Hay gente que piensa que el matrimonio es una institución perdida, que ya no vale la pena casarse, que es mejor vivir juntos… lo importante es que las razones para casarte sean las valederas, aquellas que pueden llegar a ayudar a que el matrimonio realmente dure y te haga feliz.
Contrariamente a lo que podría pensarse, mucha gente se sigue casando.
La mayoría es bastante joven, pero los más grandes siguen apostando a una primera o segunda experiencia formal, también. Es que casarse no es lo mismo que convivir. El compromiso que se asume suele ser mayor, aunque no garantiza respeto ni fidelidad: estas son cosas que ofreceremos nosotros, por lo que propongo esperar lo mismo y no aceptar menos que lo que merecemos. Asimismo, el casamiento también da una estabilidad emocional mayor, ya que es el cimiento de una familia. Legalmente, los lazos familiares son los sanguíneos y los políticos.
Es importante saber las verdaderas razones por las que uno decide casarse. Si buscas escapar de tus padres o de una pareja anterior, tener algo propio porque no hay mucho lugar para ti en la casa paterna, “firmar” porque ya tienes edad de hacerlo o porque desde niña soñaste con el vestido blanco y el ramo… no será fácil sostener esas razones en el tiempo, para que la relación se consolide.
Resulta obvio recalcar que es preciso seguir construyendo día a día la relación, mejorándola, reavivándola. Un concepto poco realista es el de los cuentos de hadas de nuestra niñez, “se casaron y vivieron felices para siempre”… este presunto final feliz creó un concepto erróneo en muchas mujeres, ya que el matrimonio no es un punto de llegada, sino el inicio de lo que puede ser la mejor época de tu vida, una etapa nueva, aunque ya hayas estado conviviendo con tu pareja.
Pensar que alguien va a cambiar por el mero hecho de pasar por un registro civil o por una ceremonia religiosa tiene su dudas. Las personas modifican actitudes y modos de ser al casarse, ¡pero no necesariamente de la manera que querríamos! Una persona infiel, agresiva o irresponsable no cambiará mágicamente de la noche a la mañana, si no tiene la firme convicción de hacerlo.
¿Cuál es tu punto de vista con respecto al matrimonio?
Contrariamente a lo que podría pensarse, mucha gente se sigue casando.
La mayoría es bastante joven, pero los más grandes siguen apostando a una primera o segunda experiencia formal, también. Es que casarse no es lo mismo que convivir. El compromiso que se asume suele ser mayor, aunque no garantiza respeto ni fidelidad: estas son cosas que ofreceremos nosotros, por lo que propongo esperar lo mismo y no aceptar menos que lo que merecemos. Asimismo, el casamiento también da una estabilidad emocional mayor, ya que es el cimiento de una familia. Legalmente, los lazos familiares son los sanguíneos y los políticos.
Es importante saber las verdaderas razones por las que uno decide casarse. Si buscas escapar de tus padres o de una pareja anterior, tener algo propio porque no hay mucho lugar para ti en la casa paterna, “firmar” porque ya tienes edad de hacerlo o porque desde niña soñaste con el vestido blanco y el ramo… no será fácil sostener esas razones en el tiempo, para que la relación se consolide.
Resulta obvio recalcar que es preciso seguir construyendo día a día la relación, mejorándola, reavivándola. Un concepto poco realista es el de los cuentos de hadas de nuestra niñez, “se casaron y vivieron felices para siempre”… este presunto final feliz creó un concepto erróneo en muchas mujeres, ya que el matrimonio no es un punto de llegada, sino el inicio de lo que puede ser la mejor época de tu vida, una etapa nueva, aunque ya hayas estado conviviendo con tu pareja.
Pensar que alguien va a cambiar por el mero hecho de pasar por un registro civil o por una ceremonia religiosa tiene su dudas. Las personas modifican actitudes y modos de ser al casarse, ¡pero no necesariamente de la manera que querríamos! Una persona infiel, agresiva o irresponsable no cambiará mágicamente de la noche a la mañana, si no tiene la firme convicción de hacerlo.
¿Cuál es tu punto de vista con respecto al matrimonio?