Hola a todas... Escribo esto para desahogarme y para echar un poco de luz a mi entendimiento con la ayuda de otras que hayan podido vivir algo similar.
Como información preliminar, les cuento que en 2006 mi esposo fue diagnosticado con hipertensión arterial. El médico le indicó un medicamento que no sólo le causó desagradables efectos colaterales como ansiedad muy marcada e insomnio, sino que literalmente le apagó su libido sexual. Antes de eso, hacíamos el amor a diario desde que nos casamos en 2000. Enamorados como estamos, sentíamos un increíble placer juntos, disfrutábamos del sexo y de paso nos amábamos. Pero a partir de ahí, sabiendo que aquello era algo muy delicado, le insistí para que fuera de vuelta con su médico y le hablara de todos los efectos colaterales, en especial la ansiedad que le interfería con su trabajo. El estaba muy desanimado luego de eso porque su médico fue muy displicente y le insinuó que había que hacer sacrificios, como olvidarse del aspecto sexual y sin ofrecerle intentar con otro medicamento. Nuevamente le insistí para que se viera con otro médico, pero él se negó y dijo que iba a seguir con su vida tal como viniera. Jamás le exigí nada más allá de sus posibilidades; nunca le califiqué de inútil ni le presioné ni amenacé con dejarlo... Alguna vez bromee acerca de que éramos como hermanos en la cama. Hacíamos el amor a un ritmo de una o dos veces al año, pero nada más... En mi interior encontraba muy irresponsable y egoísta su actitud pues su difusión eréctil había dejado de ser su problema para convertirse en nuestro problema y se hice saber varias veces.
El año pasado, en agosto, descubrí por casualidad un msj de texto en el celular de mi esposo, evidentemente escrito por una prostituta que le solicitaba dinero prestado a cambio de un masaje griego. Cuando lo confronté, dijo que había prestado el celular a una amiga y que luego se sorprendió al descubrir el msj que ella dejó en su bandeja de salida y su doble vida, y que por esa razón lo guardó (¿?). Yo no comprendí como un hombre inteligente y profesional como él podía arriesgar tanto guardando un msj de esa naturaleza y que podía ser tan comprometedor... Tuve dudas sobre si él estaba teniendo encuentros con mujeres de la vida, pero preferí confiar en él porque nunca tuve motivos para desconfiar. 13 años de matrimonio feliz, bien avenido, con una buena comunicación entre ambos y mucha química y amor parecían ser suficiente prueba de su lealtad hacia mi.
Pero me equivoqué. Otra tarde, estando en casa por esas mismas fechas, salí a recibirlo como era costumbre y le besé en la boca y me inundó el olor a vagina (es penoso decir esto), pero no bien elaboré este pensamiento, inmediatamente me dije que eso no era posible y que tal vez él comió algún marisco o pescado que le dejó ese olor impregnado. Ni siquiera mencioné el asunto porque eso era como ofenderle. Nuevamente preferí confiar en él, porque éramos felices, pese a todo lo ya mencionado en el plano sexual.
En noviembre 27 encontré retardantes sexuales, viagra, y otras sustancias consideradas ayudas sexuales para prolongar la erección, gel para aumentar la sensibilidad del clítoris y masturbar a la pareja, preservativos, etc. Realmente no puedo describir cómo me afectó encontrar aquello en un maletín de trabajo que había comprado hacía poco. Justamente atravesaba yo por un molesto proceso de infección gastrointestinal y estaba de reposo y con tratamiento en mi casa cuando ocurrió esto. Como estaba sola en casa y decidí registrar todo. Encontré los estados de cuenta de las tarjetas de crédito donde se relacionaban pagos de hoteles y de tiendas tipo sexshop. ¿Conclusión? Estaba saliendo con alguna mujer.
Como estaba en su trabajo, lo llamé y le dije lo que había encontrado. Intentó disuadirme con una excusa absurda, de que alguien abandonó una bolsa con todos esos artículos en uno de los vehículos de su empresa y que él los guardó mientras averiguaba de quien era para devolverlos. Esperé pacientemente a que regresara al siguiente día en la mañana pues trabaja en turnos de 24 x 48 horas.
A verse ante la demoledora evidencia, aceptó valientemente su responsabilidad y me manifestó que había estado viendo prostitutas... Salté, lloré, le grité, le insulté y le exigí que me dijera toda la verdad y que me aclarara si el msj de texto que había encontrado antes era de alguna de esas mujeres.
Me respondió que si y que había hecho aquello movido por su desesperación de que no tenía erecciones y que aunque me deseaba mucho, su cuerpo no le respondía y que se sentía frustrado y avergonzado, que aquello sólo fue una simple transacción comercial con aquellas mujeres, que nunca llamó a la misma mujer dos veces, y que las dos primeras fueron un absoluto fracaso, porque nunca pudo consumar el acto sexual y si, en cambio, tuvo que pagar, incluso ser insultado a gritos por una de ellas que le molestó descubrir que no funcionaba y consideraba que la había hecho perder su tiempo.
Quise saber cuál había sido el criterio que usò para elegirlas en el repertorio, pero me cortó señalando que ellas se atribuían bondades y atributos físicos que no eran verdad, porque cuando llegaban, eran mujeres comunes y corrientes...
Tenía tanto miedo de que ya no me amara o encontrara atractiva, tanto dolor por su infidelidad, tanta frustración e ira porque había elegido la peor de las opciones y por descontarme a mi, que era su esposa, pues para resolver un problema que era nuestro acudió a mujeres de la peor ralea.
Y lo peor es que aunque algunas no permitieron que las besara en la boca, otras incluso le dieron a él sexo oral y permitieron que él les diera a ellas sexo oral. Para suavizar el impacto que a todas luces aquello me causaba, dijo que usó preservativo con todas. Yo exploté y le lancé un zapato. Pudo haber usado un preservativo, pero si puso su boca en los genitales de una golfa sin protección, pudo haber puesto mi vida y mi salud y la suya propia en peligro.
Recordé que en octubre él y yo tuvimos la única relación sexual del año 2012 y yo la consideraba hermosa y divina, como todas las que tuvimos a lo largo del matrimonio. Como los besos para mi son sagrados y tienen un gran valor y significado me complació que no besara a ninguna en la boca, pues lo hace un modo especial y sensual, pero eso no era suficiente. Sentí que no iba a seguir con él, porque la experiencia de muchas mujeres me ha mostrado que cuando los hombres son perdonados en una infidelidad, con el tiempo, eventualmente lo vuelven a hacer.
El se puso muy tenso, lloramos ambos. Yo quería irme de la casa. El pedía perdón como un niño, lleno de temor, prometiendo que aquello jamás se repetiría porque no tenía sentido arriesgar tanto. Le recriminé por no haberme oído cuando le dije para ir al cardiólogo y tratarse su hipertensión y su disfunsión y que si realmente quería hacer las cosas bien debía demostrarlo yendo al médico y yendo conmigo a la terapia de parejas. Estuvo de acuerdo y en diciembre comenzamos las consultas... Y ambos nos hicimos pruebas de VIH, Hepatitis, Sífilis y VPH y todo salió bien.
En febrero dejamos de asistir por razones económicas pasajeras. Y tuvimos una relación sexual de la cual me arrepentí no bien terminé, porque me sentí que me había fallado a mí misma, cediendo a sus pretensiones y siendo débil y pensando en todo lo que él había hecho y sentido con esas golfas, mancillándome y dañando de manera irreparable nuestra relación.
Los meses pasaron y no podía superarlo. El dejó de asistir a la terapia porque ya se había hablado lo suficiente ahí y el reconocía su error garrafal y quería ganar mi confianza nuevamente y por nada del mundo quería divorciarse. Yo en cambio seguía yendo porque me sentía atrapada en el deseo concomitante de herirlo todo el tiempo y castigarle una y otra vez. Aquello era un infierno para los dos, y él sin embargo soportaba todo estoicamente. Caí en la depresión y debí recibir tratamiento y reposo por un mes, hasta que volví a trabajar.
Empezamos planes para comprar un apartamento y mudarnos a otro más cerca a mi trabajo. Nos empezamos a ilusionar con este proyecto, pero yo seguí aferrada a que no podía superar lo que él hizo y no quise ilusionarle con la compra porque lo más probable es que yo no iría con él. Le dije de plano que se fuera solo. Por supuesto, cada vez que tocaba el tema, el no perdía oportunidad de reafirmar lo mucho que me ama y valora la familia y la relación armónica que habíamos construido en todos estos años, pero no me convencía de nada. Yo no le creía nada.
Hace apenas una semana encontré en su celular (tiene dos) unas fotos de mujeres desnudas. Hermosas y jóvenes mujeres con provocativos atuendos íntimos o desnudas, pero en locaciones que parecían habitaciones de hotel de mala muerte, en poses que no permitían ver sus rostros, excepto una. Cuando le exigí que me dijera por qué atesoraba aquellas fotos o de donde salieron, me dijo que se las pasó un amigo y que ni se acordaba que estaban ahí. Para asegurarme, yo misma las borré, pero noté que en una carpeta de archivos oculta en un intrincado menú del aparato estaba guardado el malhadado msj de la prostituta con el que toda esta historia había comenzado. Se me desgarró el pecho al pensar que había algo mucho más oscuro en todo esto y que él no había dicho toda la verdad. Se despertó el investigador en mí y como el nombre de la chica era muy raro, la busqué en las redes sociales y cual no sería mi amarga sorpresa al verla ahí en Facebook tan rozagante y reconocer a la única chica de las fotos del celular que se dejó fotografía de frente. Yo había hecho copia en mi laptop de las fotos y también me reenvié a mi misma el msj de la zorra antes de encararlo a él, para asegurarme mis evidencias. Abrí las fotos a toda pantalla y no había duda que era una de ellas.
Dudé que las fotos se la hubiera pasado su amigo. Entonces tomé con su celular una foto en mi habitación y compare los seriales de los archivos y allí supe que las fotos las tomó él a sus prostitutas. Eso no era coherente con el tipo angustiado que fue con prostitutas para reanimar su moribunda hombría... Debía haber algo más.
Entonces, lo confronté nuevamente y le hice creer que ya había conversado con la chica a través de las redes sociales, a la que llamaré Claudia y que sólo le estaba ofreciendo la oportunidad de que me fuera honesto por esta vez...
Dijo que estuvo con ella una sola vez y que luego ella intentó pedirle dinero prestado a cambio de un nuevo servicio sexual y que él se sintió amenazado y le dijo que no lo molestara más y que no estaba interesado en tener un nuevo encuentro...
¿Si eso era cierto, por qué conservaste las fotos y el msj de texto?, le pregunté. Y dijo que porque era un simple trofeo para su ego masculino y ya. Que había olvidado que eso estaba ahí y que desde que yo descubrí todo, el había decidido que jamás volvería a hacer algo tan estúpido como aquello.
Mi esposo tiene dos celulares. Como estaba tan resentida mi confianza en él, esperé un descuido y revisé el otro aparato y allí, de nuevo, encontré las fotos de todas las golfas, el msj de texto de Claudia y una nueva foto de ella, en la planta baja de su trabajo, pero de la misma secuencia y la mismas fechas...
¿Qué hacía esa mujer en tu trabajo?, le dije... No ves que me humillas? Que todos allí me conocen y tu te encuentras ahí con una prostituta? ¿y le tomas más encima una foto?
Nueva versión... Se sintió sorprendido porque aquella mujer le mandara semejante msj. Lo guardó como trofeo, pero lo ignoró. Como no respondió, ella le llamó unas horas más tarde y le dijo que estaba en la calle, frente a su trabajo...
¿Cómo supo ella de tu lugar de trabajo?- exigí. Y dijo que en el intermedio de su encuentro sexual conversaron animadamente y él le dijo a qué se dedicaba y donde trabajaba y ella le dijo que estudiaba en la universidad.
Y que tuvieron sexo dos veces en ese encuentro. ¿La besaste a ella?, le pregunté, pensando en el último reducto de su cuerpo que pensaba aún era totalmente mío y me dijo que si, pero que no recibió ni ofreció sexo oral porque "ella era un profesional y sabía exactamente lo que tenía que hacer" y que de paso tenía una "cangrejera" y que esa cualidad de ella (de apretarle el pene con los músculos vaginales y hacerle un efecto de succión, lo llevó a "niveles superiores de placer", pero aún con todo y eso, nunca más ocupó sus servicios ni la vio de nuevo hasta el día que le mandó en msj de texto, más o menos una semana después de su encuentro en el hotel. Al dejarle claro que no la vería más, le pidió una última foto y ella accedió. Fin del asunto con Claudia...
Me sentí una cucaracha y que mi desempeño amoroso con él fue poco menos que nada. Nuevamente se abrieron mis heridas. Nuevamente lo odié y me sentí partida al medio, con una parte de mi deseando perdonarlo y creer que está verdaderamente arrepentido y que aquello no volverá a pasar jamás, y la otra asqueada por haber hecho el amor con él en febrero, por haber sido débil, si era evidente que esa Claudia lo había marcado al punto de que no tuvo empacho en hacerme saber tantos detalles.
Le dije que esto era el colmo... Que yo quería divorciarme. Nuevamente estuvimos horas hablando hasta el amanecer, sin dormir ni comer... él rogando que no lo deje y yo llamándolo de pervertido para abajo, cínico, descarado, vulgar y quien sabe cuántos epítetos más.
Cuando cayó rendido en la cama, salté de nuevo a investigar y en su billetera le encontré los recortes del repertorio de las prostitutas, ajados y viejos y un chip de memoria que al revisarlo en mi laptop encontré que también allí estaban las fotos que les tomó a las rameras, el msj de Claudia y la foto en el hall de su trabajo. Si hubiesen existido 40 lugares electrónicos donde guardarlas, allí sin duda las habría encontrado.
Le conté a mis hijos lo ocurrido. Les mostré las fotos y les presenté a Claudia y cual no sería mi sorpresa que también tenía una doble cuenta en facebook, con el nombre artístico de Mary, donde se declara lesbiana y mariguanera y dice que aunque tiene relaciones con hombres a diario, eso no significa que se quiera relacionar con ellos... Triste, porque hasta un hijo tiene y una pareja... ¿Qué más les puedo decir?
Consulté mi abogado para divorciarme. Le firmé la compra del apartamento tan solo para que tenga un lugar a donde irse y salga de mi vida. Y me salí de la habitación matrimonial a otra para no torturarme más con su presencia y cercanía.
Pero la realidad en mi corazón es que yo amo y deseo a este hombre intensamente, con la misma fuerza con que le tengo asco al pensar en sus revolcadas con mujerzuelas, entregándoles a esas buenas para nada mis cotos de caza, lo que era mío y pretende ahora que lo reciba roto y mancillado, que eche tierrita al asunto y me olvide de todo, porque según él, el amor y el sexo nada tienen que ver... Que su amor por mi está intacto, que me ama y está enamorado de mi y me desea y que si funcionó sexualmente con las últimas 3 zorras fue porque contra todo riesgo, uso viagra con ellas.
Eso es para mi solo una justificación, y además la comodidad que yo le represento, porque cocino rico, soy agradable, culta, de buen humor, luchadora y su mejor amiga y no puede vivir sin mi, pero para sexo se buscó a las zorras y me dejó a mi colgada... Entonces, bajo esa premisa, yo perfectamente podría salir, revolcarme hasta tener 8 orgasmos con un amigo y regresar a casa a decirle que mi amor por él está intacto y que solo fue sexo... No sería ético...
Me siento destruida. No imagino cómo podría yo volver a estar en los brazos de un hombre que declaro haber sentido por primera vez en su vida un nivel superior de placer sexual porque la golfa tenía "cangrejera", aunque me muero de ganas de estar con él...
Mis hijos dejaron bien claro (que por cierto, son hijos de mi primer matrimonio, pero que mi esposo acogió como suyos y los terminó de criar y graduar y llenó el vacío que su padre nunca ocupó por voluntad propia) que no querían que nos divorciáramos porque sería para ellos perder a otro papá. Mi hija recomienda que lo castigue y le haga sentir todo cuanto arriesgó dejándolo sólo un tiempo y luego dejándome seducir y enamorar otra vez...
Si él, como tantos hombres, piensan que el amor y el sexo no están unidos, como lo creo yo (el sexo es la forma más íntima y excelsa de expresión del amor), está dejando una puerta abierta a la posibilidad de volver a caer en tentación y habiendo aprendido la lección se cuidará de no dejar evidencias... No quiero correr el riesgo...
Guardar el msj de texto en tanto sitios (vaya que hacer eso toma tiempo) y las fotos que le tomó a las prostitutas y haberse encontrado con Claudia en su sitio de trabajo sólo para decirle que no la vería más cuando eso pudo hacerlo vía celular cuando ella lo llamó, real y francamente dejan mucho que desear. Ese comportamiento no es coherente con el tipo arrepentido y dispuesto a olvidar a toda costa ese pasado.
Hacer el amor con él no parece ser fácil porque yo que me conozco voy a congelarme al pensar en lo que pudo sentir, o si tal o cual caricia que yo le haga se la habrían hecho las otras o si la que yo le haga será menos gratificante que las que ellas, profesionales, le habían prodigado... Esa vida con eterna duda en medio, con fantasmas de zorras a cada paso no la merezco ni yo ni èl.
Qué piensan ustedes de mi caso? Qué me aconsejan??? Saludos cordiales.
Como información preliminar, les cuento que en 2006 mi esposo fue diagnosticado con hipertensión arterial. El médico le indicó un medicamento que no sólo le causó desagradables efectos colaterales como ansiedad muy marcada e insomnio, sino que literalmente le apagó su libido sexual. Antes de eso, hacíamos el amor a diario desde que nos casamos en 2000. Enamorados como estamos, sentíamos un increíble placer juntos, disfrutábamos del sexo y de paso nos amábamos. Pero a partir de ahí, sabiendo que aquello era algo muy delicado, le insistí para que fuera de vuelta con su médico y le hablara de todos los efectos colaterales, en especial la ansiedad que le interfería con su trabajo. El estaba muy desanimado luego de eso porque su médico fue muy displicente y le insinuó que había que hacer sacrificios, como olvidarse del aspecto sexual y sin ofrecerle intentar con otro medicamento. Nuevamente le insistí para que se viera con otro médico, pero él se negó y dijo que iba a seguir con su vida tal como viniera. Jamás le exigí nada más allá de sus posibilidades; nunca le califiqué de inútil ni le presioné ni amenacé con dejarlo... Alguna vez bromee acerca de que éramos como hermanos en la cama. Hacíamos el amor a un ritmo de una o dos veces al año, pero nada más... En mi interior encontraba muy irresponsable y egoísta su actitud pues su difusión eréctil había dejado de ser su problema para convertirse en nuestro problema y se hice saber varias veces.
El año pasado, en agosto, descubrí por casualidad un msj de texto en el celular de mi esposo, evidentemente escrito por una prostituta que le solicitaba dinero prestado a cambio de un masaje griego. Cuando lo confronté, dijo que había prestado el celular a una amiga y que luego se sorprendió al descubrir el msj que ella dejó en su bandeja de salida y su doble vida, y que por esa razón lo guardó (¿?). Yo no comprendí como un hombre inteligente y profesional como él podía arriesgar tanto guardando un msj de esa naturaleza y que podía ser tan comprometedor... Tuve dudas sobre si él estaba teniendo encuentros con mujeres de la vida, pero preferí confiar en él porque nunca tuve motivos para desconfiar. 13 años de matrimonio feliz, bien avenido, con una buena comunicación entre ambos y mucha química y amor parecían ser suficiente prueba de su lealtad hacia mi.
Pero me equivoqué. Otra tarde, estando en casa por esas mismas fechas, salí a recibirlo como era costumbre y le besé en la boca y me inundó el olor a vagina (es penoso decir esto), pero no bien elaboré este pensamiento, inmediatamente me dije que eso no era posible y que tal vez él comió algún marisco o pescado que le dejó ese olor impregnado. Ni siquiera mencioné el asunto porque eso era como ofenderle. Nuevamente preferí confiar en él, porque éramos felices, pese a todo lo ya mencionado en el plano sexual.
En noviembre 27 encontré retardantes sexuales, viagra, y otras sustancias consideradas ayudas sexuales para prolongar la erección, gel para aumentar la sensibilidad del clítoris y masturbar a la pareja, preservativos, etc. Realmente no puedo describir cómo me afectó encontrar aquello en un maletín de trabajo que había comprado hacía poco. Justamente atravesaba yo por un molesto proceso de infección gastrointestinal y estaba de reposo y con tratamiento en mi casa cuando ocurrió esto. Como estaba sola en casa y decidí registrar todo. Encontré los estados de cuenta de las tarjetas de crédito donde se relacionaban pagos de hoteles y de tiendas tipo sexshop. ¿Conclusión? Estaba saliendo con alguna mujer.
Como estaba en su trabajo, lo llamé y le dije lo que había encontrado. Intentó disuadirme con una excusa absurda, de que alguien abandonó una bolsa con todos esos artículos en uno de los vehículos de su empresa y que él los guardó mientras averiguaba de quien era para devolverlos. Esperé pacientemente a que regresara al siguiente día en la mañana pues trabaja en turnos de 24 x 48 horas.
A verse ante la demoledora evidencia, aceptó valientemente su responsabilidad y me manifestó que había estado viendo prostitutas... Salté, lloré, le grité, le insulté y le exigí que me dijera toda la verdad y que me aclarara si el msj de texto que había encontrado antes era de alguna de esas mujeres.
Me respondió que si y que había hecho aquello movido por su desesperación de que no tenía erecciones y que aunque me deseaba mucho, su cuerpo no le respondía y que se sentía frustrado y avergonzado, que aquello sólo fue una simple transacción comercial con aquellas mujeres, que nunca llamó a la misma mujer dos veces, y que las dos primeras fueron un absoluto fracaso, porque nunca pudo consumar el acto sexual y si, en cambio, tuvo que pagar, incluso ser insultado a gritos por una de ellas que le molestó descubrir que no funcionaba y consideraba que la había hecho perder su tiempo.
Quise saber cuál había sido el criterio que usò para elegirlas en el repertorio, pero me cortó señalando que ellas se atribuían bondades y atributos físicos que no eran verdad, porque cuando llegaban, eran mujeres comunes y corrientes...
Tenía tanto miedo de que ya no me amara o encontrara atractiva, tanto dolor por su infidelidad, tanta frustración e ira porque había elegido la peor de las opciones y por descontarme a mi, que era su esposa, pues para resolver un problema que era nuestro acudió a mujeres de la peor ralea.
Y lo peor es que aunque algunas no permitieron que las besara en la boca, otras incluso le dieron a él sexo oral y permitieron que él les diera a ellas sexo oral. Para suavizar el impacto que a todas luces aquello me causaba, dijo que usó preservativo con todas. Yo exploté y le lancé un zapato. Pudo haber usado un preservativo, pero si puso su boca en los genitales de una golfa sin protección, pudo haber puesto mi vida y mi salud y la suya propia en peligro.
Recordé que en octubre él y yo tuvimos la única relación sexual del año 2012 y yo la consideraba hermosa y divina, como todas las que tuvimos a lo largo del matrimonio. Como los besos para mi son sagrados y tienen un gran valor y significado me complació que no besara a ninguna en la boca, pues lo hace un modo especial y sensual, pero eso no era suficiente. Sentí que no iba a seguir con él, porque la experiencia de muchas mujeres me ha mostrado que cuando los hombres son perdonados en una infidelidad, con el tiempo, eventualmente lo vuelven a hacer.
El se puso muy tenso, lloramos ambos. Yo quería irme de la casa. El pedía perdón como un niño, lleno de temor, prometiendo que aquello jamás se repetiría porque no tenía sentido arriesgar tanto. Le recriminé por no haberme oído cuando le dije para ir al cardiólogo y tratarse su hipertensión y su disfunsión y que si realmente quería hacer las cosas bien debía demostrarlo yendo al médico y yendo conmigo a la terapia de parejas. Estuvo de acuerdo y en diciembre comenzamos las consultas... Y ambos nos hicimos pruebas de VIH, Hepatitis, Sífilis y VPH y todo salió bien.
En febrero dejamos de asistir por razones económicas pasajeras. Y tuvimos una relación sexual de la cual me arrepentí no bien terminé, porque me sentí que me había fallado a mí misma, cediendo a sus pretensiones y siendo débil y pensando en todo lo que él había hecho y sentido con esas golfas, mancillándome y dañando de manera irreparable nuestra relación.
Los meses pasaron y no podía superarlo. El dejó de asistir a la terapia porque ya se había hablado lo suficiente ahí y el reconocía su error garrafal y quería ganar mi confianza nuevamente y por nada del mundo quería divorciarse. Yo en cambio seguía yendo porque me sentía atrapada en el deseo concomitante de herirlo todo el tiempo y castigarle una y otra vez. Aquello era un infierno para los dos, y él sin embargo soportaba todo estoicamente. Caí en la depresión y debí recibir tratamiento y reposo por un mes, hasta que volví a trabajar.
Empezamos planes para comprar un apartamento y mudarnos a otro más cerca a mi trabajo. Nos empezamos a ilusionar con este proyecto, pero yo seguí aferrada a que no podía superar lo que él hizo y no quise ilusionarle con la compra porque lo más probable es que yo no iría con él. Le dije de plano que se fuera solo. Por supuesto, cada vez que tocaba el tema, el no perdía oportunidad de reafirmar lo mucho que me ama y valora la familia y la relación armónica que habíamos construido en todos estos años, pero no me convencía de nada. Yo no le creía nada.
Hace apenas una semana encontré en su celular (tiene dos) unas fotos de mujeres desnudas. Hermosas y jóvenes mujeres con provocativos atuendos íntimos o desnudas, pero en locaciones que parecían habitaciones de hotel de mala muerte, en poses que no permitían ver sus rostros, excepto una. Cuando le exigí que me dijera por qué atesoraba aquellas fotos o de donde salieron, me dijo que se las pasó un amigo y que ni se acordaba que estaban ahí. Para asegurarme, yo misma las borré, pero noté que en una carpeta de archivos oculta en un intrincado menú del aparato estaba guardado el malhadado msj de la prostituta con el que toda esta historia había comenzado. Se me desgarró el pecho al pensar que había algo mucho más oscuro en todo esto y que él no había dicho toda la verdad. Se despertó el investigador en mí y como el nombre de la chica era muy raro, la busqué en las redes sociales y cual no sería mi amarga sorpresa al verla ahí en Facebook tan rozagante y reconocer a la única chica de las fotos del celular que se dejó fotografía de frente. Yo había hecho copia en mi laptop de las fotos y también me reenvié a mi misma el msj de la zorra antes de encararlo a él, para asegurarme mis evidencias. Abrí las fotos a toda pantalla y no había duda que era una de ellas.
Dudé que las fotos se la hubiera pasado su amigo. Entonces tomé con su celular una foto en mi habitación y compare los seriales de los archivos y allí supe que las fotos las tomó él a sus prostitutas. Eso no era coherente con el tipo angustiado que fue con prostitutas para reanimar su moribunda hombría... Debía haber algo más.
Entonces, lo confronté nuevamente y le hice creer que ya había conversado con la chica a través de las redes sociales, a la que llamaré Claudia y que sólo le estaba ofreciendo la oportunidad de que me fuera honesto por esta vez...
Dijo que estuvo con ella una sola vez y que luego ella intentó pedirle dinero prestado a cambio de un nuevo servicio sexual y que él se sintió amenazado y le dijo que no lo molestara más y que no estaba interesado en tener un nuevo encuentro...
¿Si eso era cierto, por qué conservaste las fotos y el msj de texto?, le pregunté. Y dijo que porque era un simple trofeo para su ego masculino y ya. Que había olvidado que eso estaba ahí y que desde que yo descubrí todo, el había decidido que jamás volvería a hacer algo tan estúpido como aquello.
Mi esposo tiene dos celulares. Como estaba tan resentida mi confianza en él, esperé un descuido y revisé el otro aparato y allí, de nuevo, encontré las fotos de todas las golfas, el msj de texto de Claudia y una nueva foto de ella, en la planta baja de su trabajo, pero de la misma secuencia y la mismas fechas...
¿Qué hacía esa mujer en tu trabajo?, le dije... No ves que me humillas? Que todos allí me conocen y tu te encuentras ahí con una prostituta? ¿y le tomas más encima una foto?
Nueva versión... Se sintió sorprendido porque aquella mujer le mandara semejante msj. Lo guardó como trofeo, pero lo ignoró. Como no respondió, ella le llamó unas horas más tarde y le dijo que estaba en la calle, frente a su trabajo...
¿Cómo supo ella de tu lugar de trabajo?- exigí. Y dijo que en el intermedio de su encuentro sexual conversaron animadamente y él le dijo a qué se dedicaba y donde trabajaba y ella le dijo que estudiaba en la universidad.
Y que tuvieron sexo dos veces en ese encuentro. ¿La besaste a ella?, le pregunté, pensando en el último reducto de su cuerpo que pensaba aún era totalmente mío y me dijo que si, pero que no recibió ni ofreció sexo oral porque "ella era un profesional y sabía exactamente lo que tenía que hacer" y que de paso tenía una "cangrejera" y que esa cualidad de ella (de apretarle el pene con los músculos vaginales y hacerle un efecto de succión, lo llevó a "niveles superiores de placer", pero aún con todo y eso, nunca más ocupó sus servicios ni la vio de nuevo hasta el día que le mandó en msj de texto, más o menos una semana después de su encuentro en el hotel. Al dejarle claro que no la vería más, le pidió una última foto y ella accedió. Fin del asunto con Claudia...
Me sentí una cucaracha y que mi desempeño amoroso con él fue poco menos que nada. Nuevamente se abrieron mis heridas. Nuevamente lo odié y me sentí partida al medio, con una parte de mi deseando perdonarlo y creer que está verdaderamente arrepentido y que aquello no volverá a pasar jamás, y la otra asqueada por haber hecho el amor con él en febrero, por haber sido débil, si era evidente que esa Claudia lo había marcado al punto de que no tuvo empacho en hacerme saber tantos detalles.
Le dije que esto era el colmo... Que yo quería divorciarme. Nuevamente estuvimos horas hablando hasta el amanecer, sin dormir ni comer... él rogando que no lo deje y yo llamándolo de pervertido para abajo, cínico, descarado, vulgar y quien sabe cuántos epítetos más.
Cuando cayó rendido en la cama, salté de nuevo a investigar y en su billetera le encontré los recortes del repertorio de las prostitutas, ajados y viejos y un chip de memoria que al revisarlo en mi laptop encontré que también allí estaban las fotos que les tomó a las rameras, el msj de Claudia y la foto en el hall de su trabajo. Si hubiesen existido 40 lugares electrónicos donde guardarlas, allí sin duda las habría encontrado.
Le conté a mis hijos lo ocurrido. Les mostré las fotos y les presenté a Claudia y cual no sería mi sorpresa que también tenía una doble cuenta en facebook, con el nombre artístico de Mary, donde se declara lesbiana y mariguanera y dice que aunque tiene relaciones con hombres a diario, eso no significa que se quiera relacionar con ellos... Triste, porque hasta un hijo tiene y una pareja... ¿Qué más les puedo decir?
Consulté mi abogado para divorciarme. Le firmé la compra del apartamento tan solo para que tenga un lugar a donde irse y salga de mi vida. Y me salí de la habitación matrimonial a otra para no torturarme más con su presencia y cercanía.
Pero la realidad en mi corazón es que yo amo y deseo a este hombre intensamente, con la misma fuerza con que le tengo asco al pensar en sus revolcadas con mujerzuelas, entregándoles a esas buenas para nada mis cotos de caza, lo que era mío y pretende ahora que lo reciba roto y mancillado, que eche tierrita al asunto y me olvide de todo, porque según él, el amor y el sexo nada tienen que ver... Que su amor por mi está intacto, que me ama y está enamorado de mi y me desea y que si funcionó sexualmente con las últimas 3 zorras fue porque contra todo riesgo, uso viagra con ellas.
Eso es para mi solo una justificación, y además la comodidad que yo le represento, porque cocino rico, soy agradable, culta, de buen humor, luchadora y su mejor amiga y no puede vivir sin mi, pero para sexo se buscó a las zorras y me dejó a mi colgada... Entonces, bajo esa premisa, yo perfectamente podría salir, revolcarme hasta tener 8 orgasmos con un amigo y regresar a casa a decirle que mi amor por él está intacto y que solo fue sexo... No sería ético...
Me siento destruida. No imagino cómo podría yo volver a estar en los brazos de un hombre que declaro haber sentido por primera vez en su vida un nivel superior de placer sexual porque la golfa tenía "cangrejera", aunque me muero de ganas de estar con él...
Mis hijos dejaron bien claro (que por cierto, son hijos de mi primer matrimonio, pero que mi esposo acogió como suyos y los terminó de criar y graduar y llenó el vacío que su padre nunca ocupó por voluntad propia) que no querían que nos divorciáramos porque sería para ellos perder a otro papá. Mi hija recomienda que lo castigue y le haga sentir todo cuanto arriesgó dejándolo sólo un tiempo y luego dejándome seducir y enamorar otra vez...
Si él, como tantos hombres, piensan que el amor y el sexo no están unidos, como lo creo yo (el sexo es la forma más íntima y excelsa de expresión del amor), está dejando una puerta abierta a la posibilidad de volver a caer en tentación y habiendo aprendido la lección se cuidará de no dejar evidencias... No quiero correr el riesgo...
Guardar el msj de texto en tanto sitios (vaya que hacer eso toma tiempo) y las fotos que le tomó a las prostitutas y haberse encontrado con Claudia en su sitio de trabajo sólo para decirle que no la vería más cuando eso pudo hacerlo vía celular cuando ella lo llamó, real y francamente dejan mucho que desear. Ese comportamiento no es coherente con el tipo arrepentido y dispuesto a olvidar a toda costa ese pasado.
Hacer el amor con él no parece ser fácil porque yo que me conozco voy a congelarme al pensar en lo que pudo sentir, o si tal o cual caricia que yo le haga se la habrían hecho las otras o si la que yo le haga será menos gratificante que las que ellas, profesionales, le habían prodigado... Esa vida con eterna duda en medio, con fantasmas de zorras a cada paso no la merezco ni yo ni èl.
Qué piensan ustedes de mi caso? Qué me aconsejan??? Saludos cordiales.