1. "Siempre es lo mismo, nunca cambiarás".
Las frases que comienzan con "siempre" o "nunca" no nos llevan a ningún
lado. Además de ser, generalmente, falsas. Si las dices, el otro se
sentirá sentenciado desde un comienzo.
2. "Estoy harto(a) de ti".
No marques una línea de separación como si fuera el final, porque te
imposibilitará cualquier negociación o revisión de la situación.
3. "Nada de lo que hago te alcanza".
No te victimices, ni te autocompadezcas. Ese tipo de frases sólo
despiertan más enojo o lástima, pero no ayudan a una construcción sana
de la relación.
4. "¡Siempre tus amigos(as) antes que yo...!".
No compitas con sus amistades. Tener una buena vida social ayuda a
fortalecer el vínculo de pareja. Las relaciones posesivas absorben al
otro innecesariamente y terminan agotando.
5. "Nunca me escuchas, no te importa lo que digo".
No te subestimes ni culpes a la otra persona por ello. Observa cómo se
siente y fíjate si ésta no es su conducta habitual con todas las
personas. Si así lo fuera, ayúdale a comprometerse más en los vínculos.
6. "Terminemos con esto de una vez".
Cuando hables de una separación, no lo hagas como una amenaza. Le
quitarás el significado a la palabra y perderá valor ante el otro, y
ante ti mismo.
7. "¿Cuántas veces vamos a discutir lo mismo?".
Si las discusiones se repiten sobre un mismo tema, es porque aún no han
podido aclarar ese punto. Aunque te cueste hacerlo, vale la pena volver
a analizar la situación no resuelta, para que quede en el pasado y no
vuelva a aparecer el mismo reclamo, una y otra vez.
8. "Antes no eras así".
Tú creces y tu pareja también. Debes aceptar y entender ese cambio.
Disfruta de ese crecimiento mutuo y de lo bueno que ahora te ofrece. No
temas por las posibles asincronías que puedan existir ante esos
crecimientos.
9. "¿Qué más tienes para decirme?".
Con estas palabras demuestras que ya no quieres escuchar más y que
estás cerrando el diálogo. No existe pareja que resista, si no hay
comunicación.
10. "Hago lo que puedo".
No te entregues a esa frase cómoda que limita toda posibilidad de
cambio. Demuestra que puedes hacer mucho más si es necesario, y que
sólo necesitas saber qué espera el otro de ti y que esperas tu del otro.