Si el mayor problema de las separaciones o rupturas son los vínculos que se crean, vamos a ver que se puede hacer para que podamos llevarlo todo de una forma más liviana.
Nuestro mecanismo de unión hacia las personas y las cosas es por medio de vínculos, la mayoría de ellos y los más difíciles de llevar son los afectivos. Aunque un vínculo se mantenga durante toda nuestra vida, no siempre será fijo sino que irá modificando al paso del tiempo y según las circunstancias que se vivan y como evolucionemos. Así por ejemplo si teníamos una relación desde la infancia con un compañero del colegio y la continuamos en nuestros días lo más seguro es que esos vínculos junto con la relación, haya variado ya que hemos pasado por la infancia, por la adolescencia y estaremos en la madurez. Podemos hacer un análisis por encima de la historia de esta relación y nos daremos cuenta de esa variación, es decir, los vínculos se van acomodando a nuestras variaciones. Estas variaciones no necesariamente son las correctas pero las realizamos.
El primer paso de la separación es el duelo, que suele ir acompañado de dolor, sufrimiento, de un estado de confusión donde no entendemos qué es lo que ha podido ocurrir para que sucediera esto, aparece un sentimiento de frustración, vacío, baja la autoestima…en general un caos de sentimientos que normalmente solo aportan negatividad.
Pero cuando van pasando los días es como que la situación se va normalizando, nos vamos acostumbrando a ella y todos los sentimientos anteriores van difuminándose, a su vez vamos adquiriendo recursos personales que hacen que vayamos entendiendo la situación, que van abriendo el camino que nos lleva a comprender y asimilar lo ocurrido, es decir, empieza el cambio, la nueva etapa. Aunque no debemos descuidar mucho ya que cuando menos lo esperemos la herida producida por la pérdida puede volver a abrirse en cualquier momento.
Hay veces, la más, que las separaciones se ven venir de lejos, este momento es idóneo para hablarlo con nuestros amigos, familiares o seres queridos. El hablar, el comunicar nuestro dolor es la mejor terapia que se puede seguir en este caso. Al igual que si la ruptura ya ha pasado también es bueno hablarlo, de este modo podremos facilitar la elaboración del duelo. Lo peor que se puede hacer es interiorizarlo y no dejar salir esos sentimientos ya que lo que estaremos haciendo será enquistarlo y el dolor puede llegar a ser insoportable y muy duradero.
SALUDOS
MEL