SSSSSSSSHHHHHH¡¡
Amigas, no le digan a nadie eh¡.
Los de Marte la tienen fácil. Con sólo un buen beso o arrumaco el cuerpo les empieza a funcionar y todo su cerebro se enfoca en tener sexo. No hay nada que los distraiga, nada más que importe cuando de eso se trata. La diferencia, con aceleración de 0 a 100 en seis segundos, es que nosotras no funcionamos así.
Ellos se quejan y dicen que su Venus no quiere tener sexo cada que quieren. Lo que no saben es que si ellos no fueran tan perezosos y pretendieran que con un apretón de nalga Venus está lista para despegar, lograrían mejores resultados. Por eso, Venus comienza a perder la emoción ante el sexo.
No podemos negar que cuando una relación empieza todo es novedad y calentura, el juego previo puede durar horas y Marciano siempre obtiene lo que quiere, pero ¿se han puesto a pensar por qué? Y no se vale que me digan que porque los seis primeros meses así son y así funciona. ¡No, ¡ Eso es así porque ambos le echan un montón de ganas a esos primeros, pero definitivos polvos.
Luego, la rutina comienza a hacer de las suyas y ya ni la camiseta le quitan a Venus. . Pretenden que con tocar un botón ella se prenda como si fuera un robot. Ahí está la raíz del asunto. No porque ellos hayan nacido con un botón de prendido y apagado, quiere decir que nosotras funcionemos igual.
El cuerpo femenino debe de ser estimulado para que funcione, y un hombre que no sepa eso no debería de creerse muy hombre que digamos. Por eso es que a su Venus le da flojera tener sexo, porque ya no siente nada, porque Marciano ya no la hace sentir nada, pues busca desahogo y no persigue la diversión de ambos.
Después no se pregunten por qué Venus se fue con el bonito del gimnasio. Ese sí tuvo tiempo para moverle todos los botones que la convirtieron en la vaquera cachonda que ustedes no pudieron.
El sexo es un albur. Si no abrimos los ojos y sabemos evolucionar con él y con la relación de la mano, nos encontraremos haciéndonos las dormidas y deseando que Marciano no empiece a Chin$#$$%$% la vida.
Es mucho mejor dejar el sexo para cuando ambos tengan ganas, para cuando no estén cansados, para cuando, por lo menos, tengan tiempo de quitarle la camiseta a Venus, y no porque Marciano está caliente y quiere tener sexo todos los días sólo porque sí y ya.
Cuando una relación pasa de los seis meses y toda la espuma del chocolate se asienta, lo importante no es cuántas veces tienen sexo a la semana, sino la calidad de esos encuentros. La dedicación masculina en el juego previo es la llave para que Venus desee hacer el amor cada que Marciano la busque o, por lo menos mas.
Dicen por ahí que el que tiene tienda que la atienda, o el que quiere azul celeste que le cueste; pues tener mujer es como tener tienda y para atenderla se necesita tiempo, dedicación, amor y muchos crayones de diferentes azules con qué pintar cada encuentro.
Amigas, no le digan a nadie eh¡.
Los de Marte la tienen fácil. Con sólo un buen beso o arrumaco el cuerpo les empieza a funcionar y todo su cerebro se enfoca en tener sexo. No hay nada que los distraiga, nada más que importe cuando de eso se trata. La diferencia, con aceleración de 0 a 100 en seis segundos, es que nosotras no funcionamos así.
Ellos se quejan y dicen que su Venus no quiere tener sexo cada que quieren. Lo que no saben es que si ellos no fueran tan perezosos y pretendieran que con un apretón de nalga Venus está lista para despegar, lograrían mejores resultados. Por eso, Venus comienza a perder la emoción ante el sexo.
No podemos negar que cuando una relación empieza todo es novedad y calentura, el juego previo puede durar horas y Marciano siempre obtiene lo que quiere, pero ¿se han puesto a pensar por qué? Y no se vale que me digan que porque los seis primeros meses así son y así funciona. ¡No, ¡ Eso es así porque ambos le echan un montón de ganas a esos primeros, pero definitivos polvos.
Luego, la rutina comienza a hacer de las suyas y ya ni la camiseta le quitan a Venus. . Pretenden que con tocar un botón ella se prenda como si fuera un robot. Ahí está la raíz del asunto. No porque ellos hayan nacido con un botón de prendido y apagado, quiere decir que nosotras funcionemos igual.
El cuerpo femenino debe de ser estimulado para que funcione, y un hombre que no sepa eso no debería de creerse muy hombre que digamos. Por eso es que a su Venus le da flojera tener sexo, porque ya no siente nada, porque Marciano ya no la hace sentir nada, pues busca desahogo y no persigue la diversión de ambos.
Después no se pregunten por qué Venus se fue con el bonito del gimnasio. Ese sí tuvo tiempo para moverle todos los botones que la convirtieron en la vaquera cachonda que ustedes no pudieron.
El sexo es un albur. Si no abrimos los ojos y sabemos evolucionar con él y con la relación de la mano, nos encontraremos haciéndonos las dormidas y deseando que Marciano no empiece a Chin$#$$%$% la vida.
Es mucho mejor dejar el sexo para cuando ambos tengan ganas, para cuando no estén cansados, para cuando, por lo menos, tengan tiempo de quitarle la camiseta a Venus, y no porque Marciano está caliente y quiere tener sexo todos los días sólo porque sí y ya.
Cuando una relación pasa de los seis meses y toda la espuma del chocolate se asienta, lo importante no es cuántas veces tienen sexo a la semana, sino la calidad de esos encuentros. La dedicación masculina en el juego previo es la llave para que Venus desee hacer el amor cada que Marciano la busque o, por lo menos mas.
Dicen por ahí que el que tiene tienda que la atienda, o el que quiere azul celeste que le cueste; pues tener mujer es como tener tienda y para atenderla se necesita tiempo, dedicación, amor y muchos crayones de diferentes azules con qué pintar cada encuentro.