¡Qué fácil, pero qué fácil es dejarnos llevar por un arrebato de ira! Cuántas consecuencias nos trae!
¡Qué fácil es gritarle a cualquier persona todo aquello que en nuestro autorizado criterio no está autorizad!
¡Qué fácil es ofender a nuestra pareja o los demás!
¡Qué fácil es dejarnos llevar por la impaciencia!
¡Qué fácil es culpar a los que nos rodean de nuestros propios errores!
¡Qué fácil es tomar el teléfono y gritarle a alguien con ira todo el coraje que llevamos dentro, porque algo nos contrarió!
¡Qué fácil es decir que tenemos mucho carácter! Son cosas precisamente al revés, lo hacemos por falta de carácter, porque el que verdaderamente lo tiene: SE DOMINA.
Qué importante es tratar de tener DOMINIO DE SI MISMO, es saber cerrar la boca cuando quisiéramos gritar a otro sus verdades, sus errores, sus pecados.
¿Cuántas veces vivimos todas lo mismo?... que por un momento de ira, decimos cosas que después nos arrepentimos.
Es muy fácil herir a alguien con una palabra y qué difícil es hacer que se borre de la mente de quien ofendemos esa palabra ¿verdad?
¡Qué fácil es gritarle a cualquier persona todo aquello que en nuestro autorizado criterio no está autorizad!
¡Qué fácil es ofender a nuestra pareja o los demás!
¡Qué fácil es dejarnos llevar por la impaciencia!
¡Qué fácil es culpar a los que nos rodean de nuestros propios errores!
¡Qué fácil es tomar el teléfono y gritarle a alguien con ira todo el coraje que llevamos dentro, porque algo nos contrarió!
¡Qué fácil es decir que tenemos mucho carácter! Son cosas precisamente al revés, lo hacemos por falta de carácter, porque el que verdaderamente lo tiene: SE DOMINA.
Qué importante es tratar de tener DOMINIO DE SI MISMO, es saber cerrar la boca cuando quisiéramos gritar a otro sus verdades, sus errores, sus pecados.
¿Cuántas veces vivimos todas lo mismo?... que por un momento de ira, decimos cosas que después nos arrepentimos.
Es muy fácil herir a alguien con una palabra y qué difícil es hacer que se borre de la mente de quien ofendemos esa palabra ¿verdad?