo quiero ver nunca más, se arrepentirá de haberme perdido”.
Un día de repente suena tu teléfono, allí esta el número que muy en el fondo habías esperado desde el momento que se fue. ¿Qué haces? Le contestas, después de todo es el padre de tus hijos, no importa cuanto te maltrate, te ignore, te mine la voluntad, la libertad no importa nada, y empiezan las excusas y los perdones, las explicaciones y las mentiras, “se dio cuenta que no puede vivir sin ti, que tú eres el amor de su vida” y así poco a poco entra de nuevo, no solo en tu casa, sino en tu vida y el circulo empieza de nuevo, todo marcha muy bien hasta que aparece otra, o hasta que se siente agobiado por la rutina y se da cuenta “que no lo comprendes” y vuelven las humillaciones y los maltratos.
¿Tienes miedo al abandono y a la soledad? ¿Acaso no lo padeces estando con él? Y más aun, sufres de una soledad mojada en llanto porque te trata mal, porque te está siendo infiel, para superar todo esto y poder liberarte debes empezar de cero, debes empezar queriéndote a ti misma, pero te da miedo ¿miedo a qué? Debes descubrir qué quieres para ti, según como te valores serás valorada, porque al final, después de muchos años, te darás cuenta que solo perdiste lo mejor de tu vida, robándole la tranquilidad a tus hijos de la misma manera que te la robaste a si misma, ámate y respétate incondicionalmente, no debes soportar maltrato físico o psicológico, y menos volver con quien se va y regresa con falsas promesas de cambio, si no funciono la primera vez , ni la segunda nunca va a funcionar y el daño será mas profundo aun.
¿Qué te pasa mujer? ¿Eres masoquista? ¿Tanto extrañas todo lo que te hace sufrir?
¿Por qué tropezar con la misma piedra? Levántate mujer, reconquista tu vida, tu dignidad, tu tranquilidad, ninguno lo hará por ti.