Al estudiar las relaciones que terminan en divorcio, nos damos cuenta que alrededor del 50 por ciento de todas las relaciones de pareja terminan en divorcio antes de los siete años de matrimonio. La razón principal en estos casos se relaciona a demasiada negatividad durante situaciones de conflicto. A pesar de que cada pareja es diferente, se han identificado tres estilos distintos que son eficaces para el manejo del conflicto.
El primer estilo, conocido como el de validación, establece como prioridad la unión entre la pareja. Este tipo de pareja no se opone a la discusión, pero ellos prefieren no discutir muy a menudo. Cuando discuten, en vez de simplemente defender su punto de vista, se enfocan en comprender el punto de vista del otro. En vez de reaccionar en una manera negativa o de rechazo, tratan de hacerle ver al otro que les importa su opinión, aún cuando es diferente a la suya.
Expresiones tales como "Ajá/sí" y "Dime más" se oyen con frecuencia entre las parejas que usan este estilo. Una vez que cada persona ha expresado su opinión, cada uno explica el por qué su punto de vista es el mejor. Finalmente, en vez de esperar que la pareja esté de acuerdo en un cien por ciento, se encuentra una posición intermedia o llegan a un acuerdo mutuo.
Muchos asumen que el estilo de validación es el único estilo para manejar las diferencias de una manera eficaz. Sin embargo, los estudios demuestran que existen dos estilos más que las parejas que son más felices tienden a usar.
Al observar el segundo estilo, la persona que no es un experto, puede pensar que la relación de pareja tiene serios problemas. Creyendo que la honestidad es lo mejor, a las parejas que son de carácter volátil no les molesta defender su punto de vista, e incluso se les encuentra discutiendo por cosas que parecieran insignificantes.
En vez de escuchar el punto de vista del otro, pasan más tiempo defendiendo su propio punto de vista. Si esto fuera lo único que la pareja hiciera, su relación entraría en problemas en poco tiempo, pero las parejas que usan este estilo finalmente buscan estar de acuerdo. Además, lo que ayuda a que sus relaciones de pareja se mantengan fuertes, es que no sólo expresan más negatividad durante períodos de conflicto, pero también expresan más emociones positivas durante tiempos de paz. Estas parejas creen que el matrimonio debe de honrar y resaltar la individualidad, y son parejas que hacen todo apasionadamente.
El tercer estilo para el manejo del conflicto que es eficaz lo componen parejas que evitan estas situaciones. Estas parejas creen que enojarse es peligroso para su relación de pareja, así que se mantienen fuertes haciendo énfasis en lo positivo de la relación. No les molesta discutir sus diferencias, pero en vez de tratar de persuadir al otro, a menudo aceptan que están en desacuerdo.
Con las parejas que usan este estilo, no es que ignoran sus emociones, pero en cambio se sienten a gusto enfocándose en lo positivo y manteniendo sus diferencias tal y como son. A menudo, estas parejas creen que sus diferencias no son tan importantes y no ameritan ser resueltas.
Cualquiera de estos tres estilos se puede utilizar efectivamente para manejar las diferencias entre parejas, los problemas surgen cuando cada uno de ellos usa un estilo diferente. Por ejemplo, si una persona que le gusta evitar está casado con una persona que es de carácter volátil, la persona que prefiere evitar se sentirá atacada y la persona de carácter volátil sentirá que está casada con alguien desinteresado o que no le importa lo que pase.
Es por esta razón que es crucial que las parejas estén de acuerdo con el estilo que ambos prefieren. A menudo el estilo que ellos escogen es una combinación o modificación de uno de los tres estilos mencionados, y con frecuencia el estilo que prefiere la persona estará influenciado por la manera en que las situaciones de conflicto se manejaron en el hogar en que fueron criados.
Las relaciones entre parejas son más fáciles de lo que uno piensa, pero más difíciles que la forma en que actuamos.
El primer estilo, conocido como el de validación, establece como prioridad la unión entre la pareja. Este tipo de pareja no se opone a la discusión, pero ellos prefieren no discutir muy a menudo. Cuando discuten, en vez de simplemente defender su punto de vista, se enfocan en comprender el punto de vista del otro. En vez de reaccionar en una manera negativa o de rechazo, tratan de hacerle ver al otro que les importa su opinión, aún cuando es diferente a la suya.
Expresiones tales como "Ajá/sí" y "Dime más" se oyen con frecuencia entre las parejas que usan este estilo. Una vez que cada persona ha expresado su opinión, cada uno explica el por qué su punto de vista es el mejor. Finalmente, en vez de esperar que la pareja esté de acuerdo en un cien por ciento, se encuentra una posición intermedia o llegan a un acuerdo mutuo.
Muchos asumen que el estilo de validación es el único estilo para manejar las diferencias de una manera eficaz. Sin embargo, los estudios demuestran que existen dos estilos más que las parejas que son más felices tienden a usar.
Al observar el segundo estilo, la persona que no es un experto, puede pensar que la relación de pareja tiene serios problemas. Creyendo que la honestidad es lo mejor, a las parejas que son de carácter volátil no les molesta defender su punto de vista, e incluso se les encuentra discutiendo por cosas que parecieran insignificantes.
En vez de escuchar el punto de vista del otro, pasan más tiempo defendiendo su propio punto de vista. Si esto fuera lo único que la pareja hiciera, su relación entraría en problemas en poco tiempo, pero las parejas que usan este estilo finalmente buscan estar de acuerdo. Además, lo que ayuda a que sus relaciones de pareja se mantengan fuertes, es que no sólo expresan más negatividad durante períodos de conflicto, pero también expresan más emociones positivas durante tiempos de paz. Estas parejas creen que el matrimonio debe de honrar y resaltar la individualidad, y son parejas que hacen todo apasionadamente.
El tercer estilo para el manejo del conflicto que es eficaz lo componen parejas que evitan estas situaciones. Estas parejas creen que enojarse es peligroso para su relación de pareja, así que se mantienen fuertes haciendo énfasis en lo positivo de la relación. No les molesta discutir sus diferencias, pero en vez de tratar de persuadir al otro, a menudo aceptan que están en desacuerdo.
Con las parejas que usan este estilo, no es que ignoran sus emociones, pero en cambio se sienten a gusto enfocándose en lo positivo y manteniendo sus diferencias tal y como son. A menudo, estas parejas creen que sus diferencias no son tan importantes y no ameritan ser resueltas.
Cualquiera de estos tres estilos se puede utilizar efectivamente para manejar las diferencias entre parejas, los problemas surgen cuando cada uno de ellos usa un estilo diferente. Por ejemplo, si una persona que le gusta evitar está casado con una persona que es de carácter volátil, la persona que prefiere evitar se sentirá atacada y la persona de carácter volátil sentirá que está casada con alguien desinteresado o que no le importa lo que pase.
Es por esta razón que es crucial que las parejas estén de acuerdo con el estilo que ambos prefieren. A menudo el estilo que ellos escogen es una combinación o modificación de uno de los tres estilos mencionados, y con frecuencia el estilo que prefiere la persona estará influenciado por la manera en que las situaciones de conflicto se manejaron en el hogar en que fueron criados.
Las relaciones entre parejas son más fáciles de lo que uno piensa, pero más difíciles que la forma en que actuamos.